lunes, 14 de febrero de 2011
Improbable conversación de una pareja en megalibrería de la Avenida Santa Fe, entre la mesa de novedades y el sector de Literatura Nacional
- Yo no miento, embellezco las historias, nada más. Pero con una finalidad estética. Con Wilde, creo más en la belleza que en la verdad, o mejor dicho, en la belleza de la verdad. Lo bello es verdadero y lo feo es falso
- Simplemente te pregunté si me mentiste alguna vez
- Y te estoy contestando
- De acuerdo. ¿Me embelleciste demasiado alguna historia, al extremo de que se perdiera su núcleo?
- No lo sé. En primer lugar, y por ello más importante, porque no lo recuerdo. Y algo que ha acontecido pero no es recordado pertenece al terreno de lo inexistente. Eso y no otra cosa es lo que desencadena el olvido: cuando ya nadie recuerda una cosa, esa cosa deja de existir. Eso lo dijo un ciego en una biblioteca. Además, como pertenezco a la grey del catolicismo, creo que la doctrina del perdón puede anular el pasado (esto lo escribió el mismo ciego, tomado de algo que dijo el mismo irlandés desde una cárcel injusta, como todas las cárceles) Así que si en algo te ofendí, te pido perdón y anulemos el pasado de una buena vez, que tengo hambre.
- ¿Me mentiste el día que dijiste que me amabas?
- No recuerdo por partida doble. No recuerdo si te he amado y consecuentemente no recuerdo si te lo dije. Aunque no en ese orden.
- Eres insoportable….¿sabías eso?
- Sí. Y eso es lo que te gusta de mí.
Luego, ella preguntó por “”El viaje de los siete demonios” de Mujica Lainez, y debió deletrearle el apellido al vendedor para que pudiera buscarlo en la computadora, porque no lo conocía, ofendiendo a generaciones de buenos libreros que pacientemente han registrado en su memoria a todos y cada uno de los autores, aun los inverosímiles. Él se acercó a la mesa de novedades. Luego, bebieron otro café y él volvió a la carga:
- ¿Tampoco recuerdas la primera vez que hicimos el amor?
Lo que ella contestó, no es recordado por este Cronista. Entonces necesaria, fatal, mágicamente… nunca existió.
- Simplemente te pregunté si me mentiste alguna vez
- Y te estoy contestando
- De acuerdo. ¿Me embelleciste demasiado alguna historia, al extremo de que se perdiera su núcleo?
- No lo sé. En primer lugar, y por ello más importante, porque no lo recuerdo. Y algo que ha acontecido pero no es recordado pertenece al terreno de lo inexistente. Eso y no otra cosa es lo que desencadena el olvido: cuando ya nadie recuerda una cosa, esa cosa deja de existir. Eso lo dijo un ciego en una biblioteca. Además, como pertenezco a la grey del catolicismo, creo que la doctrina del perdón puede anular el pasado (esto lo escribió el mismo ciego, tomado de algo que dijo el mismo irlandés desde una cárcel injusta, como todas las cárceles) Así que si en algo te ofendí, te pido perdón y anulemos el pasado de una buena vez, que tengo hambre.
- ¿Me mentiste el día que dijiste que me amabas?
- No recuerdo por partida doble. No recuerdo si te he amado y consecuentemente no recuerdo si te lo dije. Aunque no en ese orden.
- Eres insoportable….¿sabías eso?
- Sí. Y eso es lo que te gusta de mí.
Luego, ella preguntó por “”El viaje de los siete demonios” de Mujica Lainez, y debió deletrearle el apellido al vendedor para que pudiera buscarlo en la computadora, porque no lo conocía, ofendiendo a generaciones de buenos libreros que pacientemente han registrado en su memoria a todos y cada uno de los autores, aun los inverosímiles. Él se acercó a la mesa de novedades. Luego, bebieron otro café y él volvió a la carga:
- ¿Tampoco recuerdas la primera vez que hicimos el amor?
Lo que ella contestó, no es recordado por este Cronista. Entonces necesaria, fatal, mágicamente… nunca existió.
