A mí me gustan los demonios sentimentales. Si me acompañas, te los muestro. ¡No temas! A ellos el mal no les interesa tanto, sea por pereza, sea por falta de convicción. Porque tienen el corazón en otra parte. ¿Vamos?
“El viaje de los Siete Demonios” de Manuel Mujica Lainez
El Diablo ha convocado a los siete demonios, cada uno de ellos hegemoniza un pecado capital: Lucifer, la soberbia; Satanás, la ira; Mammón, la avaricia, Asmodeo, la lujuria; Belcebú, la gula; Leviatán, la envidia y Belfegor, la pereza.
"Al fin y al cabo -dijo Belcebú-, el mundo de los humanos es hermoso. Un mundo de tías y parientes, de versos y esculturas, de cocinas, de calor. A veces me oprime la nostalgia de ser humano.
- Porque no lo es- le contestó Leviatán, jugando con el abanico de encajes de Asmodeo. Su Excelencia ha sido ángel y es demonio. No puede quejarse de su carrera. Es inmortal...inmortal para siempre, no como los académicos, que son lo más próximo a los inmortales que inventó la flaca imaginación del hombre. Toda esta gente que nos rodea y que simula divertirse, vive bajo la angustia de su mortalidad. La Muerte es la reina de La Vida. Y Su Excelencia encara al mundo superficialmente: en él hay más sombras que luces"
Me pregunto si al glotón Belcebú lo habrá convencido el razonamiento de Leviatán… ¡deseo que no!
"Letanías de Satán" de Charles Baudelaire
Nadie como un poeta maldito para encontrar este demoníaco costado sentimental que tanto me gusta:
“Oh tú, el angel más bello y asimismo el más sabio
Dios privado de suerte y ayuno de alabanzas,
¡oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
…
Tú, que incluso al leproso y a los parias más bajos
Sólo por amor muestras el gusto del Edén
¡oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
…
Oh Tú, que de la Muerte, tu vieja y firme amante,
Engendras la Esperanza – ¡esa adorable loca!
¡oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
…
Oración
Gloria y loor a ti, Satán, en las alturas
Del cielo donde reinas y en las profundidades
Del infierno en que sueñas, vencido y silencioso.
Haz que mi alma, bajo el Arbol de la Ciencia,
Cerca de ti repose, cuando, sobre tu frente,
Como una Iglesia nueva sus ramajes se expandan”
“La Hora del Diablo” de Fernando Pessoa
Pero de todos estos diablos sentimentales, al que más quiero es al de Pessoa:
“La música, la luz de la luna y los sueños son mis armas mágicas. Mas por música no debe entenderse sólo aquella que se toca, sino también aquella que queda eternamente por tocar. Y por luz de luna no debe suponerse que se habla sólo de lo que viene de la luna y torna los árboles en grandes perfiles; hay otra luz de luna, que ni el propio sol excluye, y oscurece en pleno día lo que las cosas fingen ser. Sólo los sueños son siempre lo que son. Es el lado de nosotros en que nacemos y en que somos siempre naturales y nuestros”
“Tenéis la ventaja de ser hombres, y creo a veces, desde el fondo de mi cansancio de todos los abismos, que más vale la calma y la paz de una noche de la familia junto al hogar que toda esta metafísica de los misterios a que nosotros, los dioses y los ángeles, estamos condenados por sustancia. Cuando, a veces, me inclino sobre el mundo, veo a lo lejos, yéndose del puerto o volviendo a él, las velas de los barcos de los pescadores, y mi corazón siente añoranzas imaginarias de la tierra donde nunca estuve. Felices los que duermen, en su vida animal: un sistema peculiar de alma, velado de poesía e ilustrado por palabras”
Pero… ¡cuidado! Que no todos los demonios son sentimentales ni todos los sentimentales serán bien recibidos en el infierno:
“Guirnalda con amores” de Adolfo Bioy Casares
“Los demonios me contaron que hay un infierno para los sentimentales y los pedantes. Ahí los abandonan en un interminable palacio, más vacío que lleno, y sin ventanas. Los condenados lo recorren como si buscaran algo y, ya se sabe, al rato empiezan a decir que el mayor tormento consiste en no participar de la visión de Dios, que el dolor moral es más vivo que el físico, etcétera. Entonces los demonios los echan al mar de fuego, de donde nadie los sacará nunca”
De todas formas y aunque suene pedante, no temo. Prefiero pensar con Borges que “El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto”
Creo que Don Jorge Luis acertó una vez más. Al fin y al cabo, sólo en un universo un poco más proporcionado que el nuestro, estos demonios sentimentales que tanto me gustan podrían visitarme en casa más a menudo sin temer anacrónicos vade retros…
Están golpeando mi puerta. Otro día continúo esta crónica. Qué raro, ¡no esperaba más visitas! ¿te quedas?