jueves, 25 de diciembre de 2008

Pedro Menárdez y el olvido

Nuestro citador miró hacia atrás y al encontrar –para su sorpresa- que su tarea literaria podía ser catalogada de “obra”, lo asaltaron miedos borgeanos: por ejemplo temió “…que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados...”
En plena zozobra recordó también que

“Sólo una cosa no hay. Es el olvido.
Dios, que salva el metal, salva la escoria

y cifra en Su profética memoria
las lunas que serán y las que han sido”

Esto último lo tranquilizó un poco, y concluyó que inexorablemente se encontraría en una de las dos categorías del orden divino de salvación previsto por Borges, probablemente la segunda; pero debía hacer algo más para resguardar sus pobres escritos del olvido.
No pensaba en la “posteridad” claro que no, esa pléyade de generaciones futuras sin rostros ni nombres. Menárdez siempre fue un hombre austero. El pensaba en alguna vieja novia vieja, o en un sobrino que pudiera haberse enterado de su existencia. Tal vez algún buscador artesanal de pequeñas historias de barrio. Pero siempre pensaba que podría ser un lector, o dos a lo sumo, los que podrían interesarse por él en un futuro.
Sólo eso.
Entonces comprendió que debía resguardar sus escasos escritos, especialmente los que jamás alcanzó a publicar, dado que a esta altura él no podría modificar ese destino alejado de las letras de molde.
Pensó en una caja fuerte. O en una botella al mar. La primera opción le pareció un símbolo demasiado ostentoso de las riquezas del comercio, que eclipsaría el mensaje de sus someras letras, si es que tenían alguno. Y la segunda le pareció excesivamente ligada al azar, casi un escalón menos, apenas, del olvido definitivo…
-¿Qué debo hacer? ¿Qué?

Se preguntaba Menárdez cada noche de su vida, mientras sentía que su tiempo se agotaba y la solución no aparecía.
Pensó en publicar avisos clasificados en el periódico, y en cada uno de ellos, un pequeño fragmento de su obra, pero lo desechó por oneroso.
Finalmente apareció la solución. Le enviaría cada una de sus obras a personas que él admiraba o quería, con formato de carta, pero sin encabezados ni aclaraciones, ni explicaciones de ninguna índole. Simplemente un cuento o una poesía dentro del sobre.
A su viejo amigo Andrés Otamendi le envió “La vuelta del jugador”; a su compañera Zulema Wheaton le envió “El sueño” ; Al editor Arnoldo Luro “la canción porteña" ;

Al paisano Ramón Tejedor le envió "Muerte en la pulpería" y así siguió con todas y cada unas de sus letras.
Cuando terminó esta tarea, Menárdez se sintió más tranquilo: su obra estaría resguardada del olvido.

Y satisfecho, se abocó a descubrir el mejor soneto jamás escrito.



17 comentarios:

Patty dijo...

Estaba por irme a dormir pero la historia me atrapó y terminé leyendo todas las entradas. Ahora me pregunto por qué motivo no me gustó leer a Borges, y me quedé con ganas de volver a intentar con otro de sus libros.
Creo que todos nosotros, tenemos el miedo de Pedro Menárdez, y por eso intentamos resguardar nuestras creaciones en nuestros respectivos blogs. Ojalá tu obra nunca se pierda, Marce.
Te dejo un beso.

Susana Peiró dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mujeres Construyendo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mujeres Construyendo dijo...

Querido Marcelo,
Creo que en el fondo esta es la historia de tod@s los que nos comunicamos, pensamos, escribimos... queremos no ser olvidados. Se trata de un tema vital: la muerte nos recuerda que algún día lo que hemos visto, vivido, amado, sentido, escrito.... se perderá. Nuestra memoria habrá desaparecido y solamente podremos persistir a través de los otros, en su mente, recuerdo, palabras, sentir. No hay palabras finales ni definitivas al respecto, tan sólo queda ese camino único, silencioso y privado que es nuestra propia conciencia, nuestra propia compañía, nuestra propia vida.
Por cierto, la música de hoy me ha gustado muchísimo, empezando por Coldplay y Wham (con la inconfundible voz de George Michael... lindo regalo navideño.
Un abrazo grande,

PS. Hoy te escribo desde mi otro blog.

