domingo, 18 de enero de 2009
De regreso
Mis pasos me llevan nuevamente por la ciudad, sin rumbo fijo. Siempre que vuelvo, me gusta dar una vuelta para saber si algo cambió. El enero de 34 grados no deja mucho espacio a caminantes. Los turistas de siempre (un poco menos?) con las guias en sus manos, buscan. Una pareja me pregunta por la gigantesca rosa, que está a 50 metros, pero tapada por la arboleda.
El calor sofoca los pulmones, pero también la mente. En la feria de Recoleta hay muchos puestos pero pocos compradores. Un simpático vendedor le dice a dos gringas que el pantalón que miran les quedaría precioso. Pero no alcanza a acertar a cual de las dos le interesa y se lo apoya en las caderas a ambas, que son el día y la noche en altura y peso. Les asegura que les quedaría perfecto a cualquiera de los dos, en una especie de pequeño milagro “fashion”
Hay una morena con un traje típico del Africa, rojo sangre, que impacta por su belleza. La de la chica digo, tiene cuello de cisne y una sonrisa perfecta. Los ojos vivaces no permiten mirar para otro lado. Sospecho que no debe hablar una palabra de español. Pero llega un amigo y ella le dice “que hacés che?” Son pocos los negros argentinos, siempre fueron carne de cañón en antiguas batallas, pero que los hay, los hay. El calor debe haber espantado a los bailarines de tango "for export", y creo por eso que tal vez Dios existe.
Los juegos de la plaza están desiertos, son las tres de la tarde.
Tengo calor, pienso en una cerveza. Como siempre que me sucede al volver, siento que Buenos Aires cambia apenas, para seguir igual.
Me vuelvo a casa, final del recorrido.
El calor sofoca los pulmones, pero también la mente. En la feria de Recoleta hay muchos puestos pero pocos compradores. Un simpático vendedor le dice a dos gringas que el pantalón que miran les quedaría precioso. Pero no alcanza a acertar a cual de las dos le interesa y se lo apoya en las caderas a ambas, que son el día y la noche en altura y peso. Les asegura que les quedaría perfecto a cualquiera de los dos, en una especie de pequeño milagro “fashion”
Hay una morena con un traje típico del Africa, rojo sangre, que impacta por su belleza. La de la chica digo, tiene cuello de cisne y una sonrisa perfecta. Los ojos vivaces no permiten mirar para otro lado. Sospecho que no debe hablar una palabra de español. Pero llega un amigo y ella le dice “que hacés che?” Son pocos los negros argentinos, siempre fueron carne de cañón en antiguas batallas, pero que los hay, los hay. El calor debe haber espantado a los bailarines de tango "for export", y creo por eso que tal vez Dios existe.
Los juegos de la plaza están desiertos, son las tres de la tarde.
Tengo calor, pienso en una cerveza. Como siempre que me sucede al volver, siento que Buenos Aires cambia apenas, para seguir igual.
Me vuelvo a casa, final del recorrido.
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28 comentarios:
"siento que Buenos Aires cambia apenas, para seguir igual"
Marcelo,
O sea “El gatopardisimo” absoluto: todo cambia para seguir igual?
Un saludo, acá hace frío y la cerveza (que solo concibo fría) hace que me de más frío; pero espero que encuentres la frescura.
PS Sobre tu comentario en mi post del french kiss; no querido, las malas lenguas nada tienen que ver con ese beso (las de éste son buenísimas), hacen referencia al viboreo.
PS 2 un rolón -como decimos en México sobre una buena canción- esa de Streets Of Philadelphia, infinitamente superior al lacrimógeno film -Philadelphia- del cual fue tema.
Una cerveza fría y 34º en Buenos Aires, a las tres de la tarde..., me voy allá sin pensarlo un segundo!!!
Ya el tango lo bailamos luego, al atardecer.
Besitos
Aquí un poco de frío, niebla y un sol que no se atreve a salir. En vez de cerveza, tomamos caldo y café.
Un domingo es siempre deseable, sea verano o invierno.
Efectivamente, Marcelo, nada cambia, todo sigue igual... Para bien o para mal...
Un beso.
Excelente descripción, me parece haber estado allí, bajo el calor y con esas presencias y ausencias.
Saludos
"...Los autos pasan lentos como una manada de elefantes. En lo oscuro una mujer me ofrece mate y Charlie salta por mí desde un rascacielos. Hoy Boca gana y una mujer que me recuerda a ti hace las maletas..."
