Luego de un largo período retirado en su refugio de la selva misionera (*) nuestro querido Francis Oliverio vuelve en busca de más gloria. Advirtiendo que muchos poetas -malditos o no- escribieron con fluidos corporales las pruebas de su amor, Recúpero, que no es más que cualquiera pero menos que ninguno, buscó la novedad y la originalidad arriesgando el sentido común, el buen gusto y la urbanidad, en su afán de ganar su tan anhelado lugar en el Panteón de los Artistas. Para ello escogió casi al azar (¿acaso el amor se compone de otra cosa?) a su vecina Teresa García de la Ostra, eterna enamorada del amor, aunque no de nuestro vate. Y a quemarropa le espetó, frente a su ventana, el sorprendente y Quinto Poema Mortal de su cosecha, intitulado “Mis pústulas sanguinolientas”, que dice:
//
Mis pústulas sanguinolientas
Te regalo
¡Amada mía!
Si Lugones excretaba alejandrinos
Y manaba versos Parra
por su plasma
Mis poemas son escritos
Con detritos
Pus y costra son
Las sustancias de este amor
//
¡Teresa!
¡Tú transformas
mis formas
en pasión!
//
Amoroso escarabajo
que deglutes mis horrores
Y me llevas con honores
Al Parnaso
//
Coro de Ninfas:
Si llegare la muerte en este instante…
¡Feliz la acepta!
Es que la vida
¡todo se lo ha dado!
La suerte quiso que en el cuarto de la amada no estuviera solamente Teresa con su madre, doña Gertrudis, sino también su padre, el Comandante Gualberto García de la Ostra, quien luego de asistir estupefacto al festival de purulencias de Recúpero, sacó de la vitrina de la sala su viejo fusil Mauser Karabiner 98 y, para alegría de quienes tanto admiramos al poeta, no dio en el blanco porque éste se profugó velozmente. Lo que jamás se supo (al menos no todavía) es qué sintió la joven Teresa con esta declaración de amor algo confusa y más cercana a un laboratorio de análisis clínicos que a un poemario. Si hay entre los lectores algún amigo o historiador de la familia García de la Ostra que tenga datos comprobables al respecto, los recibiremos con gusto.
(*) algunos sostienen que estuvo preso en Caseros por tráfico ilegal de tatúes carreta y otras aves exóticas El fresco es "El Parnaso" de Rafael
14 comentarios:
Fuentes apócrifas dicen
que a la sensible Teresa,
después de escuchar la trova
llagada y sanguinolenta,
no le quedó más remedio
que hincarse ante tal belleza,
y a Recúpero entregó
su corazón, como venda.
Los García de la Ostra
no optaron por la violencia,
y a-cogieron* a su yerno
a pesar de tanta lepra.
Gualberto, desde muy joven
sufrió de acné y según cuentan,
el desastre superaba
las pústulas del poeta...
Después de todo el Parnaso
(dicen algunos) se encuentra
no en los jardines perfectos,
sino donde el amor, reina.
* en la mejor acepción del verbo.
Besos, Marcelo.
SIL
Ese episodio terminó definitivamente con la familia García de la Ostra.
La purulenta declaración de amor cambió los humores de Teresa, que comenzó a tener actitudes raras, como andar agitando sus polleras y sentarse con las piernas abiertas, dejando además de usar calzones.
Comentaban que a causa del poema había contraído fiebre uterina. Se la veía todas las noche vagando por las calles, de taberna en taberna en busca del vate: "- Recúpero me contagió la calentura, ahora más vale que me vacune", cuentan que exigía entre gemidos no fingidos.
Esto avergonzaba mucho a su hermano Victoriano García de la Ostra, mi abuelo. Por eso, a la muerte de su padre el Comandante -quien pereció a causa del escarnio-, Victoriano exigió no solo la división de bienes, sino también la del apellido García de la Ostra. "Yo me quedo con la Perla y tú, en ese estado, mejor te quedas con la Concha,Teresa" dicen que dijo frente al albacea. Parece que ella no se opuso, y así pasó a llamarse Teresa García de la Concha.
