miércoles, 28 de abril de 2010

¿La Menor Idea abducida por extraterrestres?



REUTER/ASSOCIATED PRESS/EFE/TELAM/RADIO LA COLIFATA/FRANCE PRESSE/AGENCIA INFORMATIVA CATOLICA/BLOOMBERG

Buenos Aires. Algo extraño sucede con el blog La Menor Idea: Un equipo periodístico del prestigioso medio argentino desapareció luego de informar el último paradero de Zelig García (músico de rock)
Como si fuera una película de terror, advertido del extraño suceso, el mismísimo Zar de dicho multimedio, Marcelo Suárez De Luna, fue a buscar a su equipo al grito casi en clave psicosexual, de “si tocan a uno de los míos me tocan a mí”. Y corrió la misma suerte.
Como nadie respondía llamado alguno en el Palacio Recúpero, sede provisoria de dicho emporio cultural que de la nada construyó Sire Suárez (y a la nada volverá) los bomberos forzaron la puerta y se encontraron con una carta firmada por el portero de La Menor Idea que dice textualmente:

“Primero mandaron al equipo periodístico a entrevistar a Zelig García y no regresó. Pero no me preocupé, porque mi trabajo no es el de hacer reportajes.
Después mandaron al Presidente del blog a buscar a su equipo periodístico y tampoco volvió. Pero no me preocupé, porque es un idiota que paga sueldos miserables.
Ahora me encargaron ir a buscarlos a todos y traerlos sanos y salvos y me preocupé. Pero ya es demasiado tarde”

Unas manchas rojas acompañan el pulso trémulo del portero y las mismas están siendo analizadas en el Laboratorio de la Policía Federal.
El Comisario a cargo de la investigación, Jorge “Fino” Castillo, en un extraño homenaje al esfumado blog, declaró:

“No tengo la menor idea de donde se metieron esta manga de locos, del primero al último. Para mí, se escaparon para no pagar sus deudas”

Sin embargo, el mentalista Boris Quijano Lew, arriesgó una hipótesis más inquietante:
“Todos fueron abducidos por los extraterrestres de Solaris, un planeta que está lejísimos de la tierra, como mínimo a 950 kilómetros, por arriesgar una cifra ligeramente menor a infinito. Y si es así no vuelven nunca más”

Seguiremos informando, mientras subsista este vacío informativo mundial. En cuanto haya una nueva guerra o Papá Ratzinger formule otra simpática declaración, nos olvidamos de este asunto inmediatamente.…

Entre tanto, si aquí no ve nuevas actualizaciones, no se preocupe demasiado estimado lector, que tampoco le hemos perdido el paso a Messi, Suazo o al Niño Torres. A lo sumo, consulte con su brujo amigo a ver si nos da una mano en la búsqueda!

lunes, 26 de abril de 2010

El regreso de La Momia del Rock

Es verdad. La Menor Idea lo tenía completamente olvidado. Pero resulta que hay un club de fans que nos obliga, nos compele a escribir sobre él. Incluso nos ha ofrecido dinero para hacerlo y bueno, el mundo blog es gratuito pero el mundo real no, entonces hemos decidido escribir a pedido para afrontar deudas cuantiosas.
Un equipo de La Menor Idea fue hasta González Catán a buscar el chori bar de Zelig García, músico de rock. ¿Lo recuerdan? El tipo tocó con todos. Y cuando decimos con todos, es con todos. Por eso resulta más fácil decir con quienes no tocó que con quienes sí.
No tocó con Litto Nebbia porque lo sentía una traición a Tanguito. Tampoco tocó con Phil Collins porque Génesis sin Peter Gabriel no existía. Después, tocó con todos: Phil Trafa, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Joan Baez, Zamba Quipildor, Los Shakers, Sabú, Gigliola Cinquetti, Ian Anderson, Pedrito Rico, Pampa Yakuza, Sinatra, Kapanga, Ardit, Perales, Beto Orlando, Mark Knopfler, Bajo tierra, Aldo Monges, Gladys, Ozzy…podríamos seguir “ad infinitum” pero no es la idea.
Hay quien dice que los Beatles se separaron por su culpa, no por la de Yoko: Lennon lo quería poner en lugar del muñecas fracturadas Ringo Starr, que golpeaba los parches como si estuviera entalcando un bebé. Pero Paul no quiso saber nada…

