lunes, 21 de diciembre de 2009
Un viejo cuentito a modo de Feliz Navidad
El era un príncipe muy especial. Por empezar no era azul sino gris, aunque en realidad de niño sí lo era, sólo que después fue cambiando de color sin saber muy bien por qué. No le gustaba eso de andar rescatando princesas huecas de castillos con dragones, como tampoco besarlas para conjurar malévolos hechizos. Mucho menos le gustaban los bailes que le organizaba su padre –el Rey- para encontrarle una novia de pies muy delicados y zapatos de cristal.
Pero su destino era ser príncipe y él no podía hacer nada, y allí cabalgaba en su hermoso corcel, armado y enhiesto, al rescate de una nueva enamorada que lo esperaba en lo alto de una torre, apresada por un dragón, no sabemos si rojo o azul.
Sucedió que el dragón no estaba en casa, a lo mejor era gris como él, así que no tuvo que desplegar su valerosa espada en lucha desigual, sólo rompió la cadena y, para horror de la amorosa rescatada, no la acompañó de regreso a su palacio sino que le indicó el camino de vuelta con una explicación distraída, y luego se echó a dormir en la cama de la torre.
Pero el dragón -que no era rojo ni gris sino azul eléctrico- regresó, y más eléctrico se puso al advertir que su presa había sido liberada por el principito.
Y como el dragón tenía gustos amplios, enclaustró a nuestro príncipe de ceniza en la misma torre y con la misma cadena, y luego de mostrarle su furia exhalando una terrible ráfaga de rayos y fuegos se echó a dormir, porque él también a veces se cansaba de ser un dragón siempre enojado.
Y ambos conversaban por las tardes, aburridos y perplejos por haberse salido del guión, hasta que una noche llegó al castillo una princesa que no era ni hueca ni aburrida, ni vestía como Blancanieves. Ella montaba un bravo caballo, y alzando su espada invitó al dragón al combate.
Pero el dragón seguía cansado de arrojar fuegos por sus doloridas fauces y se marchó sin pelear, no sin antes darle a la princesa las llaves de la cadena de la torre, porque era la última que le quedaba y no quería repararla una vez más.
Cuando el príncipe vio a su salvadora sintió fuego en su corazón, seguramente imbuído por la cercanía de su carcelero. Era hermosa. Se dio cuenta que ahora sí había llegado el amor a su vida…
Sin embargo, la princesa lo acompañó hasta su castillo custodiando su regreso, y se fue por ahí sin más. Es que el príncipe gris le parecía mortalmente aburrido.
Cuando el dragón volvió a su castillo nadie se encontraba en él. Puso agua en una inmensa olla, y con una bocanada de su fuego la dejó a punto para el té. Desde arriba de la torre se puso a contemplar sus solitarios dominios, y se dejó ganar por la tristeza. Al fondo del camino creyó ver una nube de polvo que se agrandaba. Era la princesa guerrera que volvía cabalgando de despachar a su ceniciento príncipe. Se veía amigable porque no traía su espada, así que el dragón resolvió invitarla a beber té con él. Ella no estaba segura del todo, pero la convenció de que no tenía nada que temer, por una sencilla razón: los dragones no existen.
El dragón le dijo que la vida es curiosa: el príncipe no quería ser azul, la princesa no quería esperar por ningún príncipe, y él estaba cansado de lanzar fuego por sus fauces y apresar princesas desvalidas…
La princesa lo escuchaba atenta. De repente abrió bien grandes sus ojos azules. Posesa, murmuró medias palabras ininteligibles. El dragón alcanzó a oír “conjurar”, y al rato “hechizo”. No tuvo tiempo de nada cuando la princesa le estampó un sonoro beso en su ardiente boca, y el mundo empezó a girar en su cabeza, hasta desmayarse.
Al rato se despertó. Estaba a la vera del río, y fue volando a fijarse en el agua en qué se había convertido. Sin embargo, seguía tan dragón como antes, y azul, a mayor abundamiento.La princesa estaba a su lado entristecida, pidiéndole perdón. Le dio otro beso, y nada, seguía siendo dragón.
Entonces él le ofreció dar un paseo, y remontaron vuelo. Ella jamás había volado, y el dragón le pareció muy divertido, y ambos se rieron mucho al pasar por el castillo del príncipe gris, quien los saludó melancólico desde una torre idéntica a la del dragón, aunque sin cadenas. Luego sobrevolaron bosques y montañas nunca vistos por nadie, y ella quedó subyugada por tanta hermosura.
Cuando volvieron al castillo, la princesa le dio otro beso al dragón antes de marcharse.
- No insistas, seré dragón para siempre, le dijo él.
- Lo sé, dijo ella. Y tal vez me guste que lo seas…
Cuando el dragón reaccionó, la nube de polvo se perdía en la oscuridad de la noche. Lanzó una brutal llamarada para iluminar el camino de regreso de tan exquisita princesa, y usó el último resto de su fuego para encender las velas del castillo. Y con el corazón rebosante de alegría, preparó su cena de mil perdices. Se miró en un espejo gigante y le gustó lo que vio. Para ser un animal que todo el mundo asegura que no existe, no le pareció que estuviera nada mal.
