martes, 11 de noviembre de 2014
Budapest
El subterráneo entre las 8 y las 10 es imposible en Buenos
Aires y trato de evitarlo. Pero iba retrasado y mi única posibilidad de llegar
a tiempo era metiéndome en el mar revuelto y apretado de personas. No hay que
quejarse. Por lo menos a esa hora la masa compacta tiene olor a shampoo, a
perfume, a esperanza. A las siete de la tarde los olores mutan. Empeoran. Podría
decir que el viaje era llevadero de no ser porque detrás de mí había uno tan abotonado,
que tenía miedo de salir en estado de gravidez. Luego, en la estación Pueyrredón se armó un revoltijo
tal que mi brazo quedó casi despegado de mi cuerpo, imposible de corregir la
postura en la masa compacta, acementada. Y en esa mano tenía el maletín. En mi
maletín no llevo un millón de dólares, llevo papeles. Pero esos papeles si se
pierden, para mí es como si perdiera un millón, aunque para los demás no tengan
ningún valor. A la chica punk le quedó colocada mi garra sujetante de papeles en
la entrepierna y me lo hizo notar con
una mirada fiera, llena de aros, tatuajes y pelos amenazantes. Aferré más
fuerte mi maletín aunque estuviera en su zona cero. Entre el tipo de atrás y la
punk del costado debía evadirme y en mi teléfono apareció “Budapest”, esta
canción. Y me fui. Pensé en las playas de Budapest. En su clima tropical. En la hospitalidad de sus nativos que llenan
de guirnaldas a las visitas. Me vi bebiendo
un trago frutal en Budapest y así, llegué a destino con una sonrisa.
Cuando abrí los ojos la chica punk ya no estaba y el que quiso ser padre de mi
hijo, tampoco.
¡Gracias
Budapest!
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6 comentarios:
¿linea D? me gustó lo de imposible. Yo lo hago posible todas las mañanas a las 8:30.
Un abrazo
Ten por seguro que incluiré este tema en mi lista de canciones, y antes que me suban al carro (porque no creas que tú subes, no, ¡te suben!) lo podré a todo volumen. Un saludo.
Muy bueno! Pero veo que tienes problemas con el espacio corporal, en los restaurantes, en el transporte público. Menos mal que siempre encuentras la manera de evadirte: comida, música...Eso es lo que se llama una buena adaptación al medio. Un saludo, Marcelo.
Anónima Paloma
Hola Marcelo:
Con nuestro "Metro" ocurre algo parecido... pero sin "Budapest". Las horas puntas son tremendas en cualquier medio de transporte y el tránsito de vehículos en el área metropolitana de Barcelona es insufrible.
Como dice el refrán: "En todas partes cuecen habas, y en mi casa a calderadas"... lo conocías?
Saludos,
No imaginaba que la hermosa capital húngara, estimado Marcelo, fuera capaz de solucionar ese tipo de insólitos inconvenientes...y a distancia.
En todo caso me alegro, porque a esa hora en el Metro de Santiago suceden situaciones similares, por lo que me hago cargo de tu mini-drama.
"oooh I´d leave it all..."
Con este tema es fácil evadir la cruel realidad. Igual yo un poco amé el metro! En mvd no hay metro y te aseguro que no es mucho mejor :) Mal de muchos....
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