sábado, 16 de abril de 2011
Café bar "ROMA"
No hay mujeres
Ni muchachos
Los mozos se sientan
En la mesa compartida
Se habla mucho
Y a los gritos
Cuando entré
Me miraron un poquito
¡Forastero!
Enseguida me olvidaron
Se comenta de quiniela
nocturna y vespertina.
Uno tira una cuestión
y lo acompañan
Un cortado en vaso más y
¡oh sorpresa!
Entra una viejita que sonríe.
Nadie la saluda y tiene ganas
Yo sí y me devuelve una sonrisa.
Un gorrión se cuela en el boliche
Mira un poco y vuela
San Martín desde el costado
Nos contempla comprensivo
Café bar “Roma”
Abasto
Hombres grandes solamente.
Es así.
Más sobre el Café bar "ROMA" en http://www.revistaelabasto.com.ar/43_bar_roma.htm
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15 comentarios:
que lindooooooooooooooooooo!
me encantó, bien de buenos aires, bien nuestro.
besos
Me he sentido como la viejita que te sonríe y tu le devuelves la sonrisa. ¡Tan bello! Qué bien has sabido transmitir el ambiente de ese boliche. Genial. Muchos besotes mi querido Marcelo y perdona que últimamente esté tan ausente, M.
en un barcito que por ahí le gustaría conocer, el jueves a la tardecita hablaba yo de Borges y de usted. despues le cuento. inspirador Poema, con meláncólica luz y tan almático. gracias. beso
Toda una ¨postal¨ sus versos, Marce.
Beso grande
SIL
Perdón, ¿cortado en vaso? ¿Qué es eso, Dios mío? Nunca vi algo así.
Ante el cortado en vaso, los hombres grandes y solos no me asombran.
Saludos.
Después de tus versos hoy que cumplo veintinueve me voy a buscar a los duendes de Baires al Bar Roma.
No queda otra.
Gracias por el rescate .
MaLena.
Unos ojos bien inmensos, entraron al Roma, para escuchar el silencio que nadie percibe en el estruendo, para el gorrión curioso, para una señora que buscaba otros ojos que se ríen.
Aquí los cafés suelen ser en vaso. Se cogen por arriba y por abajo, los dos extremos, así no queman.
Los poetas observan lento y profundo. Los hombres se reunen en los bares a la hora del partido.
En el café es sencillo arreglar el mundo y hasta ganar la liga.
Jooo, entre comas pretendía escribir "bien inmensos"
Unos ojos, bien inmensos" entraron al Roma
Bueno, adios...jaja
Anchorena y San Luis...ya apunté la dirección, algún día, quizás en octubre veré lo que tu ojos ven a diario. Me daré el gusto de recorrer Buenos Aires y revisaré tu bitácora para no perderme ningún dato importante, ya tengo varios apuntados.
Hermosa entrada Marcelo.
Me encantó el relato! Y me encantan las cosas que, sencillamente, "son así".
Saludos!
Henderson. Minúsculo pueblo en el interior de la provincia de Buenos Aires.
Mediodía de un día de semana.
Pregunté donde podía comer algo y me mandaron al Club Social y Deportivo.
Era así, tal cual Roma.
Y yo hice el papel de viejita.
Por un minuto helado que congeló el aire del lugar, se hizo silencio y todos me miraron mientras yo avanzaba taconeando y con cara de póquer.
Después siguieron mirando Crónica, como si nada, ignorándome olímpicamente.
Uno de esos sitios donde uno puede sentarse horas sin haber perdido ni un minuto… sólo porque por ahí no pasa el tiempo.
D.
Hola Marcelo:
Si en Corrientes 348, segundo piso ascensor, no hay porteros ni vecinos, ¿por qué habría de haber juventud en el Café Roma?.
(Yo he superado ampliamente los requisítos para ir al Roma).
Que bien.
Un café sin idiotas.
Es digno de celebrar.
Saludos.
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