… Debería llevar puesto un impermeable,
uno viejo, sucio
por no tener bastante dinero para llevarlo al tinte.
Sacará las gafas, y allí,
en la librería, hojeará mis poemas,
luego pondrá el libro en la estantería
y se dirá a sí misma:
“Por este precio, puedo llevar
mi impermeable a la tintorería.” Y lo hará.
Ted Kooser, traducido por Hilario Barrero y que me descubrió Beatriz
13 comentarios:
¿Viste? Como en "Oculto" "escribe para el olvido", con la misma engañosa sencillez que usted, pretencioso poeta, asegurándose en "quedarse dentro sin que se note."
(Voy a lavar al río...)
Besos.
jajaja, y también puede lavar en casa el impermeable y leer tus poemas de pie, en la librería, al lado de la estantería.
qué raro...me gustó!
no es raro que me haya gustado...raro lo que escribiste, me gustan las realidades paralelas.
besos
No lo escribí yo. El autor, el traductor y la fuente las puse debajo.
De modo que el autor...el traductor...y la fuente, pueden darse por plenamente publicitados.
Un abrazo.
Ted Kooser, ya apunté, es bienvenida la sugerencia.
Aunque sea verano y esté limpio el impermeable por tanta lluvia, ¿habría llevado consigo al poeta o sería el poeta quien no quisiere acompañarla?
MMMmmm, Ana me dejó pensando...
Le aseguro que ahora necesito encontrar el final.
http://enfugayremolino.blogspot.com
Hay tantos seres que dirían esa frase final...
me llega de cerca y estoy a punto de copiármelo (de pedirlo prestado como tú lo hiciste de Beatriz jaja)
Un abrazo
Así simplemente, lo que hay que hacer, hay que hacer.
Abrazos
María Pilar
P.D. Excelente música
Lo hará.
Pero posiblemente sueñe con el libro cada noche =)
hasta que pueda comprarlo.
Es una belleza para robarse, posta.
Beso grande
SIL
ups!
Hoy en día hay que ser prágmatico, querido, y el precio de los libros están por las nubes... Besotes, M.
Me llegó de parte de Hilario la traducción completa y la comparto contigo Marcelo. Me gusta muchísimo este poema.
En primer lugar, me gustaría que fuera guapa,
y que caminara cuidadosamente sobre mi poesía
en el momento más solitario de una tarde,
su cabello por el cuello húmedo todavía
de lavárselo. Debería llevar puesto
un impermeable, uno viejo, sucio
por no tener bastante dinero para llevarlo al tinte.
Sacará las gafas, y allí,
en la librería, hojeará
mis poemas, luego pondrá el libro
en la estantería. Y se dirá a sí misma:
“Por este precio, puedo llevar
mi impermeable a la tintoreria.” Y lo hará.
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