Llegamos al chori bar regenteado por esta leyenda del rock y está abandonado. Catán de noche es bravo y parece que Zelig fue asaltado. Por suerte los ladrones habían comido unos de sus legendarios chorizos antes del atraco, y al irse corriendo una patada (al hígado) los mató quince metros más adelante. Pero eso fue la gota que colmó el tetra y Zelig cerró. Tomó sus petates (batería, bajo, guitarra y sintetizador, sus instrumentos de cabecera) y se fue. Hendrix, su hijo, ya lo había abandonado, convocado por Led Zeppelin para reemplazar al Bonzo, aunque finalmente no se puso de acuerdo con la plata y no agarró.
¿Dónde está Zelig García? La Menor Idea es el único medio nacional e internacional que sabe donde está una gloria del rock, que por la edad que le calculamos, ya es casi casi una momia. Y pensar que hay odiosos que dudan de su existencia. No sabemos si existió Shakespeare, pero Zelig, sí.
Próximamente sabrás, querido lector, adonde, en qué lugar insólito encontramos a Zelig García. La momia del Rock



Un momento cumbre en la carrera de Zelig: Septiembre de 1.975, dándoles una mano con la percusión a Nito y a Charly en Adiós Sui Géneris. Lo de darles una mano es literal, porque tenía el meñique izquierdo fracturado y sólo tocó con la derecha.

sábado, 24 de abril de 2010

Marceleces (VI)

Duda cartesiana
¿Qué estará haciendo el empleado/dueño de una inmobiliaria cualquiera en su computadora? Paso caminando por el frente del local y veo al tipo serio y concentrado en el ordenador y no habría nada qué decir al respecto. Pero la sospecha persiste. Para mí no está redactando un contrato de locación ni el boleto de compraventa de un terreno. Ni siquiera se está enterando de la economía griega. Estoy convencido que el tipo está jugando al póker las diez horas que está metido ahí adentro.
¿Usted qué opina?


Certeza
Pasará el Soho, pasará Hollywood. El que no pasará es Palermo, porque es tan eterno "como el agua y el aire"

Matemos al santo buchón
¡Muerte a San Valentín!
Confidente de Dios que suele contar el dinero adelante de los pobres.


Más de cinco por día da calambres
Controle la cantidad de blogs que visita diariamente, y no supere la fatídica suma de cinco por día

(Su profesional de confianza)

¿A Ud. le pasa lo mismo que a mí?
Ud. Está en el restaurante, ya se sentó y hubo algo que no le gustó: el ambiente, los precios o el menú. Y Ud. ejerce el legítimo derecho de retirarse sin consumir nada. Sabe que es un acto inteligente, civilizado y acorde a estos tiempos en que somos consumidores antes que otra cosa. Y entonces… ¿por qué huye del lugar tratando de que no se den cuenta el mozo, el dueño y los demás comensales, a paso ligero, intentando no perder la elegancia pero casi casi, como si fuera un ladrón? ¿eh?

Observación callejera
Peligroso como ciego con apuro (lo descubrí esta mañana en la Av. Santa Fe)

Inexplicables 1
¿No es un milagro que Sabina, Maradona y Charly García sigan vivos? (puede ampliar la lista con su survivor preferido)


Inexplicables 2
¿Por qué el chino nunca atiende la verdulería de su autoservicio?

Inexplicables 3
Si Judas vendió a Cristo por treinta monedas y Pedro negó a Cristo tres veces, ¿por qué uno terminó suicidándose y el otro terminó como Jefe de la Iglesia?

Duda cartesiana (2)
Cuando llegan las Marceleces a la Menor Idea, es porque al autor no se le cae una ídem?

Ultima investigación de la Universidad de Minessota
El Dr. Jonathan Cristaldo, vice jefe del departamento experimental de dicha Casa de Estudios, ha podido comprobar empíricamente que el 105% de los blogueros que sufren de crisis creativa, falta de ánimo literario, orfandad de inspiración y/o apatía, en lugar de abrevar en libros o salir a caminar a la espera del retorno de las musas, optan por seleccionar una plantilla nueva o cambiar los colores de su blog.







miércoles, 21 de abril de 2010

Dos entierros prematuros





Tiempo atrás leía en “El Escarabajo”, de Manuel Mujica Lainez, la terrible historia de una florentina medieval:

