martes, 17 de febrero de 2009

Recuerdos del peronismo




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Semblanzas del matrimonio Perón, hay tantas como argentinos que se creen –con derecho o no- entendidos para opinar. De Perón, sus enemigos generalmente dicen que fue fascista, amigo de Franco (el cual no lo recibió de buena gana en el exilio), pero otros lo han visto socialista. En el medio hay un grito de guerra famoso: “ni yanquis ni marxistas, ¡peronistas!”
No me voy a meter yo a opinar de semejante fenómeno, difícil de entender para la mayoría de los argentinos, directamente inaccesible para el resto del mundo. Y como muestra de lo que digo, con sólo ver la ópera/película “Evita” me resulta suficiente…¿qué país era ese? Argentina, seguro que no. Y eso que estaba el malagueño Banderas, al que quiero. La única película que puede ganarle a semejante bodrio, fue “La Casa de los Espíritus” (no sé qué opinarán los amigos chilenos) pero cuando le dejás a un norteamericano tratar de entender qué es Latinoamérica….Ay! ellos sólo piensan en Macondo…Si ni siquiera entienden a México, con quien comparten frontera!
Pero no me quiero desviar.
Lo que les iba a contar no es mi opinión de Perón y Evita, sino mis recuerdos, recibidos de algunos protagonistas de la época.
Cuando mi bisabuelo asturiano recaló muy cerca de La Pampa, se trajo a mi abuelo Florentino con un año de edad. O sea que el abuelo fue un paisano argentino, y como tal se conchabó en una estancia. Allí aprendió el oficio de herrero, y allí vivía. Sólo los domingos volvía a su casa, a varios kilómetros de su lugar de trabajo. ¿Quieren saber si tenía buen salario? La verdad que no, y además no le pagaban en dinero, sino en unos vales que debía cambiar por mercaderías en el almacén de…¡la propia estancia! Llegó Perón y le dio vacaciones, aguinaldo, ocho horas de trabajo…Podía volver a su hogar ¡y con dinero! ¡Se compró su propia casa! Si al abuelo le hablabas mal de Perón….¿Y quien podía hablarle mal de Perón?
¡Su hijo! (mi padre) que cuando emigró a Buenos Aires, no podía conseguir ningún trabajo si no estaba afiliado al partido… ¡peronista! Tuvo que demostrar una fe partidaria que no tenía para trabajar, y cuidarse de los delatores…En la escuela lo habían vuelto loco con la vida de Eva, y vio lo mal que lo pasaban los enemigos del régimen. Me acuerdo en la mesa de campo a mi abuelo y a mi padre discutiendo a los gritos por Perón, y a mi tío Daniel intentando apaciguar los ánimos.
El otro testimonio es de primera mano: mi tía abuela Gorda y su esposo fueron caseros en una quinta del matrimonio presidencial. ¿Y cómo pintaban ellos a Juan Domingo y a Eva? El general era un hombre simple, que se lavaba personalmente su ropa e iba a tomar mate a la cocina junto a ellos, sus fieles servidores…a la que había que temerle era a ella. Mi tía vio como un ministro se orinó encima al escuchar la filípica de Eva por no haber cumplido una misión que le encomendó. Fueron ellos quienes le consiguieron el primer empleo a mi padre. Cuando mi tía quedó embarazada, fue despedida.
Evita era muy generosa con los humildes, pero impiadosa con sus enemigos. A quien mi tía adoraba era a Juan Duarte, su hermano. Un bromista y vago de gran corazón. Además de haberse llevado a la cama a las mejores mujeres de la época, invitaba a la quinta a sus viejos amigos, aquellos que conoció cuando era pobre, y hacían unas reuniones (por llamarlas de una manera delicada) de antología. Era apañado por su hermana, porque el cuñado no lo quería nada…
Una broma que acostumbraba hacerle a sus humildes amigos era la siguiente. Mi tía hacía unas empanadas muy sabrosas. Entonces Juan Duarte iba a la cocina y comía el relleno hasta el hartazgo, antes de que la tía Gorda las preparara. Una vez hechas las empanadas, cuando llegaban los amigos, mi tía las servía en la mesa, y Juan ya no tenía hambre. Esos hombres humildes, concientes de donde estaban, y a pesar del hambre que traían, no se atrevían a tocar ni una de las humeantes empanadas porque el anfitrión no lo hacía primero. Era capaz de tenerlos así por un largo tiempo, hasta que muerto de risa les decía que comenzaran de una vez…
Lo demás, es materia de estudiosos. Si fascista o socialista, si demócrata o demagogo. Si Evita era una santa o una pecadora….Yo tengo algunas ideas, pero seguramente están influidas por estas historias desparejas que comparto con ustedes aquí. Que cada uno piense lo que quiera, pero… ¡por favor! Si Evita es como Madonna o el Che como Banderas, yo canto mejor que Carlos Gardel…

