Uno nació en Biel, Suiza, en 1.878. El otro en Rheydt, Alemania, en 1.897. Uno se fue a vivir con su hermano a Berlín antes de terminar la escuela y allí trabajó en una oficina mientras escribía poesía. Nunca dejó de ser pobre. El otro, pobre también, mientras escribía obras de teatro consiguió terminar sus estudios y que lo llamaran Doctor. Ambos amaban la literatura. Uno se internó voluntariamente en la década del veinte y nunca más volvió a vivir afuera hasta su muerte en el neuropsiquiátrico de Herisau, el 25 de diciembre 1.956. El otro empezó a rodearse de locos a partir de la década del veinte y nunca se apartó de ellos hasta su muerte el 1º de mayo de 1.945. Los editores jamás los tuvieron en cuenta y los despreciaron. Uno adquirió notoriedad póstumamente y a su pesar, ya que “lo que para otros es lo máximo, para mí es lo mínimo” Simplemente deseaba que nadie lo viera. Apareció muerto en la nieve de un día de Navidad y escribió cosas como esta: “los ojos transmiten ideas, por eso los cierro de vez en cuando, a fin de no verme obligado a pensar”
El otro deseaba ser visto, escuchado y respetado por las masas. Lo consiguió, a un precio inconmensurable. Se suicidó junto a su familia un día de los trabajadores y su cuerpo apareció calcinado. L
Uno se llamó Robert Walser y es tal vez el máximo escritor de Suiza, admirado por Kafka. El otro se llamó Paul Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda del Tercer Reich y es tal vez el mayor demagogo del siglo XX. Los microgramas de uno y la biografía del otro llegaron a mí el mismo día y por la misma mano. Y me resultó muy curioso que llegaran juntos. Por eso ordené sus caos arbitrariamente. Como corresponde ordenar cualquier cosa.
12 comentarios:
Muy instructivo.
A los lectores les toca esa extraña y maravillosa tarea de ordenar este tipo de acervos hereditarios.
La máxima de Goebbels, cuántas fronteras de espacio y tiempo ha trascendido, tristemente...
Beso, Marce.
SIL
No hay salida arbitraria. El caos es, en su propia utopía, la posibilidad máxima de desorganización, por lo tanto un paso menos de desorden ya no es caos. Solo desde esa perspectiva ya estamos en terreno del orden, si además alguien termina leyendo más sobre Walser o sobre Goebbels, lejos de ser caos ya es para una medalla.
Salgo a buscar material sobre el ministro, muchas gracias por la recomendación.
D.
Hacía tiempo que no venía por aquí...
Que gran post. Enorme.
Cada vez estoy más convencido de que Goebbels dejó miles de nietos ilegítimos que hoy trabajan de jefes de redacción en diarios de renombre o emisoras de TV. Creo que debe de haber varios en Fox News.
Un abrazo fuerte, Marce.
PD..la música del blog es maravillosa
La regla general es la vida, precisamente el caos, eso de la muerte subjetiva es una eventualidad.
http://enfugayremolino.blogspot.com
Las letras, como la vida ,surgen de un continuo estado de desequilibrio, crecen en la entropía, se reproducen en el desorden y el caos.
El equilibrio, como el orden, sólo se alcanza con la muerte. Y con el silencio, suicidio de la palabra.
Desestabilizadora esa mano que juntó los microgramas de Walser y la biografía de Goebbels. Perturbadora su lectura.
Y seductora su escritura, como el caos.
No he leído de ellos- Creo que es momento.
Como alguien te dice más arriba, eres un genio ordenando el caos. Muchos besotes, M.
Cada tapa de Clarinete que leo me recuerda que Goebbels es uno de los pensadores más influyentes del siglo XX y que más seguidores tiene en la actualidad.
No sabía que había escrito teatro. Casualidades, Héctor Levy Daniel escribió una obra de teatro -"Las mujeres de los nazis"- que ví hace un par de años donde una de las protagonistas es Magda Goebbels.
A Walser lo acabo de conocer acá.
Gracias.
Arbitrariamente, sí señor.
Gracias por darme de aprender :)
Me gusta mucho tu blog. Y la música!!
Un placer realmente.
Voy a quedarme cerca para leer, aprender, y escuchar buena música.
Un saludo.
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