martes, 12 de mayo de 2009
Un billete de 100 volando o la receta para vivir 100 años
Caminaba ayer por la "city" financiera de Buenos Aires, cuando un billete de $100.- pasó volando junto a mi. Era una mañana ventosa, y rápido de reflejos para desazón de dos caballeros que lo venían siguiendo con la vista, lo atrapé yo.
Observando a mi alrededor vi a un joven que acomodaba varias facturas para pagar en el banco, y me di cuenta que se le había volado a él. Tan concentrado estaba en sus papeles desordenados y el dinero que tenía en su mano izquierda, que le tuve que tocar el hombro para avisarle lo que había sucedido. Efectivamente, los cien pesos eran suyos. Noté que se trataba de un cadete, por lo que si no aparecía la plata la hubiera tenido que reponer de su bolsillo.
Muchas veces he notado que en situaciones parecidas, generalmente por timidez, la gente tiende a escaparse de la escena a riesgo de parecer descortés con quien les resolvió un problema, error en el que no caigo cuando soy yo el que recupera algo perdido.
Los dos caballeros que se quedaron en ayunas me miraban como queriendo saber si yo era millonario o idiota, ya que el que había perdido el dinero ni se había enterado. Me dieron ganas de decirles que probablemente era ambas cosas, pero no en el sentido en que ellos pensaban, lo cual hubiera sido demasiado difícil de entender para los tres.
Lo cierto es que simplemente atrapé el billete y se lo di a su dueño, y me quedé un poco cortado porque el muchacho siguió rápidamente su camino. No es que esperase un fuerte abrazo o una propina, simplemente me pareció que el detalle merecía algo más que casi nada, pero así fueron las cosas.
Para reconfortarme recordé el artículo que había leído un rato antes, donde se intentaba revelar el secreto de la longevidad, y una abuelita sonriente decía que su receta fue haber sido una buena persona durante toda su vida. Conforme con ese resultado indirecto de mi actitud, que podría asegurarme un poco más de vida, seguí alegremente mi camino, hasta que recordé la edad en que falleció Pinochet, o los años que lleva vividos don Ratzinger; la sombra del desasosiego me envolvió nuevamente.
Joaquín Sabina llegó a rescatarme con su canción acerca de las desventuras que nos aguardan si queremos vivir cien años y pensé que mejor es hacer las cosas tal como nos la dicte el órgano que nos gobierna a cada uno sin esperar la respuesta de los demás (básicamente me refiero al corazón o al cerebro, aunque pueden haber otros, ya lo sé; incluso pueden gobernarnos varios órganos al mismo tiempo, lo que nos convierte en anarquistas corporales)
Así que ya estoy ensayando otros cursos de acción para el próximo billete de cien que pase por mis narices:
- se los devuelvo al joven, pero le digo que es su obligación agradecérmelo con lágrimas en los ojos o lo golpearé sin más trámite. Le digo también que no sea tan distraído y estúpido, porque de lo contrario nunca llegará a nada en la vida.
- me doy a la fuga, incluso corriendo, con los cien pesos.
- les ofrezco a los dos competidores dividirlo por tres: el 80% para mí, y un 10% para cada uno de ellos.
- me doy a la fuga, incluso corriendo, con los cien pesos y los dono a la Iglesia (en ese caso no debería salir corriendo y tal vez debiera reflexionar sobre el destino final del dinero)
- dejo pasar de largo el billete mientras pienso que el dinero no hace a la felicidad.
Como un billete del máximo valor no pasa volando todos los días, tengo tiempo para escuchar consejos sobre cómo proceder...
Observando a mi alrededor vi a un joven que acomodaba varias facturas para pagar en el banco, y me di cuenta que se le había volado a él. Tan concentrado estaba en sus papeles desordenados y el dinero que tenía en su mano izquierda, que le tuve que tocar el hombro para avisarle lo que había sucedido. Efectivamente, los cien pesos eran suyos. Noté que se trataba de un cadete, por lo que si no aparecía la plata la hubiera tenido que reponer de su bolsillo.
Muchas veces he notado que en situaciones parecidas, generalmente por timidez, la gente tiende a escaparse de la escena a riesgo de parecer descortés con quien les resolvió un problema, error en el que no caigo cuando soy yo el que recupera algo perdido.