“Los mozuelos salmodiaban a dos voces la extraña historia de Ginevra degli Almieri, la que poco después de su boda con el hombre a quien no amaba, fue enterrada viva, pues la creían muerta por la peste; la que tornó a abrir los ojos, abandonó la soledad y el espanto del sepulcro, acudió a las casas de su esposo y de su madre, que la rechazaron, suponiéndola un espectro; la que por fin buscó refugio en el hombre a cuyo amor y matrimonio su familia se había opuesto, el cual la reconoció, le brindó amparo y ternura, y la ganó por mujer legítima, cuando su madre y esposo repudiantes se presentaron para reclamarla ante el propio Obispo”

El último domingo se me dio por revisitar el cuento de Poe que refiere esto: “En el año 1.810 hubo en Francia un caso de inhumación prematura, rodeado de circunstancias que justifican ampliamente el aserto de que la verdad es más extraña que la ficción. La heroína de la historia era mademoiselle Victorine Lafourcade, una joven de ilustre familia, rica y de gran belleza. Entre sus numerosos cortejantes se contaba Julien Bossuet, un pobre littérateur o periodista de París. Su talento y afabilidad general lo habían señalado a la atención de la heredera, quien parecía haberse enamorado realmente de él, pero su orgullo de casta la decidió, por último, a rechazarlo y a casarse con un tal monsiueur Renelle, banquero y diplomático de cierta distinción. Después del matrimonio, este caballero descuidó a su mujer y quizá llegó a maltratarla de hecho. Después de pasar juntos algunos años desdichados, ella murió; por lo menos, su estado semejaba tanto la muerte que engañó a todos quienes la vieron. Fue inhumada no en una bóveda, sino en una tumba común, en su aldea natal. Lleno de desesperación, y todavía inflamado por el recuerdo de su profundo cariño, el enamorado viaja de la capital a la remota provincia donde se encuentra la aldea, con el propósito romántico de desenterrar el cuerpo y apoderarse de sus exuberantes trenzas. Llega a la tumba. A medianoche desentierra el ataúd, lo destapa y, en el momento de desprender el cabello, lo detienen los ojos de la amada, que se abren. La mujer había sido enterrada viva. La vitalidad no había desaparecido del todo, y las caricias del enamorado la despertaron del letargo que fuera equivocadamente tomado por muerte. El joven la llevó frenético a su alojamiento en la aldea. Empleó ciertos poderosos reconstituyentes aconsejados por no pocos conocimientos médicos. Al fin, ella revivió. Reconoció a su salvador. Permaneció con él hasta que, lenta y gradualmente, recobró toda su salud. Su corazón no era empedernido, y esta última lección de amor bastó para ablandarlo. Lo entregó a Bossuet. No volvió más junto a su marido; ocultando su resurrección, huyó con su amante a América. Veinte años después, los dos regresaron a Francia, persuadidos de que el tiempo había cambiado tanto la apariencia de la señora que sus amigos no podrían reconocerla. Pero se equivocaron, pues al primer encuentro monsieur Renelle reconoció, efectivamente a su mujer y la reclamó. Ella rechazó el reclamo y el tribunal la apoyó, resolviendo que las peculiares circunstancias, junto con el largo lapso transcurrido, habían abolido, no sólo desde el punto de vista de la equidad, sino legalmente la autoridad del marido”
(Edgar Allan Poe, “El entierro prematuro”)

