martes, 8 de enero de 2013

Jesucristo es mexicano y vende tacos en Buenos Aires

Recién llegado de las vacaciones y estando a día ocho, lo mejor es no gastar de más. Por eso ando con poca plata por Buenos Aires. Encima quise sacar algo del banco y el cajero automático estaba fuera de uso. Así que me tomé una cervecita y pá las casas. Pero cuando pasé por el restaurante mexicano se me apeteció un taco. ¿Valor del de carne asada con queso? Veintiocho pesos. Consultada que fue mi billetera, había en ella un billete de $10.-, dos de $5.- y tres de $2.- Rebusqué en el pantalón y tenía una moneda de $1.-, una de $0,50 y dos de $0,25. Exactamente tenía veintiocho pesos y resueltamente me pedí un taco de carne asada con queso, sin bebida. El sitio es cool, estaba lleno de gente linda y a mí me importó un rabanito. El muchacho que me atendió –mexicano, algo más de veinte años y aspecto grave- era el que a la vez preparaba los pedidos de las mesas, los cuales eran cuantiosos. Recibió en silencio el paquetito de dinero y me sirvió el taco.
Ya había terminado mi comida, y mientras pensaba que no me haría falta cenar, en la barra apareció un taco más. De carne asada con queso.

-         Yo no lo pedí
-         Te lo regalo yo

En la mirada grave del muchacho –casi un niño- imaginé una vida complicada. Me pregunto si los siete mil kilómetros que separan a su tierra de la mía habrán convertido a Buenos Aires en un destino dorado –digamos París- o en un castigo -Siberia- Tal vez un poco de ambas cosas. Pero a pesar de todo lo que habrá pasado para llegar hasta aquí, le sobró paño para pensar que tal vez este argentino estuviera algo corto de divisas, y que tal vez estaría mejor si se fuera a dormir con el estómago un poco más lleno.
Ninguna explicación me pidió, yo tampoco se la di. Me comí el segundo taco y esperé un poco hasta que pudiera levantar la vista entre sus múltiples pedidos pendientes para poder saludarlo. Entonces sí, el chico sonrió.

Ayer contaba risueñamente que el loco de la playa que leía a Nietzche podía ser Dios. En verdad no lo creo, porque no se puede tener apariciones todos los días, y hoy me encontré con Jesucristo, que es mexicano y prepara tacos en Buenos Aires.

¡Dios te bendiga muchacho!





Esta entrada va dedicada a otras dos mexicanas que también me alimentan: María Eugenia Mendoza Arrubarrena y María García Esperón. De momento, me alimentan sólo espiritualmente.

12 comentarios:

Marcelo dijo...

A los Reyes Magos
les pedí un deseo
en una mañana
muy clara de enero.

A los Reyes Magos
les pedí un regalo:
una yerba buena
para el desencanto.

A los Reyes Magos
les pedí un futuro
hecho de pasado
y de sueños puros.

A los Reyes Magos
les dejé en la sala
para sus camellos
jarras de esperanza.


María García Esperón

Marcelo dijo...

“Los niños no son ningún futuro, algo inalcanzable,
que nunca llega, los niños están aquí y ahora,
son seres humanos con características,
posibilidades y necesidades propias de las
diferentes edades que comprende la niñez.”

María Eugenia Mendoza Arrubarrena

María García Esperón dijo...

Marcelo, gracias por esta deliciosa entrada, llena de humanidad y de ese espíritu que en los tiempos que corren es tan necesario. Tu Jesucristo mexicano es una devota talla en palabras y un testimonio de cómo puede cambiar el mundo con esos actos sencillos, el que da, el que recibe y el que lo cuenta tan bellamente. Gracias por este regalo de Año Nuevo, oro, incienso y mirra de ese corazón tuyo que tanto sabe sentir y tan bien sabe mirar.

Beatriz dijo...

estos instantes son los que nos permiten pensar, acaso hasta creer, en el ser humano... aunque a veces las excepciones nos lo hagan replantearnos ...

Hermosas tus Postales. Imágenes de la vida.

Un aBRQAZO

María Eugenia Mendoza dijo...

Hola Marcelo:
No exagero si te confieso que terminé con lágrimas en los ojos al leer esta bien condimentada historia y la dedicatoria que la remata.
Dios bendiga a ese Jesucristo mexicano que conoce el valor de compartir, sobre todo porque dio pie a esta bella reflexión.
Ojalá algún día compartamos la mesa y, golosa que soy, podamos comer aquí o allá.
Por lo pronto degusto con fruición este alimento espiritual que generosamente nos ofreces gracias a tus letras.
Agradezco esta dedicatoria y te envío un abrazo fuerte y muy cariñoso.

Jo dijo...

me gustó mucho...
y te aseguro que ese mexicano no lo ha hecho por ser cortés...

eso se trae en la nacionalidad.


y arriba méxico señores¡


delicia de post.
:)

besos mexicanos sin cilantro

:)

marichuy dijo...

Qué conmovedor relato, Marcelo.

Un abrazo desde la ciudad de México.

marichuy dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
esteban lob dijo...

Leí y terminé siendo mexicano por un rato largo, pos mano.
Me sorprendí hablando con mi señora como Cantinflas.

Anónimo dijo...

No es ni Dios ni Jesucristo. Creo que ese chico leyó tu Facebook y quiso empezar a cumplir tu deseo para el 2013.
Y no me sorprende que sea mexicano. Son muy linda gente!!
La próxima preguntale si tiene "carnitas"!

Tarjeta de asistencia viajero dijo...

Vaya manera de hacer publicidad, excelente post.

Alquiler de impresoras dijo...

Todo un gusto visitarte. Saludos.

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