Merche Pallarés dijo...

Sí mi querido, tienes que guardar todos tus fabulosos escritos. Para la posteridad, MUY importante. Besotes con resaca navideña, M.

Anónimo dijo...

nada como un blog

o eso, o reescribir el quijote

mi abrazo

Martine dijo...

.... O para salvarlos de un Farenheit Bloggero, que cada uno de sus lectores guardara uno en su memoria... Si, eso haremos guardarlos en la Memoria y en el corazón...

Un beso Marcelo y por si acaso fuera este tu último Post del 2008, cosa que dudo, FELIZ AÑO 2009!
Para los tres...

ana. dijo...

Marcelo!!! Precioso post!!!
Tu blog es un sortilegio contra el olvido. Un retornar a la memoria, a los sentimientos, al alma. Me hace muy bien leerte. Besos.

Mariela Torres dijo...

¡Qué bonito! El blog es también eso, llegar a otros, lejos y perdurar un rato más.

Besos.

olhodopombo dijo...

Marcelo, que significa apalvra paisano? aqui no meu dicionario espanhol-portugues não tem ...

Puxa, eu tambem gostaria de receber algo assim pelo correio....

olhodopombo dijo...

Marcelo,
não sei se saberia viver num lugar sem as frutas....

begoyrafa dijo...

Que no se preocupe por el Olvido Pedro Menárdez que en un disco duro de una ciudad de tamaño madio en el Norte de esta España mía esta España nuestra está guardadas sus palabras y sus silencios.
Un abrazo
Rafa

Marcelo dijo...

Patty:
Si las humildes letras de Menárdez despertaron una inquietud por Borges, la existencia de aquellas ya tienen una justificación!
Un beso y gracias

Así es Susana! Y el problema es que ese tahúr no te deja salir del juego y siempre te propone una mano más, porque sabe que el tiempo está a su favor, y habrá una mano donde no podremos tallar...
Pero creo con vos que la imaginación es la memoria del subconciente, por lo que seguirá Menárdez tratando de dejar alguna pequeña huella! En cada destinatario de sus letras tal vez alcance una pequeña inmortalidad como la que Borges imaginó.
Un beso!

Marcelo dijo...

Claudia: es una lucha desigual la que intentamos contra el olvido pero...qué otra cosa nos queda a los que nos gusta escribir? Muchas batallas se saben perdidas de antemano y sin embargo las acometememos igual, quemando las naves en busca del milagro. Y a veces, ese milagro se produce...
Un beso

Gracias Merche! Un beso pre-resaca de fin de año!

Santi: ambas opciones on difícilísimas. De momento, sólo me atrevo a reescribir el Quijote.
Un abrazo!

Marcelo dijo...

Gracias Selma! Cuento con la memoria de cada uno de ustedes!
Un beso y creo que algo más aparecerá este finde!

Ana: esa es la humilde intención que tiene el blog, y cuando consigue parte de ella, se ilumina.
Un beso y gracias

Perdurar un rato más. Una mano más. Vos lo dijiste, y muy bien.
Un beso!

Marcelo dijo...

Fatima, ya te contesté en tu blog!
Un beso

Gracias Rafa! Y no tengas ninguna duda de que él cuenta contigo!
Un abrazo

difusa dijo...

Al publicar tus líneas quedan plasmadas en la memoria de tus seguidores y perdurarán más allá de lo que piensas ya que toman vida propia y dejan de ser tuyas tomando vida propia en la mente de tus seguidores.

Resguarda tus líneas no sólo en el blog sino que con un back up.

Saludos.

Bitacoras.com