jueves, 26 de julio de 2012
Jakob von Gunten
En el Instituto Benjamenta se aprende a ser humillado, a
obedecer ciegamente, a servir al amo que toque en suerte, no importa quien sea. Hay pocas
horas de clase, porque no hace falta saber muchas cosas para aprender a agachar
la cabeza. Al fin y al cabo, todas las
vidas acaban en derrota y es mejor aceptar eso rápidamente.
El incierto Instituto Benjamenta lleva más de cien años cerrado
y me pregunto si ahora sería posible. Ya no interesan mucho las artes, ni
siquiera las ciencias, o ser mejores personas, lo que importa es servir para un
trabajo y escaparle a la temida desocupación. Nada es más importante que un
trabajo en tiempos tan difíciles, no entiendo cómo a nadie se le ocurrió poner
en la entrada de alguna universidad un cartel que advierta a los alumnos que “el
trabajo os hará libres”
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4 comentarios:
El trabajo nos hará libres mientras tengamos la valentía de elegir entre los que ademas de darnos dinero nos hace felices.
Pueden llamarlo utopía pero creo en ello, creo en no bajar la cabeza, creo en no dejarse someter ni por personas, ni por situaciones. Y puedo certificarlo con mi vida.
A veces cuesta, es verdad, pero si uno tiene valor, creencia y perseverancia llega!
Dios nos libre de resignarnos!!!
Hay otra vida posible, no Marce?
El conductismo extremo de este instituto -que se ha cerrado- se ha filtrado en alrededores, y no ha muerto.
Llevaremos el estigma hasta el fin de los tiempos.
La educación nos hará libres.
Pero la libertad es una dulce utopía.
Nos duela o no... lo es.
Beso
SIL
Al escritor mexicano, Carlos Monsivais, le escuché decir en una entrevista, venditos los humillados y explotados por que ellos tendrán trabajo. Un saludo.
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