Los dos caballeros que se quedaron en ayunas me miraban como queriendo saber si yo era millonario o idiota, ya que el que había perdido el dinero ni se había enterado. Me dieron ganas de decirles que probablemente era ambas cosas, pero no en el sentido en que ellos pensaban, lo cual hubiera sido demasiado difícil de entender para los tres.
Lo cierto es que simplemente atrapé el billete y se lo di a su dueño, y me quedé un poco cortado porque el muchacho siguió rápidamente su camino. No es que esperase un fuerte abrazo o una propina, simplemente me pareció que el detalle merecía algo más que casi nada, pero así fueron las cosas.
Para reconfortarme recordé el artículo que había leído un rato antes, donde se intentaba revelar el secreto de la longevidad, y una abuelita sonriente decía que su receta fue haber sido una buena persona durante toda su vida. Conforme con ese resultado indirecto de mi actitud, que podría asegurarme un poco más de vida, seguí alegremente mi camino, hasta que recordé la edad en que falleció Pinochet, o los años que lleva vividos don Ratzinger; la sombra del desasosiego me envolvió nuevamente.
Joaquín Sabina llegó a rescatarme con su canción acerca de las desventuras que nos aguardan si queremos vivir cien años y pensé que mejor es hacer las cosas tal como nos la dicte el órgano que nos gobierna a cada uno sin esperar la respuesta de los demás (básicamente me refiero al corazón o al cerebro, aunque pueden haber otros, ya lo sé; incluso pueden gobernarnos varios órganos al mismo tiempo, lo que nos convierte en anarquistas corporales)
Así que ya estoy ensayando otros cursos de acción para el próximo billete de cien que pase por mis narices:
- se los devuelvo al joven, pero le digo que es su obligación agradecérmelo con lágrimas en los ojos o lo golpearé sin más trámite. Le digo también que no sea tan distraído y estúpido, porque de lo contrario nunca llegará a nada en la vida.
- me doy a la fuga, incluso corriendo, con los cien pesos.
- les ofrezco a los dos competidores dividirlo por tres: el 80% para mí, y un 10% para cada uno de ellos.
- me doy a la fuga, incluso corriendo, con los cien pesos y los dono a la Iglesia (en ese caso no debería salir corriendo y tal vez debiera reflexionar sobre el destino final del dinero)
- dejo pasar de largo el billete mientras pienso que el dinero no hace a la felicidad.
Como un billete del máximo valor no pasa volando todos los días, tengo tiempo para escuchar consejos sobre cómo proceder...
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31 comentarios:
Si vuelves a encontrar otro billete de cien pesos, sera una señal de que debes quedartelo, Estoy segura!!!, pero nocreo que dabas donarlo a la iglesia sea del culto que sea...Mejor gastatelo con alguien que sepa apreciar el valor de ceder a la tentación.
Un beso Marcelo
Jajajajajajajá! La que tiene lágrimas en los ojos soy yo…y es que no puedo parar de reírme con tus otros “cursos de acción”!
¿100 años? ¿Quién quiere vivir tanto? (Por una vez estoy de acuerdo con Doña Leonor ¡)
(ok, ok, más de una…)
¿Anarquistas corporales? Jajajajajajá! Naaaaa, me voy y te dejo con tus cuitas!
Un besote!
La próxima vez que encuentres plata... me invitas con un café con leche y medias lunas??
Sos noble con un corazón grandote, cosa que ya sabemos los que te leemos hace tiempo. beso
Moraleja: no hay que caminar por la city en mañanas ventosas.
Creo que hiciste muy bien.
Tu actitud es equivalente a haber reenviado 12 cadenas de mensajes de esas que si no continuás te traen mala suerte ;-)
Un abrazo.
PD: agregué la dirección de la góndola en Cuspe ;-)
Antón.
La honestidad y la bondad no tienen precio y tampoco paga, por lo visto. Sos bueno y la gratificación viene por tu conciencia. Mi bisabuela tiene 100 años, está divina, es la persona más buena y divertida que conozco. Por ahí te sirve para anteponer a los nombres citados. Un beso grande
hola! pasaba a saludarte
te dejo un fuerte y grande abrazo!!
lindo día!
JAJAJAJAJAJAJAJA
Marcelo, la primera opción, por favor...y la grabas y la subes a la red y la envías a concursos de camara oculta....
jajajajajajajajajaja
Qué cómico eres!