Asocié ambas historias inmediatamente. Lo primero que pensé es si Poe no habría inventado a mademoiselle Lafourcade, porque su entierro prematuro se parece al de Ginevra: hay un matrimonio infeliz; un tercero, enamorado e inicialmente dejado a un lado; un marido que reclama la propiedad de su esposa; y la justicia (de Dios o de los hombres) que sorpresivamente falla en contra de la continuidad de una institución pilar de la civilización como es el matrimonio.
Busqué en Internet la conexión entre ambas heroínas, separadas por cuatrocientos años de historia, y nada encontré. Solicité la ayuda del científico de Río Cuarto, Dr. Herman Burmeister (políglota y dueño de un corpus de conocimiento que me ha resuelto más de una duda que supo desvelarme) Por las fuentes consultadas descubrimos que la historia de Victorine únicamente aparece en el cuento de Poe. Del mismo modo Bossuet, el littérateur, o Renelle, el malvado banquero, sólo parecen vivir en el relato del bostoniano inmortal.
La doble duda me mortifica: si Ginevra y Victorine fueran los dos nombres de una misma historia, decenas de estudiosos ya lo habrían advertido antes que un tipo leyendo al sol una tarde de domingo del año 2.010. Pero en el caso contrario, ¡debería haber alguna referencia histórica comprobable sobre un suceso estremecedor ocurrido en Francia hace apenas doscientos años!
Me agrada pensar que la literatura falsea hechos reales, pero también hechos falsos. Tal vez existió Victorine y no Ginevra, cuya historia se ubica a fines del lejano siglo 14. Quizás no existió ninguna, o por qué no creer que existieron ambas.
Pero la hipótesis que más me gusta es esta: Poe conoce la historia real de Ginevra y decide reescribirla, aunque la use sólo como un antecedente que refiere su narrador. En su versión le da un papel más importante a monsieur Bossuet, que no acepta pasivamente la muerte de su amada como Rondinelli, el enamorado de la florentina. Y así, libra a Victorine del oprobio de ser rechazada en su casa y también en la de sus padres, confundida con un espectro. Este enamorado que va al cementerio a medianoche, desentierra el ataúd y lo destapa para llevarse un recuerdo de su amada; al verla con vida la rescata, la cura y luego cruza el océano con y por ella ¿no es acaso más poético que aquel oscuro signore italiano que apenas le abrió la puerta de su casa a una mujer desesperada?







sábado, 17 de abril de 2010

Un problema en Bolívar

A pedido del público (???) vuelve el segmento denominado Teatro Breve para Lectores Cansados de la mano del profesional todo terreno y "Un problema en Bolívar"
Nuestro abogado de confianza está extenuado, ya que es la última hora del viernes y ha tenido una semana atroz. Apenas tiene fuerza para pensar, mucha menos para hablar por teléfono. Mientras liquida unos asuntos lo llama su hermano desde la bonaerense localidad de Bolívar. De visita por esa ciudad, un control vehicular lo sorprende con un examen de alcoholemia dudoso y..mejor escuchar lo que sucede.
Por supuesto, detrás de todo profesional hay una gran secretaria, en este caso Laurita, y detrás de Laurita emerge una vez más la figura suicida del inefable Pérez Estevanez. La traducción de algunos giros idiomáticos estarán en los comentarios. Con ustedes, los intérpretes!

jueves, 15 de abril de 2010

Los dientes

Parecen tan obvios
Como el sol
Pero un día a lo mejor se van
Hay quien los deja en un vaso por las noches
Reposo de muñeca inflable
¡Oh, dientes!
¿Serán vegetarianos o carnívoros?
No lo sé
Sólo sé que además de servirnos
para comer
Me dejan un beso en el alma
Cuando –por ejemplo-
te veo sonreír.


miércoles, 14 de abril de 2010

El hombre mediocre

Definitivamente, ese hombre de gris empapado por la lluvia (incluso, especialmente sus anteojos) que leía “El Hombre mediocre” en el subte repleto de oficinistas, era la viva imagen de un hombre mediocre.
La naturaleza imita al arte, me acordé de Don Oscar. Sin embargo, al comprar ese libro, este hombre mediocre dejó de serlo un poco. Eso pensaba yo mientras lo observaba detrás de la marea sudorosa que inundaba el metro. Súbitamente me puse en guardia. Es que el hombre mediocre que leía “El hombre mediocre” me descubrió, y me sonreía detrás de sus gafas llenas de agua. Me pregunté por qué me miraba y se reía. Tal vez por mi piloto tan gris y empapado como el de él y por mis ojos fijados en su libro, pensó que estaba frente a un par. Seguro que tiene razón.

domingo, 11 de abril de 2010

Un homenaje a Quinquela

Ya hemos hablado del barrio de La Boca y su pintor, Benito Quinquela Martín. Esta mañana se inauguró un monumento en su memoria, y La Menor Idea estuvo ahí registrando el momento y hablando con un testigo muy especial, el Capitán Recúpero, padre de Francis Oliverio (mi padre)
¿Me acompañan?









sábado, 10 de abril de 2010

Un Cuento de Navidad


¿Pero qué ocurre en La Menor Idea? ¡Estamos en abril! Lo que tengo para contarles es un Cuento de Navidad. Sólo le falta la nieve y Dickens. Uno de los tantos defectos que tiene este blog es que, pese a los esfuerzos de su administrador, nunca se sabe cuando habla en serio y cuando está bromeando. Cuándo una cosa ocurrió y cuándo es inventada. Lo que voy a contarles no sólo que ocurrió, sino que sucedió hace unas horas.

