sábado, 29 de agosto de 2020

ACERCA DE UN LIBRO

Hace unos días que venía pensando en don Ernesto Sabato. Siempre me resultó curioso que estuviera fuera del canon literario oficial. Que algunas personas que leen mucho y bien no lo consideren un escritor importante. A mí me gustaron varios de los libros que leí de él: Sobre héroes y tumbas, Hombres y engranajes, Uno y el universo, El Túnel. Parece que tenía algunos rasgos de carácter que no caían bien en ese mundillo, más sus ideas políticas. No hay caso, escritor que abre la boca en ese sentido (o artista en general) empieza a coleccionar detractores, pero no sólo de sus ideas (muchas veces contradictorias, como le pasa a cualquiera) sino también de su obra. Me molesta que le pase a Borges y me molesta que le pase a Sabato, aunque pensaran distinto. Lo más loco es que autores como Thomas Mann, Graham Greene o Albert Camus han tenido comentarios elogiosos hacia don Ernesto. Lo cierto es que cuando era un muchacho conseguí un ejemplar usado de “Sobre héroes y tumbas” y me pareció una novela maravillosa. Tengo algunos recuerdos de su argumento: Alejandra, el Parque Lezama, el Informe sobre ciegos. Hace unos días venía pensando qué pasó con aquel Héroes y tumbas porque en mi biblioteca no está. Tengo la vaga idea de habérselo prestado a una novia. En realidad, siempre que me falta un libro pienso que se lo presté a una novia, generalmente lejana y difusa, y en parte es verdad, porque mis amigos mayormente han sido unos atorrantes del fútbol y los asados y la política, no tanto de los libros. Además, es más lindo prestarle libros a una novia. Ese momento de comunión de autores, mirá este, uh qué bueno que te guste aquel!, te lo presto, vos dame ese…se empiezan a dibujar gustos comunes y la ilusión de que es posible algo que no se sabe todavía adónde va. Tampoco sé adónde fue don Ernesto con su novela, pero se fue. No me gusta la literatura de autoayuda. Sé que para mucha gente es útil, pero en general creo que quien más se autoayuda con esos libros son sus autores. Así y todo una vez que andaba más o menos me prestaron uno llamado “La ley de la atracción”. No lo terminé pero me quedó una idea luminosa, casi la tesis del libro: “pide y se te dará”. Algo de eso debe haber, sino no me explico que esta tarde, revolviendo ejemplares usados en una librería por primera vez desde marzo, haya descubierto una primera edición de “Sobre héroes y tumbas” a un precio escandalosamente razonable. Claro, debe ser porque don Ernesto no está incluido en el Parnaso Literario de los Argentinos. Así como no me gustan los libros de autoayuda, tampoco me gustan mucho los libros antiguos, parece que estuvieran condenados a no ser leídos porque son otra cosa, un objeto “de colección” Don Ernesto me va a disculpar. No lo haré comiendo para evitar las manchas de tuco, ni lo subrayaré. Tampoco lo sacaré a pasear por cafés ni colectivos, pero a esta primera edición suya, con el mismo cuidado que tendría si me dieran el primer ejemplar de la Biblia, la voy a leer.

viernes, 22 de mayo de 2020

EL NOMBRE DEL JUEGO



Yo sé las cartas que tenés
Vos sabés las cartas que tengo
Sabés que sé las cartas que tenés
Y sé que sabés las cartas que tengo
Podemos fingir que no sabemos.
Lo inesperado:  viene un viento, abre la ventana y vuelan todas las cartas
Ya no sabemos (nunca supimos, eso no lo sabíamos)
Reinan los miedos
Lo inevitable: sin incertidumbre no hay juego posible
Lo peor: no hay manera de salirse del juego
Así es el amor


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