(Que desazón sentí con la longevidad relacionada directamente con la maldad...pensemos también en la longevidad relacionada con el amor...Neruda amó mucho, por ejemplo....o con la escritura/intelectualidad como Borges y Sábato....o con ambos, amor y escritura, como Francisco Ayala!!!!)
Besos Divinorum!
Me parece que pinochet, ratzinger y cía no eran o no son seres humanos puesto que (esto es una suposición) no tienen conciencia, sino como serían capaces de convivir tantos años con sus demonios sobre la espalda. Larga vida al rey! cuando él va detras y el pobre plebello actúa como carne de cañon. Además marce no olvidemos que en el billete de 100 está julio argentino, quien fue comparado con hittler por el autor de "La patagonia revelde", un tanto exagerado creo yo pero eso no quita que haya sido un reverendo hijo de puta, quizas nos quieran decir con el billete de 100: civilizemos, fundamentando en que rara vez un billetin de tan alto calibre se escape volando de las manos de un miserable. Por ello tal vez lo mejor seria dejarlo seguir vuelo y esto porque el cadete desagradecido capaz muchas ganas no tenia de conservar su empleo. En fin, yo creo que procediste bien dadas las circunstancias.
Si lo que quieres es vivir 100 años creo que has adoptado la solución correcta. Yo añadiría otra posibilidad que es la de hacerse el despistado e ignorar el billete. A veces esconden una cámara oculta de alguna televisión o lo que es peor puede que formes parte de un experimento sociológico.
Un abrazo
Rafa
Me siento muy identificado con lo que sentíste.
Mi padre se encontró en una ocasión un paquete tirado por la calle con una cantidad muy importante de dinero. Lo llevó inmediatamente a la policía. Siempre dice que no hubiese estado tranquilo gastando ese dinero.
Un abrazo.
Un cambio de look en tu blog... con más espacio para leer.
Y una buena acción. Me gusta.
Yo los hubiera devuelto. Y habría salido corriendo de la vergüenza.
Un beso.
Soledad.
yo lo devolvería... después entraría en disquisiciones sobre la longevidad y la honradez, sobre la mala suerte de encontrar siempre billetes con su correspondiente dueño, sobre el dudoso concepto de propiedad del dinero... y al llegar a casa me arrepentiría de no habérmelo quedado
un abrazo
¿Es ficción verdad?
Jajjajja , si los vuelves nos tomamos unas cañas ...
Te lo metes rápido en el bolsillo y a disfrutarlo, lo encontraste en la calle, pero AYYYYY!!!!! Si ves a la persona que lo ha perdido sería incapaz de no devolvérselo, aunque el que te tocó a ti era un desagradecido.Un beso gordo chico guapo.
Yo creo que hiciste bien en devolverlos..aunque la mayoria sale corriendo sin importarle a quien le pertenece.. si a una abuelita que cobró su minima jubilación... si a un tipo millonario que para el seria como una propina... o a este simple cadete que ni gracias te dijo!!!
Si le vuelve a pasar al mismo.. esta vez creo que saco lo peor de mi.. y le digo... " Al menos un GRACIAS estaria bien" y me iria mas tranquila!!!
Si no me pertenece.. no es mio!!!
Bien por ti cielo!!!
Besos llenos de luz!!!
Hiciste bien en devolverlo, pero en casos más o menos análogos yo me he quedado con el dinero. No se puede confiar en nadie.
Besos.
Menos dárselo a la Iglesia, lo que quieras, Marcelo.
Ah! Y vacúnate contra el azar.
Un saludo
Tal vez el cadete esperaba que le devolvieras el dinero con interés, por haber hecho uso del billete por algunos segundos.
Como ya he contestado al nuevo test creo que no es necesario que diga aquí cuál de las cuatro opciones prefiero...
En cuanto a la longevidad, Marcelo, tú tienes que superar los 100 años, así que tómatelo con calma que te quedan unos cuantos... y muchos billetes por ver pasar, probablemente.
Piensa que si Rafa tiene razón y has participado en un estudio social, gracias a ti, la humanidad no queda del todo mal... y quién sabe, quizá no sean necesarios androides depués de todo.
(me gusta el cambio... especialmente porque ya puedo ver la aplicación completa de la música!)
Gracias por esta entrada.
Un beso!