Venía caminando por la avenida Santa Fe rumbo a mi casa, y en la entrada cerrada de un banco ví a un hombre con una niña grande dormida en sus brazos. La situación no parecía la de un mendigo "profesional"
El señor era humilde pero estaba prolijamente vestido y la nena (de unos 7 u 8 años) también. Todo el mundo notaba que el cuadro no era común, pero es viernes y casita nos espera.
Yo me detuve. Me jacto de pocas cosas en la vida, una es la de conocer bastante bien a los personajes que viven de la calle. Y había algo fuera de lo común en esta escena: el hombre estaba casi de espaldas a los transeúntes, de manera que si lo que buscaba era dinero, no había forma de dárselo. La niña era muy grande para inspirar lástima, tenía mínimo ocho años. Un bolso completaba el cuadro.
Como justo ahí había una parada de colectivos, me tomé todo el tiempo del mundo para observarlos disimuladamente. Como buen porteño, soy desconfiado. La escena era inmutable. El hombre estaba preocupado mientras velaba el sueño de su hija. Un buen rato después me acerqué -despacito para no asustarlo- y le pregunté qué le pasaba. Me dijo que era tucumano, que todos los meses vienen con la señora al Hospital de Niños porque tienen un chiquito enfermo y deben tratarlo, y esta vez la internación superó la duración habitual. Por eso se les terminó el dinero para la pensión y estaban en la calle. La esposa permanecía en el hospital junto al niño y ellos no tenían adonde ir. Les pedí nombres y apellidos y me los dio. La ubicación del chiquito también. El hombre quería trabajar de cualquier cosa pero, ¿quién podría tomarlo a miles de kilómetros de su hogar?
Desesperado ya había ido a la Casa de la Provincia de Tucumán y lo único que le ofrecieron es acelerar ciertos trámites. De ahí se fue al Congreso a tratar de hablar con legisladores tucumanos y los “Representantes del Pueblo de Tucumán” ni siquiera lo dejaron entrar. Yo ya creía la historia pero seguí chequeando por desconfiado. Llamé al Hospital y verificaron que un niño con el nombre que les dí estaba internado.
Mientras arreglaba momentáneamente el asunto, pensé en una amiga que trabajó en Minoridad. En menos que canta un gallo consiguió –con la colaboración de otra buena amiga de esta casa- un hotel para la familia y tal vez alguna cosa más.
Ya me había ido del lugar cuando llamé al Hospital y hablé con la madre del chico. El esposo le había contado de mí y con una mezcla de timidez y sorpresa tomó nota del hotel, de las novedades, del alivio.
Tal vez no debería contar mis méritos si no cuento mis pecados. Pero no son tales (los méritos) En todo caso, me gustó haber dejado de ser Cronista para ser Protagonista. Sólo ví algo e hice la llamada justa.
¡No le echemos la culpa al gobierno de todo! Y nosotros, ¿qué hacemos? Sólo miré con atención, ese fue el “mérito”. Del resto se ocuparon algunos ángeles de la guarda que no quisiera mencionar porque trabajan con reserva de nombre. Encima de aguantarme un viernes a las 9 de la noche, en silencio consiguen que una familia duerma bajo techo y tenga un baño.
Si esto no es un cuento de Navidad, se le parece bastante ¿no?
Aprovecho la oportunidad para desearles feliz navidad a Cristina y a Miralunas. Es que el tiempo vuela y fin de año está a la vuelta de la esquina.

