domingo, 26 de agosto de 2012
Vidas de Santos
Cada día aparece un nuevo culto, pagano y secular. Y cada
culto tiene su santo y su mártir. Algunos de ellos, por ejemplo:
El Virgen
En el puerto de Mar del Plata hay una esquina de contornos borrosos y en
ella, una pequeña vitrina rosa alberga a “El Virgen”. Allí está él,
representado en una pequeña figura de yeso, rodeado de estampitas, tarjetas de
agradecimiento, oraciones e invocaciones para conseguir su favor. Claramente
ese pequeño universo rosa rinde culto al amor, incluso a la fertilidad y al goce
sexual, y está custodiado por una joven que disimula esperar un colectivo que
nunca llega a la parada. Arriba del santuario de “El Virgen” hay un hotel de
mala muerte y a la vuelta de su esquina un cabaret barato, oratorios que
encontramos en cualquier puerto del mundo. Si tiene catedral yo aún no la
encontré, sólo ví este pequeño altar.
El Querido
En una encrucijada de Parque Chas está “El Querido” pizzería
boliviana. Nunca se sabe cuándo puede estar abierta porque generalmente hay un
cartel que dice “cerrado por vacaciones”. Tampoco es clara su ubicación debido
al carácter circular de las calles de ese barrio, poco proclive a las
encrucijadas. Sin embargo, si acertamos
a dar con él y no está cerrado, lo veremos lleno de parroquianos taciturnos que
le dan aspecto de “ABIERTO LAS 24 HS.” Allí impera la Diosa Muzzarella y su ritual es
sencillo: pizza y vino tinto, en silencio porque todo el mundo mira un
televisor sin sonido. El óbolo no es caro y “El Querido” garantiza hartura a
tragones impenitentes.
El Rey Basura
En Mataderos manda Tufaro, el Rey Basura. Su túnica es de
arpillera y cartón y, pese a ser el amo
y señor de la basura de ese confín porteño, está limpio. Su oración es simple: va
diciendo “Perdón Papá” mientras arrastra su bolsa gigante y hedionda. Tufaro se
lleva la basura de tu alma y te deja limpio si sólo le dices “Perdón Papá” al
verlo.
El Vaquero
Este es un santo complicado y algo demoníaco, porque no se
sabe qué te da. Incluso no siempre puede hacerte el bien, por lo cual pocos
feligreses lo invocan. En su tiempo se lo veía por Villa Luro, ahora el templo
que había allí ha sido desmontado. Para obtener el favor (o disfavor, nunca se
sabe) de este santo gordito y retacón había que besarle la cabeza y decirle “¡No
te molestes!”. Nadie sabe si ese “¡No te molestes!” significaba “¡No te
enojes!” o “¡No te esfuerces!”. Como además había que darle unos pequeños
golpecitos a la imagen (¿un santo masoquista?) sus fieles vehementes generaban un notable
estipendio en yeso y artesanos. Tal vez por eso, y porque podía traer buena o mala
ventura es que su culto prácticamente ha desaparecido.
Sé del culto a El Poeta, pero como se lo venera en una tumba
parisina, no lo sumo a este catálogo.
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6 comentarios:
Hola Marcelo:
Muy interesante tu presentación santoral... en mi opinión no deja de ser una de las salidas "modernas" de esta sociedad actual que tiene unos valores muy diferentes de los que nos inculcaron a los que tenemos ciertos años.
Yo sinceramente, prefiero los anteriores..
Cordiales saludos,
Luis
Jaja, la omisión parisina ha oficiado de colofón perfecto a este ¨pintoresco¨ catálogo.
=)
Yo creo que en todas las épocas ha existido:
para cada pesar, un culto
y para cada culto, un mártir.
Una especie de analogía pagana así:
Matrimonio/esposa/esposo...
Beso, Marcelo
SIL
Hola Luis! Coincido contigo en que son salidas modernas para enigmas antiguos.
Un abrazo!
"para cada pesar, un culto
y para cada culto, un mártir"
Totalmente de acuerdo, Sil. Y Para Víctor Noir, un altar rodeado de devotas! (también devotos)
Un beso
El vírgen es internacional, qué bueno! Blas, no hay imágenes disponibles del Vaquero. Lamentablemente sus feligreses han acabado con ellas tal como decía Borges, que aquí en Argentina no hay caníbales porque nos los hemos comido a todos.
Un abrazo!
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