martes, 15 de abril de 2008
¡HOMBRES SIN FE Y SIN PATRIA!
Mientras me afeitaba esta mañana fría, de repente volvieron a mi mente otras mañanas frías, de los años ochenta… Eran a eso de las siete, en el patio de la escuela secundaria, cuando aún de noche la secretaria ponía un disco viejo que nos ayudaba a cantar “Aurora” para subir la bandera. Me parece oír la púa cayendo violentamente en el vinilo, culpa de la mano helada, el refrito del inicio y luego: "Alta en el cielo..." Después la oración, y cuando parecía que todo acababa llegaba el grito atronador del Padre Erdocia: “¡HOMBRES SIN FE Y SIN PATRIA!
¿Por qué semejante sentencia sacerdotal, que anunciaba futuros apocalipsis? Porque los que estábamos en el fondo, somnolientos, no habíamos cantado ni rezado…
Pero la reprimenda no pasaba de ahí, y luego subíamos al aula a esperar que entre clase y clase ocurriese de todo: juegos de naipes, manutención del altar pagano que crecía en el fondo del aula encabezado por nuestra Santísima Trinidad: Perón, Gardel y El Che (no notábamos algunas incompatibilidades menores) cigarrillos en los baños y relatos aumentados y hasta falsificados de ciertos encuentros amorosos.
En ese micromundo no sabíamos todo lo que ocurría afuera, con los militares en el poder…
Nosotros nos concentrábamos en Led Zeppelin y Lobsang Rampa, y pensábamos que la revolución era posible…
De todo eso me acordaba vagamente mientras hacía el nudo de mi corbata esta mañana fría, pero lo que permanece en mi memoria y en mi corazón sin alteraciones ni olvidos, es esa voz digna de un profeta bíblico, que por única vez en el día se dirigía hacia nosotros, y sin represalias posteriores rugía inapelable: “¡HOMBRES SIN FE Y SIN PATRIA!"
¿Por qué semejante sentencia sacerdotal, que anunciaba futuros apocalipsis? Porque los que estábamos en el fondo, somnolientos, no habíamos cantado ni rezado…
Pero la reprimenda no pasaba de ahí, y luego subíamos al aula a esperar que entre clase y clase ocurriese de todo: juegos de naipes, manutención del altar pagano que crecía en el fondo del aula encabezado por nuestra Santísima Trinidad: Perón, Gardel y El Che (no notábamos algunas incompatibilidades menores) cigarrillos en los baños y relatos aumentados y hasta falsificados de ciertos encuentros amorosos.
En ese micromundo no sabíamos todo lo que ocurría afuera, con los militares en el poder…
Nosotros nos concentrábamos en Led Zeppelin y Lobsang Rampa, y pensábamos que la revolución era posible…
De todo eso me acordaba vagamente mientras hacía el nudo de mi corbata esta mañana fría, pero lo que permanece en mi memoria y en mi corazón sin alteraciones ni olvidos, es esa voz digna de un profeta bíblico, que por única vez en el día se dirigía hacia nosotros, y sin represalias posteriores rugía inapelable: “¡HOMBRES SIN FE Y SIN PATRIA!"
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11 comentarios:
gracias cabeza por hacerme recordar momentos tan lejanos y tan gratos.
yo era el primero de la fila.
veo que tenes unas gallegas en el club de fans, o son familiares
Parece una conversación de locos, pero los dos nos llamamos Marcelo. Ni son gallegas, ni son del club de fans ni son familiares. Una es andaluza, la otra asturiana y en verdad escriben muy bien. Mirando sus blogs las descubrí...
Un abrazo!!
Marcelo
Y respecto del relato, no te resuena la voz del cura?
Marcelo, a veces los recuerdos nos aparecen con mucha frecuencia porque han dejado mucha huella en nosotros.... Dale un beso a tu hija de parte de Cottón.Un saludo desde España.Angela
Gracias Angela! Mi hija ha estado observando con interés las fotos de tu gato y lo ha comparado con su gata Ursula...
Un abrazo
jajaja! En realidad Mari Carmen somo dos. En aquel grupo adolescente éramos aproximadamente seis, de los cuales cuatro nos llamamos Marcelo, lo cual generaba un problema para las conversaciones y así aparecieron apodos varios. Los primeros dos comentarios son de uno de esos Marcelo que no soy yo, y parece que el recuerdo le gustó lo suficiente para dejar dos comentarios. En Argentina tenemos la costumbre de llamar gallegos a todos los españoles, porque de allí vinieron los primeros inmigrantes ibéricos. Costumbre que a mi madre nunca le gustó, y hace cincuenta años que vive aclarando que es andaluza...
Un saludo
Buenisimo!!!!, como te pudiste acordar de eso, que barbaro!.Fue una constante de todas nuestras mañanas.Yo extraño una estufa donde pueda subirme y pasear.Un abrazo
Los hombres sin fe y sin patria van apareciendo de a uno!! Lo que nunca pensamos es que el cura, al decirnos hombres con apenas 16 o 17 años, nos estaba haciendo un grandísimo elogio!! Gracias Claudito
Un recuerdo imborrable que surgió en mi memoria apenas leí la frase en tu correo. Tranquilamente la pudo haber dicho Galtieri en sus mesiánicas noches de insomnio alcohólico. Solo que para que sea completo habría que agregarle una no menos célebre y violenta frase acuñada por el mismo sacerdote a algunos de nosotros, siempre dirigida a varones, cuando luego de ese primer grito y en el momento en que comenzábamos a desfilar delante suyo rumbo a las aulas, algunos de brazos cruzados y cabellos largos disimulados con un levantado cuello de blazer que además ayudaba a soportar el fría de ese patio. Claro que era una frase más corta, pero no con menos carraspera producida por sus desayunos con ginebra Bols, para tan terminante como la anterior que emanaba de su boca el FACHA BRAVA!!! que nos hacia encoger los hombros.
Sencillamente genial Cacho!!!!!!!
Un abrazo
Yo conozco personalmente a los ahora "hombres"sin fe y sin patria.
Aseguro que se a lo que se refiere el cura que aplicaba esa sentencia... quizá cambiaron el aspecto, pero lo demás sigue intacto!! Ver una reunión en la que están todos juntos es como si volvieramos a verlos en aquella epoca, tienen un codigo propio, un lenguaje también corporal que los remonta allí (se que ellos no lo registran). Marce tus cuentos son maravillosos por la claridad en la exposición. Las imágenes surgen claras, brillantes. Estoy mas que orgullosa de este nuevo emprendimiento. A los hombres sin patria y sin fe les digo que me saco el sombrero ante la amistad que supieron conseguir y mantener en tantos años. Y a vos Marcelo que nunca dejes de escribir y que esto crezca como lo está haciendo Maqui y que llegue a ser maduro y maravillosa como ella...
Miriam
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