El Príncipe Gris estaba en su castillo, y vio pasar al Dragón, volando con la Princesa Guerrera. Los saludó melancólico desde su torre, que era muy parecida a la del Dragón, y se dio cuenta que ambos se paseaban divertidos. Pero no se sintió celoso, solamente estaba triste. Su padre una y mil veces le dijo que podría casarse con cualquier princesa, pero a él eso no le interesaba. El Príncipe de Ceniza no quería ser un Príncipe Azul, mucho menos un Rey, y tampoco un Guerrero, y en el castillo otra cosa para él no había. ¡Era el heredero de Su Majestad! Todo lo que ocurría en el palacio le aburría, pero el problema es que no sabía qué quería ser.
Entonces decidió salir a dar una vuelta por la ciudad, sin caballo ni pajes. La gente del reino era muy pacífica y nadie lo molestaría. Y así fue que en su paseo vio a hombres y mujeres practicando oficios para él desconocidos, y artesanos que hacían maravillas con sus manos. Y todos eran muy, pero muy pobres. Y sin embargo les sobraba algo que en su castillo escaseaba: la alegría.Se maravilló con las obras de un creador llamado Benvenuto, de risa fuerte y manos milagrosas.
El artista fingió no reconocerlo y le ofreció una copa de vino que le sirvió su hija Iara, y bebieron gustosos mientras le mostraba sus diversos trabajos. Pero el príncipe no estaba interesado en llevarse nada, sólo quería quedarse y aprender. La sencillez del ambiente lo había eclipsado. Desde ese encuentro y para perplejidad de su padre, comenzó a ir todas las mañanas a la casa del humilde Benvenuto, a aprender con el maestro. Y le gustaba retratar, a veces muy bien y otras no tanto, a la gente que veía en la plaza o en el mercado del pueblo. También pintaba las artesanías, frutas o pasteles que ofrecían.
Y un buen día notó que sus ropas estaban completamente manchadas de los colores que tenía en su paleta: rojos, blancos, amarillos, verdes, marrones, celestes, anaranjados y turquesas. Ya no era un príncipe gris, pero tampoco azul. Lanzó una carcajada como no lo había hecho jamás, y salió corriendo con Iara para mostrarle la transformación a su padre. Y mientras atravesaba el pueblo, la gente comenzó a exclamar a su paso:
¡Qué viva el Príncipe! ¡Qué viva el Príncipe!
¡Qué viva el Príncipe Multicolor...!
El era un príncipe muy especial. Por empezar no era azul sino gris, aunque en realidad de niño sí lo era, sólo que después fue cambiando de color sin saber muy bien por qué. Y ahora, que era multicolor y supo la razón, se sintió dichoso.
Quiero desearles a todos ustedes la mejor navidad del mundo. Tal vez es cuestión de proponérselo. Nada sofisticado, podemos intentar estar con quienes queremos estar y pensar en todo lo maravilloso que tenemos. ¡En lo que todavía no hicimos y seguro que podemos hacer! Empecemos por tratar de cumplir los sueños pequeños...
Como saludo elegí estos cuentos que algunos de ustedes recordarán, y en esta ocasión vienen acompañados por los hermosos dibujos de Virginia Piñón
Gracias Virginia!
Feliz Navidad!
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33 comentarios:
Maravilloso Marcelo!
Está en nosotros pasarla bien, seguro que si. Gracias y abrazo de feliz navidad.
Un trabajo precioso!!! (Juan Duque alguna vez, lo interpretó y musicalizó maravillosamente,Y sigue sumando, con las ilustraciones de Virginia!)
La mejor Navidad para Usted y su familia!
Un cuento maravilloso.
Qué afortunada fui el día que te encontré.
Un abrazo gigante y multicolor.
Y GRACIAS...
SIL
Este príncipe, con su princesa y el dragón son de lo que mas me gusta... Y como ellos intentemos no ser como quieren que seamos, sino como realmente queremos ser... primero,claro hay que descubrirlo...
Y así seguramente los sueños pequeños se cumplirán y dejarán lugar para los sueños grandes!
Felicidades a mi escritor preferido!
Marce, me había encantado hace tiempo cuando lo publicaste y ahora que lo volví a leer me encantó nuevamente.
Besos pebete
Estercita
un conjunto espléndido de texto e imágenes, Marcelo
me ha encantado tu recomendación final: empecemos por cumplir los sueños pequeños...
un fuerte abrazo y felices fiestas
¡Y a pasarla bien! un beso.
Todos podemos enfundarnos la piel multicolor si nos lo proponemos, cuestión de voluntad :)
Delicioso cuento, Marcelo. Que tengas unas buenas fiestas. Un abrazo!
PD: Preciosas las ilustraciones de Virginia.
ME encantan tus cuentos.
Podrías haber puesto el audio que te hice del cuento
Besos
Un honor!! felicidades Marcelo!
Ay, cómo me gusta este cuento... NO me canso de decírtelo.
Felicidad para ti también, Marcelo. En estos días y en todos tus días.
Un saludo
Olvidé felicitar a la autora de los dibujos. ¡Preciosos!