Al poco tiempo mejoró, recuperando su compostura y recato de antaño, sin que nadie pudiera explicar la razón.
Las buenas lenguas dicen que en una noche de amor furtivo, Recúpero al fin la vacunó. Eso no solo causó el fin de la fiebre uterina, sino el comienzo de un embarazo.
Y es así que Teresa dio a luz a un niño, a quien, en franca provocación a su hermano Victoriano, llamó Víctor García de la Concha.
Los genes del poeta maldito hicieron de las suyas, y resulta que el retoño terminó presidiendo la Real Academia Española y el Instituto Cervantes.
Esto que le cuento forma parte de la historia familiar no autorizada, mejor no lo divulgue. Por las dudas, vio.
A ver si la R.A.E. toma represalias y le clausura este blog, tan interesante.
jajajajajajajajajajaja
Los comentarios a Recúpero, superan ampliamente los valores del poeta. Muchísimas gracias por la poesía, Sil, y por la delicadísima información familiar, Felicitas!!
RECÚPERO SACA LO MEJOR DE TUS LECTORAS MÁS FIELES QUE YO SIN DUDA.
YO ME QUEDO NADA MÁS CON EL ALIVIO DE SABER QUE EL PADRE DE TERESA TUVIERA TAN MALA PUNTERÍA. QUÉ HARÍAMOS SIN NUESTRO AMADO VATE!
jajajajajajajajaja muchas gracias Pamela! Y sele más fiel a Pichi Huasi, che...
Ecelente la entrada y brillantes los comentarios.
Ese giro de la Ostra a la Perla y de la Perla a Don Víctor Garcia de la Concha es un golazo. Se podrá decir que estaba picando frente al arco,pero Sil y Felicitas la mandaron al fondo... dela red.
¡Salud y larga vida al vate y a sus musas!
Muchas gracias Fernando! Efectivamente el gran Recúpero está perfectamente rodeado...
Un abrazo!
No dudo que una enamorada del amor se enamore de un vate que le obsequia con este poema.
Cuidado con las enamoradas del amor.
Me admira que el tipo se haya profugado. jaja.
Notable juego de palabras, Marcelo.
Aunque tarde, me adhiero a las celebraciones por los 4 años.
Te felicito cordialmente y también por la victoria ante SL, cuyo compacto acabo de ver.
Un abrazo.
¿Ya has cumplido cuatro años de blog? No puede ser. Si yo llevo cinco y tu ya estabas cuando empecé... Bueno, ya veo que has recuperado a Recúpero, insigne vate de pústulas sanguinolientas... Besotes, M.
Felicidades por tus 4 años de blog, aunque sea con un poquito de retraso.
Respecto a Recúpero, no sé por que el Sr. de la Ostra se enfadó tanto, al fin y al cabo, hay gente que guarda el pañuelo con el que Elvis se secó el sudor, o el peluquero de los Beatles que guardó mechones de todos sus miembros porque según él: "Sabía que esos chicos llegarían lejos". Lo dicho: Al Sr. de la Ostra le falta visión de futuro.
En pocas cosas me parezco al luminoso poeta del que narrabas, pero hoy aprendo que antes de intentar recitar y amar, es necesario saber escapar. Creo que de esta última habilidad podré aprender, aun a riesgo de que el que se escapa a tiempo nunca se entera de qué sucede en el lugar de la fuga.
Un abrazo,
D.
Después de leer el quinto poema mortal no sé que será de mi vida... sobrecogida me has dejado, por no hablar de tus comentaristas. Los lagrimones se me escapan como puños. Agradecida por la huída de Recúpero, habría que investigar si no era un poquito erotómano, un enamorado del amor. Recúpero estará para siempre en nuestros corazones pululentos.
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