Yo he devuelto gafas de sol Ray-ban, pulseras... así que no me costaría mucho hacer lo propio, eso sí, se me quedaría cara de tonta si no me dan si quiera las gracias. En fin, mejor le doy un puño en la nariz, le quito de arrebato de nuevo el billete y echar a correr con los cien pesos sería la solución. ¡Ja,ja,ja!.
Besos
Marcelo
100 pesos argentinos ¿son como 100 dólares? Pregunto, para saber si vale la pena brincar por ese billete.
Un beso
Excelente post. Me reí mucho la reflexión de la edad a la que murió Pinochet. De todas las opciones creo que no lo compartiría con los otros dos. Y efectivamente como dices, uno debe actuar con el corazón y sin esperar nada, porque la gente tiende a ser malagradecida.
Marce: dicen que lo que es del viento, el viento vuelve a llevárselo...así que mejor que devolviste el billete. En cuanto a la longevidad...el tiempo es algo arbitrario y no sé si tiene en cuenta las buenas acciones para perdurar en uno -no lo creo- bastan tus ejemplos. Tal vez lo único importante debe ser vivir intensamente, sin importar cuanto.
Me quedé un rato largo por aquí. Es como entrar a un libro. Me gusta como escribís, ya te lo dije, pero nunca está de más. Tus "cavilaciones previas..." me recordaron un cuento de Borges que no recuerdo el nombre, ahora. En realidad, muchas veces me recordas a Borges. Te dejo un beso grande.
Hubiera hecho lo mismo.. en casa siempre me decían "Bien mal acquis ne profite jamais"
Muy buen relato, Marcelo, ¿Auténtico, no?
Un beso.
Marcelo, sabes que le pasó algo parecido a mi hijo. Estaba desayunando en un establecimiento y vió que alguien se había dejado una libreta bancaria con todos los datos y con el nº de contraseña, o sea que podía haber vaciado la cuenta completamente, que databa de 1000 Euros.
Se limitó a buscar por internet el lugar para conseguir el n1 de teléfono, llamó al dueño de la cartilla del dinero, quedó con él en la estación de autobuses de la ciudad donde vivimos, y el personaje en cuestión no le dio ni las gracias, vamos que ni le invitó a tomar un café!
Hay mucha gente desagradecida por el mundo. Pero nosotros sólo hacemos, lo que debemos hacer.
Un abrazo grande para vos:)
Jajajaja, me encantó eso de que agradezcan con lágrimas en los ojos o sino lo golpeás jajaja.
La gente está cada día mas ordinaria y antipática. Vos hacé lo que te diga tu corazón porque si esperás opinion de terceros te volvés igual que ellos y esa no es la idea, no?.
Haga lo que le salga en ese momento, son instantes donde uno no piensa, solo actúa en consecuencia con su naturaleza, con su escencia.
Yo apostría a que ud los va a seguir devolviendo siempre, intuición de bruja, vio?
Ah!!! pero por favor, que no le salga el espiritu místico en ese momento, no se lo de a los curas.
Muchas gracias por las historias que trajeron, y sus opiniones también! Y me ocurrió de verdad esto que conté...
¡Ja, ja, ja! ¿sabes que me paso algo parecido hace bastantes años? Iba con mi madre en el metro, a la Puerta del Sol, y me fijé en un chico jovencito que iba a nuestro lado. Y al salir, en el pasillo del metro caído en el suelo, ¡zas! un papelito doblado con un recado escrito: "Natural molido, 1 kg. Torrefacto molido, 1/2 kg." y un billete de 2000 pesetas dentro. (aun no había llegado el euro a nuestras vidas). No vimos a nadie cerca, pero al salir pasamos frente a la tienda de café "La Mexicana" y reconocí al muchacho del metro, haciendo cola, pues aún no habían abierto la tienda. Nos acercamos y le preguntamos "¿Tu vienes a comprar 1 kg de cafe natural y 1/2 de torrefacto?" Nos miró, asombradísimo, se llevó la mano al bolsillo del pantalón, sin decir nada, y se puso pálido como la pared. Y cuando sacamos el papelito del recado, con el billetito doblado dentro se quedó tan extraordinariamente azarado que no fue capaz más que de decir "gracias" confusamente y meterse para la tienda, que estaban abriendo. Nos fuimos riendo un buen rato. Y aunque mi madre no llegó a una edad muy avanzada, te aseguro que fue una buenísima persona toda la vida. Yo espero no hacerlo mal del todo, y vivir lo que buenamente me dejen las circunstancias...
Gracias!...
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