Si le hago un bien a alguien que lo necesita, no lo salvo. Es él quien me salva a mí, porque me hace mejor. Me justifica. Me salva una y mil veces de la desidia, del no se puede, del individualismo. ¡La miseria impera en los hogares repletos de comida y cerrados con llave!

jueves, 8 de abril de 2010

El 6

Me pasa todos los jueves. Llego a casa bien tarde y rendido de jugar al fútbol (el cuerpo ya no es el mismo después de los treinta, mucho menos después de los cuarenta); también un poco bebido por la cerveza del final. No sé por qué invariablemente marco el piso 6º en el ascensor en lugar del 7º, que es donde está mi departamento.
Nunca me pasa otro día ni a otra hora, y siempre me doy cuenta luego de girar a la izquierda y buscar la puerta del fondo. Dudo un segundo antes de colocar la llave, y al advertir el error me asusto de pensar en la reacción de quien pudiera estar del otro lado. A esa puerta se le cayó el número, como a la mía. Creo que en ese instante postrero dudo por la lobreguez del pasillo, pero es el mismo edificio y todos los pisos naturalmente son iguales.
Hoy, por suerte, no me pasó. En realidad no recuerdo bien cómo fue, porque ganamos y llegué borracho. Ahora que me acosté y todo me da vueltas, tengo la impresión de que alguien me está observando; más de una persona en realidad. Me quiero levantar y no puedo. Trato de ordenarme un poco, ya no estoy seguro del piso en que bajé. Como en sueños pregunto si estoy en el séptimo piso y alguien me dice que no.

-Está en el piso 6, caballero…

La duda me sube del estómago. Antes de preguntarle adivino la respuesta.

- El número de departamento? El 66, claro…

lunes, 5 de abril de 2010

Los otros, el mismo

Si existiese la máquina del tiempo, me gustaría ir a dos lugares y dos momentos que en realidad son uno solo: Cambridge, febrero de 1.969, y Ginebra, 1.918.
En ambos lugares me esperan dos Borges a punto de charlar entre sí en un banco frente al río Charles (o Ródano, según cual sea el Borges que lo recuerde o sueñe)
Y así presenciar con aire distraído el increíble encuentro de dos personas que son una y se llevan cincuenta años de edad. Hombres que justamente porque son distintos pero a la vez uno no pueden mentirse, lo cual “hace difícil el diálogo”
Un Borges hablará de su pasado y el otro de su presente, receloso. Ambos se darán noticias de sus padres y charlarán de literatura. El mayor sentirá por sí mismo, de joven, una ternura paternal.
Quisiera saber si solamente el viejo Borges describió este encuentro, o también lo hizo el joven y luego lo destruyó, temeroso.

Pensándolo bien, tal vez no haga falta viajar por el tiempo y por el espacio. Quizás con sentarme a la vera de un río cualquiera pueda encontrarme con dos hombres hablando de Dostoievsky y de batallas, de oprimidos y de parias, y si les pregunto sus nombres, ambos me den idéntica respuesta.


La conversación podría estar ocurriendo ahora mismo, mientras esto escribo.


Relato basado en el cuento "El otro" de Jorge Luis Borges

sábado, 3 de abril de 2010

Ases en la manga

Me gustan las personas
que sorprenden

La naif que encubre una perra

El cantante de las teen
que se asume gay

El obrero culto y silencioso

El muchacho millonario de izquierda

El ogro que llora en el cine


Los abducidos que no advertimos por la calle

Los escondedores en general

que no son traidores, tramposos

o delincuentes

Me encanta mi tía (la monja retirada)
yendo al bingo

Le pregunto falsamente preocupado
-Le gustará a Dios que vayas al bingo, tía?
-No sobrino, no debe gustarle


Me gusta que me digas semejante barbaridad
con tu cara de Princesa


Quienes ven hipocresía en estos actos
Son hipócritas

Yo veo simplemente
ases escondidos en la manga

O para decirlo más simple
Pura humanidad.

viernes, 2 de abril de 2010

Un pensamiento posible de Cagliostro

Saint Germain ha convencido a muchos diciendo que tiene el elixir de la vida eterna. Y como ocurre desde que el hombre es hombre, es falso.
¡Mago mentiroso! No sabe que si el milagro fuera cierto estaría perdido para siempre. No hay desgracia mayor para un hombre que no morir jamás. Pero claro, eso lo saben a ciencia cierta únicamente los inmortales y lo sospechamos algunos desengañados.
¡No me desanimo! Aunque El Mago nunca creerá en mi talento, estoy a punto de descubrir la manera de convertir metales innobles en oro. Al menos, eso creen muchos. Y si ellos imaginan eso de mí, ¿por qué no habré de creerlo yo también?

Sólo debo cuidarme de los charlatanes de Roma y sus esbirros. Se mofan de mí porque me hago llamar conde.
¡Ellos, que dicen ser los representantes de Dios y al trabajo de sus torturadores le llaman el Santo Oficio!

Bitacoras.com