miércoles, 27 de febrero de 2013

Mi descargo (borrador)




Como cualquier tipo decente de mi edad acostumbrado a sobrevivir en esta jungla, he cometido pequeños engaños, estafas caseras, traiciones en miniatura. Defraudé a gente admirable, a pesar de hacer de la lealtad un culto cuasi mafioso. He faltado a quien no se lo merecía. Mi palabra perdió valor para personas que me quieren y eso me duele, pero…¡ojo! nada mortalmente grave ni de código penal, lo que hace a mis tibios errores, más odiosos.
En este descargo provisorio debo decir que a una personita nunca la traicioné, ni le mentí ni la estafé. No es mi hija ni mi padre ni mi madre (¡son tan inevitables esos pequeños embustes llamados mentiras piadosas! concepto oblicuo como la sana envidia)
A quien no traicioné jamás es a un niño que ya no existe. No lo llevo adentro, no no no. Mi cuerpo está lleno de vísceras y huesos, no hay lugar para un alma, menos para un chico; mi cuerpo no es cárcel ni orfanato.
Al que no cagué nunca es a un niño de nueve años, que anda en bicicleta por las calles de Liniers. Es una madrugada de verano,  y en ese país imaginario los niños no corren peligro solos en las calles.
Ese pibe anda muy rápido en bici en la noche desierta, y sueña.
Lo mismo que hace este tipo cuarenta años más tarde, en otro barrio, en otro verano y casi casi, en otro planeta.
Si el destino –que monopoliza el milagro de mezclar la vida como si fuera un mazo de cartas marcadas- lo pusiera en la misma calle que a mí ahora, podría mirarlo a los ojos y decirle que no lo defraudé. Que no traicioné  sus sueños. Y puedo asegurarles que sería la verdad más sagrada de mi vida.




11 comentarios:

ÍndigoHorizonte dijo...

Bella hoja de descargo. Y bello homenaje a ese niño de Liniers.

Amapola Azzul dijo...

Cuesta no defraudar un sueño.

Eres admirable.

Besos.

esteban lob dijo...

Ese niño de Liniers es parte de tu pasado de ilusiones y anhelos. Seguramente él era tan hincha de Vélez, como tu lo sigues siendo, aún transcurriendo la vida en otro barrio y viendo amaneceres con paisajes distintos.

Cecy dijo...

¡Que borrador mas original!

Marchelo, Cronista, Imperfecto.

Beatrice dijo...

¡Felicitaciones! son pocos los que pueden firmar un manifiesto así...aunque aún esté en borrador.

Beatriz dijo...

Un trozo de vida en ese laberinto donde se unen instantes, en donde quedan restos de nosotros mismos.

Emociona el texto. Un logro de tu buen hacer.

kika dijo...

Yo escondí a una niña muchos años hasta que casi la olvido. Pero no pude y ahora somos las dos más felices.

Me encantó el relato (aunque sea un borrador)

SIL dijo...

Qué hermoso y borgesiano es ese sueño.


Yo lo envidio (in)sanamente, y lo felicito de corazón, che, por no haber traicionado a aquel pibe, porque es imperdonable y se arrastra la culpa toda la vida.

Se lo digo yo, que he traicionado durante años y le he pedido perdón demasiado tarde, a una rubiecita de 10 años que aporreaba una Olivetti- y la sigue aporreando en sueños-


Le mando un beso.



SIL

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Yo empecé a ser el Demiurgo en el 2005, así que todavia no tengo un pasado para traicionar.
Buen planteo el tuyo, aunque prefiero una mentira piadosa a un verdad dicha con odio. Y existe la sana envidia, que puede llevar a superarse.

Malena dijo...

Yo conocí a una nena que andaba en bicicleta y se caía cada dos por tres. Simpática la pendejita. Se voló un par de dientes por querer andar sin manos, se cortó la lengua haciendo equilibrio sobre unos palos, le dieron tres puntos en el tobillo por jugar a las escondidas con el hermano ... una culo inquieto, bah, aunque también se podía colgar durante horas leyendo un libro.
Si la encuentro, no sé que le diría.
Supongo que ella me reconocería.
Al fin y al cabo, tenemos cierto aire en común.



PD: El señor de la portada de tu libro es Rodrigo, no? :)

Unknown dijo...

¿El niño lo acusó? Iniciado el descargo, búsquelo, invítele una chocolatada y dígaselo de frente. Habrá Magia.
http://enfugayremolino.blogspot.com.ar/

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