9 comentarios:

Hada Isol ♥ dijo...

Me gusta como terminaste el relato y yo también ví en casa esas discusiones por Perón y supe de muchos que lo padecieron,mi familia toda,de todos lados eran radicales,pero yo no tengo bandera política alguna ,aunque podría ser una sola,la bandera que dice que los políticos no valen nada,sean del aprtido que sean!
Me encantó leerte,gracias por este ratito que pasé aquí!

Isabel Estercita Lew dijo...

Hace algunos años vi una versión de Evita en Sampa, no te puedo decir si estaba buena o no porque me distraje mucho y me divertí bastante escuchando al General cantando o hablando en portugués. Realmente no sintonizo con las versiones yanquis, pero la última película del Che está bastante prolija, aunque para mi gusto le falta emoción.
Copadísimas las historias de tu familia.
Besos

Merche Pallarés dijo...

Muy interesantes tus historias familiares entrelazadas en esa época peronista. Creo que Eva fué la típica mujer luchadora, pobre que tuvo la suerte de encamarse con el General Perón y cuando llegaron al poder, su rencor y soberbia hacia los que le habían ninguneado cuando no tenía nada, le transformó en un monstruo vengador; justamente por eso... enfermó y murió jóven y bella, así convirtiéndose en mito. Creo que no hay mas, es mi humilde opinión. Besotes, M.

gloria dijo...

No hay nada mejor que contar la Historia de primera mano, y tú tienes el privilegio de contar con las historias de muchos para hacerte tu propia idea.
Ver a los que fueron gobernantes, mejores o peores, como personas con sus debilidades, como las de todos, es algo que muy pocos pueden hacer. Tú lo has hecho maravillosamente bien, Marcelo.
Gracias por esta historia.
En cuanto a los yanquis... su mayor problema es que no se bajan de su silla para mirar el mundo desde el mismo nivel que el resto. En mi opinión, no hay nada más temeroso que creerse siempre en posesión de la verdad absoluta.
Besos (y perdón por el rollo que solté)

Hada Isol ♥ dijo...

Chirolita está en una caja fuerte????
Me uno a tu grito,liberen a Chirolita!!!!!!!!

begoyrafa dijo...

Banderas por cierto, también estaba en la Casa de los espíritus.
Y en cuanto al tema, qué te voy a decir; yo no conocí a mis dos abuelos, murieron los dos en la guerra, uno en cada bando, y discusiones familiares he tenido muchas, muchísimas sobre estos temas.
Un abrazo
Rafa

Ana dijo...

Sólo conozco a Perón y Evita a través de la gran pantalla, nada puedo opinar, al menos nada objetivo.
A América la voy conociendo mejor desde que me alejé de los mapas y los informativos y me acerqué a todos ustedes.
Y ha sido un placer, "que conste en acta"!!

Las historias familiares están llenas de enseñanzas. Son las que nos han formado el carácter, el criterio, nuestros fundamentos...
Afortunados somos los que hemos podido escuchar dos versiones de una misma historia.

esteban lob dijo...

Impactante historia de primera mano, Marcelo.

Anónimo dijo...

La división social que habia entre ricos y pobres antes de Perón era abrumadora. Es cierto, mi viejo trabajaba de peón de campo y tenia que canjear todo su salario en el almacén del mismo tipo que lo explotaba. Claro con el tiempo y como esta visto que el poder corrompe. Los exitos del gobierno en material social, lo tornaron hegemónico y autoritario y las divisiones sociales se tornaron en diferencias ideológicas insalvables: Peronista o Antipatria y muchos se tuvieron que ir... Lamentáblemente ese caríz de intolerancia, aunque solapado aún existe, y es lo que no nos deja surgir.

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