Sorry
Ahhh!!!
Pero si está ahí
Besos
¡Qué cuento tan bonito! Recuerdo haberlo leído, pero, como ocurre con los buenos cuentos, el placer no se termina al leerlo una sola vez.
¡Saludos!
No lei el cuento.
Me encanto la musica.
Me encanto el post anterior, ese que si lei.
Me gusta su estilo.
Le deseo buena vida y muchas sonrisas.
Le regalo la mia de las 14:13hs.
...
Marcelo.
Ha sido fantástico recordar este cuento,como detalle en estos días es una belleza,tiene toda la estela de tu maravilloso estilo,la sensibilidad de un niño y la experiencia de un hombre que ha vivido.
La vida tiene sus matices,colores,desde los mas apagados hasta lo más brillantes,gracias por recordarlo.
Recibe un saludo Navideño deseándote felices fiestas al lado de tus seres más queridos.
Un abrazo enorrrrrmeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!.......Y toda mi admiración por el escritor!
Cierto en su momento Juan lo recitó!......
Hace algún tiempo me invitaste a leer este cuento, y me gustó mucho. Hoy al releerlo he vuelto a disfrutar de nuevo, y estoy pensando en tomarlo prestado para alguno de mis cuentacuentos, si me das permiso, claro... :)
Preciosos los dibujos.
Espero que pases una Feliz Navidad, disfrutando de la compañía de quienes quieres y te quieren...
"Happiness is doing what you love and loving what you do"
Un beso, Marcelo.
Felices fiestas Marcelo, felicidades también al príncipe, la princesa y el dragón que encontraron la felicidad a su manera.
Maravillosas ilustraciones, enhorabuena a la artista. Besos
Hola Marcelo:
Que pases unas felices fiestas y que el próximo año nos sigas sorprendiendo con tus deliciosos relatos...
¡Feliz Navidad!
Cordiales saludos,
Luis
Gracias Marce por tu regalo... un cuento precioso y tierno y sobre todo con sentimientos muy valiosos para compartir...
Que importante saber quiénes somos, qué deseamos y sobre todo, apreciar a aquellos que al pasar por nuestra vida, la modifican...
Te mando un beso enorme y un abrazo! Un buen comienzo para el 2010 junto a tus seres queridos.
Paz
Gracias Marcelo!! y muchas, muchas, FELICIDADES!!! Muuuuack!
cuak, cuak, me apasionan los arbolitos, los ositos, las florcitas
cuak cuak cuak cuak feliz cuak natal cuak
Felices fiestas tambien para ti chico guapo, si que recordaba el cuento y continuo pensando que los dragonzuelos me encantan, mucho más que los principitos grises, azules o rojos.Besos.
shissss, shissss, estoy perdiendo el tiempo en el trabajo entrando en tu blog...
...PERO COÑO QUÉ MÁS DA SI SOY EL JEFE...
Me ha encantado el cuento de ese principe multicolor, de la princesa aventurera y del dragón confuso... ninguno resultó ser lo que otros esperaban...
Te deseo a tí a todos los tuyos unas felices fiestas y un próspero año nuevo.
Precioso cuento, me ha encantado.
Te deseo unas muy FELICES NAVIDADES rodeado de tus seres queridos.
Muchos besos
Un relato genial. En serio. Mucho. De hecho, es un cuento que muchas mujeres deberían leer al ser grandes, al convertirse en mujeres. Porque hace tiempo hablaba en mi blog de lo mal (aunque no parezca) que han hecho algunas historias de cuentos a las niñas. Uno crece esperando el príncipe, y por sobre todo esperando ser princesas, vistas y tratadas como una. Y lo bueno es saber que no tenemos que esperar que nadie nos salve y no tenemos que querer cambiar a un hombre a príncipe, porque con un dragón también lo podríamos pasar bien.
Genial relato.
Felices fiestas.
Los dibujos quedan perfectos con tus cuentos...que siempre es un placer volver a leer.
FELIZ NAVIDAD MARCELO!!!!
Feliz navidad Marcelo. Me gustaria estar en muchos sitios, menos donde estoy, pero a lo mejor es donde debo estar para que me puedan encontrar los que quieran estar conmigo.
Recuerdo a tu dragón y a tu princesa guerrera...pero como cuando era niña hay cuentos que nunca me cansare de leer. Un beso
Precioso...
Un besazo y te deseo FELIZ NAVIDAD...
Me encantó este cuento la primera vez que lo leí, las ilustraciones están preciosas y tu propuesta de cumplir los sueños me parece ineludible. Un abrazo enorme Marce!
Hermosísimo cuento, Marce...tomar coraje, aceptar quitarnos el traje de los roles asignados. Tomar la paleta con nuestros colores y pintarnos del color que nos gusta, del que nosotros elegimos.
Los dibujos de Virginia Piñón son excelentes.
Los pequeños sueños están cerca y hacen la vida colorida.
felicidades!!!! Y un besote.
Me gustó el cuento y las ilustaciones muy buenas! decirte y desearte felices fiestas es mi deseo, pero más es agradecerte la amistad.
Un abrazo
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