sábado, 31 de enero de 2009
La máquina de escribir
Cuando en rueda de iniciados los devotos de la reencarnación le contaban sus vidas anteriores, e inevitablemente aparecían Napoleones y Cleopatras, él manifestaba una antigua vida de objeto, lo que chocaba contra los principios del sistema. El señalaba que en su vida anterior fue una brillante y veloz Rémington.
- No puedes haber sido un objeto inanimado, le dijeron.
- Es que no era inanimado. Esa máquina tenía vida en forma de sonetos, cuentos, alegorías y romances. En novelas. En poesías perfectas. La máquina no necesitaba alguien que le escribiera, lo hacía sola, y sin detenerse jamás…
Y así, bebiendo tranquilamente una copa de vino, el ex Sr. Rémington conversaba allí al fondo de la reunión con un Ramsés de barba y bigotes, mientras un Almirante Nelson hablaba de Trafalgar con Don Pelayo, y un tal Bustos se reconciliaba con un Manco Paz de improbables manos exquisitas.
Ninguna fama prestada buscó el ex Sr. Rémington para su experiencia anterior. El, prefería imaginarse como una hermosa máquina. Una máquina de escribir que no se detuviera nunca…
- No puedes haber sido un objeto inanimado, le dijeron.
- Es que no era inanimado. Esa máquina tenía vida en forma de sonetos, cuentos, alegorías y romances. En novelas. En poesías perfectas. La máquina no necesitaba alguien que le escribiera, lo hacía sola, y sin detenerse jamás…
Y así, bebiendo tranquilamente una copa de vino, el ex Sr. Rémington conversaba allí al fondo de la reunión con un Ramsés de barba y bigotes, mientras un Almirante Nelson hablaba de Trafalgar con Don Pelayo, y un tal Bustos se reconciliaba con un Manco Paz de improbables manos exquisitas.
Ninguna fama prestada buscó el ex Sr. Rémington para su experiencia anterior. El, prefería imaginarse como una hermosa máquina. Una máquina de escribir que no se detuviera nunca…
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16 comentarios:
Como me gusta tu blog ¡
Qué buena historia, Marcelo...
Ya puedes confesar que esa máquina eres tú, sólo que con los años te has trasformado en un sofisticado ordenador afincado en Argentina que jamás para de escribir maravillas.
una exquisita reunión
... estoy de acuerdo, las Remington tienen vida propia... y además muy fructífera
nunca nos detendremos :)
un abrazo
Estoy de acuerdo con Gloria. La máquina de escribir, sin duda, eres tú. ¡Y que no pare nunca esa máquina de teclear!
Un saludo
... y que no cese esta máquina, cuídala bien, muy bien...Por muy ordenador que sea...
Un beso, Marcelo ...
entre todos ser uma maquina de escrever é uma bela opção,
a mim gostaria de ser a palheta do Van Gogh ou as velas que Rembrandht
utilizava na hora de pintar seus maravilhosos quadros.....ou mesmo
a caneta tinteiro que Beethoven usou para escrever suas partituras....
a proposito Marcelo,
hoje esta fazendo um daqueles dias belissimos aqui na Bahia com um ceu muito azul e uma luz inacreditavel...
Entonces quien fue una máquina que escribía sola, seguirá escribiendo.
Y ¿qué me dices de las "Underwood"? Esas son antidiluvianas... pero son con las que aprendí a escribir a máquina. Besotes, M.
En mi niñez hice de "escritora" tecleando en una máquina de escribir. Son mágicas. ¿Por qué alguien no podría reencarnar en ellas?
Una antigua vida de objeto, pero de objeto especial, mágico…maravilloso, del tipo que tiene vida en los “laberintos”.
Ah, los arquetipos humanos...
¡Por supuesto que no quiere famas prestadas el ex Sr. Rémington! Ningún demiurgo no las necesita.
Bello trabajo! Muchas Gracias!
Saludos Marcelo!
Son preciosas las máquinas de escribir antiguas chico guapo, me encantan y me encantan tus historias.Petonets.
Definitivamente son magicas!!!
Que buena musica.
Un abrazo
Es famosa la anécdota, pero me gusta contarla una y otra vez:
En un manicomio, sometieron a los internos al detector de mentiras, a fin de estudiar la mentalidad humana. A uno le preguntaron que quién creía ser.
-Napoleón -contestó.
Y el detector de mentiras dijo que el hombre decía la verdad.
Casi filosófica, la anécdota.
Una reunión excelente. Y haber sido una máquina tan hermosa, capaz de producir obra literaria... realmente se sentiría muy, muy satisfecho.
Un beso.
Soledad.
Sí...la máquina de escribir será siempre objeto de nuestra nostalgia. Precioso relato.
jajajaja....pará que me tenté..jajajja. me causó mucha gracia lo de "Y así, bebiendo tranquilamente una copa de vino, el ex Sr. Rémington conversaba allí al fondo de la reunión..."
que hdp! tomaste algo para escribirlo...o salió al natural? es un flash
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