Bienvenido. Tu ciudad, seguro, te echó de menos.
Un saludo
¡Qué gusto verte (verlos) de nuevo!
Con que invierno caluros ¿no' Qué envidia...yo acá terminando con la reserva cafetera de un año, gracias a otro "frente frío" (creo llevamos unos 200 jejeje).
Besos a los tres
He sentido el calor y el vacio de ese mercadillo... Un post muy descriptivo de un rincón de tu bella ciudad de Buenos Aires. Muchos besotes cariñín, M.
Mándanos un poquito de calor a estas latitudes, por favor. Me encanta el frio pero hasta cierto punto. Y si no, aunque sea un poquito de sol.
Muakks nublados
Hola chico guapo, pero a quien se le ocurre con 34 grados y a las tres de la tarde estar por la calle ???? A esta hora uno hace una siesta despues de comer y hacia las 7 puedes atreverte a sacar la nariz por el exterior, cuidate mi niño porque estos calores te van a matar.
Me gusta tu Buenos Aires ardiente, me gusta el rojo y la musica del Boss. Bienvenido!. Un beso Marcelo.
Nos regalas una imagen melancólica y sofocante de Buenos Aires que contrasta con nuestro frío intenso y nuestras heladas.
Siempre es un gustazo leerte.
Un beso.
Soledad.
Y yo que ahora echo de menos el calor... Ya veremos en agosto, cuando pegue de plano en este hemisferio.
Un abrazo.
Posees una claridad descriptiva que entusiasma. Buena narración, Marcelo. Quedan ganas de pasar a la siguiente página...
Me alegra verte de nuevo.
Por San Telmo el domingo estaba más fresquito, tenías que haberlo visto al Indio bailando tango cuando el sol comienza a bajar en la plaza Dorrego, te juro que nada de for export todo producto nacional, te lo recomiendo.
Besos
Suena muy apatecible un domingo así. Calor y cerveza muy fría son una combinación perfecta.
Seguro que como dicen por ahí arriba, Buenos Aires os echó de menos.
Un abrazo
Rafa
Se me hace difícil Marcelo, pensar en una cerveza con este fuerte viento del NO. y además frío y, que según las previsiones se alargará toda la semana... y está fuerte lluvia que veo caer en la calle...Me apetece un buen chocolate calentito pero, estoy trabajando y no es posible... Bienvenido a tu ciudad ! y que tengas una buena semana.Un abrazo Angela
Pues a mí el paseo me ha gustado mucho Marcelo. Claro que como no conozco Buenos Aires todo lo que nos cuentes me parecerá maravilloso. Parece que el calor no te nubla para nada la visión, y tu maravillosa y excepcional capacidad de descripción sigue intacta. Hasta puedo ver a la exótica y hermosa negra argentina.
¿Sabes si alguna de las gringas compró los pantalones? Soy muy curiosa perdona.
Gracias por el paseo.
Un abrazo enorme.
¡y que ganas tengo yo de que llegue aquí el veranito!
a la menda, o sea, yo, se le suben muchíiiiiimmmmmmoooooooo los ánimos...parece que el sol anima el alma...
¡¡¡¡¡feliz año marcelillo!!!!!
mua
lore
Algún día iré.
Me apetece muchísimo.
Saludos.
Pasa por mi blog, te enfrías seguro.
Un abrazo
Pueden pasar años y años de ausencia y la mayoría de las veces, seguirá igual. Casi no estoy pero sigo leyendo. beso
Con el frío que estamos pasando en este lado del mundo, casi envidio el calor que describes. ¡Tómate una cervecita a mi salud, que yo brindaré por la tuya con un café calentito!
Buenos Aires y yo coincidimos en, al menos, un punto: no soportamos el verano.
oh, por favor...que no cambie Buenos Aires...al menos hasta mi viaje ¿Que somos si no tenemos ilusiones?
A mi tampoco me gustan los bailarines de tango "for export".
Adoro Buenos Aires, aún en enero. Que bueno!!! Ya estás aquí.
jo!, el otro día me decía la hermana de una amiga que anduvo por ahí hace 15 días, que el calor le había distorsionado un poco esa mítica ciudad (supongo el contraste de temperaturas, los hemisferos y eso)
pero yo siempre la imagino con feeling.
abrazos
siloam
Buenos Aires, cada barrio un mundo a descubrir, por eso caminar sus calles, volverrr es algo que siempre se quiere hacer.
Saludoss cariñosos despues de tantos días
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