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19 comentarios:
Por aquí también tenemos libreros de éstos, que tanto podrían vender libros como zapatos, suerte tienen del catálogo.
Un abrazo, Marcelo
Ahora entiendo por qué me duele tan a menudo la cabeza: yo no olvido nada. Así que todos los acontecimiento sy todos los seres y todos los momentos y emociones pasadas, reales e imaginarias, coexisten en mi cabeza y ¡hacen un ruido!!!
Besos, querido cronista.
No hay peor sordo que el que no quiere oír.
¿Acaso no es suficientemente clara?
Cuando la realidad carece de gracia, nada mejor que decorarla, enredarla o confundirla.
Pero estoy segura que recuerda con detalle la primera vez que hicieron el amor.
Todos hemos embellecido alguna que otra historia, al extremo de que perdiera su núcleo, todos hemos olvidado algo, para que dejara de existir y renunciado a soñarlo...
El que no,
que tire la primera piedra o el primer libro -si quiere ser temático- con esta publicación.
No es tan improbable esta conversación, y en todo caso es tan bella, que la vuelve muy verdadera.
Beso grande, Marce
SIL
Vueltera le decían en mi barrio. Para algunas cosas el saber popular aplica. Este comentario no existió.
esos planteos marañosos que hacemos a veces las mujeres me exasperan!
mejor que no haya existido pero puede que exista algo parecido.
suerte con eso!
Pícaro, esteta a morir y berkeleyano! Qué simpatiquísimo trabajo! Vuelvo en un ratito para dejarle otro comentario!
Un beso!
Esa sociedad entre Idealismo del obispo irlandés, el esteticismo a ultranza de Wilde y la “encantadora” mirada de Borges, le da argumento para que luzca el propio homo ludens!
Eso sí, estoy muy de acuerdo con el cronista olvidadizo, si no recuerda haber hecho el amor, necesaria, fatal y mágicamente hizo otra cosa y con otro nombre. Felicitaciones! Un beso!
Al comenzar a leerlo creí que era ella la que le reclamaba a él el haberle mentido o distorsionado la realidad... lo sentí como un planteo más femenino...
Parece que los tiempos van cambiando... los roles ya no están tan definidos como antes, se mezclan, se confunden... y como aquellas que se olvidan, va dejando de existir...
¿Hay un lugar en la megalibrería de la Avenida Santa Fe, entre la mesa de novedades y el sector de Literatura Nacional, para permanecer sentado, donde compartes con otros genios espacio y tiempo, donde escribir este diálogo perspicaz que pone de relieve, una vez más, tu ingenio?
si como dice nuestra gran Estercita (además de aquella teoría sobre el mundo y los barrios que comparte con usté) "somos lo que escribimos", esto lo pinta a usté de cuerpo entero, vea. sutil como la seda, preciso como una glock, cruel como el distraimiento, sorprendente como un pensamiento de mujer. soft, smooth and slow como un hombre en amor.
lo estoy aplaudiendo de pie, Cronista!
INSOPORTABLE. Como intentar recordar todo y seguir intendandolo aunque todos saben que no se puede.
Por el lado mejor se podría pensar que el amor genera todos esos vaivenes de la memoria. Por el lado peor...que se trata de Alzheimer¡¡¡
¡Qué caprichosa la memoria!
Creo que el triunfo de Velez estimuló tu imaginación jejeje
Abrazo.
Antón.
Basados en elementos derivados de lo que deseamos recordar o contaminados por afectos y afecciones, podríamos atrevemos a enrolar a la memoria entre las actividades creativas del hombre… poco importa si ese diálogo existió o no, goza de una estética que lo hace una gran escena.
Un abrazo,
D.
Probablemente, este cronista sepa más de lo que narra.
Un improbable abrazo.
Creo que me está entrando el alzheimer... Me he perdido... Besotes, M.
Marce:
Para que te rias un poquito con Pachebel: http://www.youtube.com/watch?v=JdxkVQy7QLM
:)
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