jueves, 23 de abril de 2009
Julieta
Ella entró al banco con sus dos hijitos y la panza de ocho meses y medio. Ninguno de los tres hablaba, ninguno sonreía. Se dirigió al último puesto de la larga fila que se formaba ante las cajas. Alguien le dijo que fuera adelante, que la atenderían de inmediato. Ella desconfió y no se movió. Seguro que "privilegio" no figura en su diccionario de vida.
Alguien insistió y le advirtió a un empleado. La atendieron sin demora. Lo único que quería era cambio de cincuenta pesos. Pero no era cualquier cambio: quería billetes de diez, de cinco y de dos, además de algunas monedas.
Le dio doce pesos al mayor, que tendría siete u ocho años. Fueron doce exactamente, ni diez ni quince, y el pibe apenas movió los labios, lo que alguien interpretó como una sonrisa. Se fueron del banco sin mirar atrás.
Alguien imaginó que allí no habría esposo ni padre. A lo mejor era un prejuicio, pero la calle enseña que hay gestos y miradas que hablan. Entonces alguien la imaginó como una Julieta sin un Romeo que fuera a buscarla, ni promesas malentendidas. Pero que era una heroína, a alguien no le quedó ninguna duda.
Alguien insistió y le advirtió a un empleado. La atendieron sin demora. Lo único que quería era cambio de cincuenta pesos. Pero no era cualquier cambio: quería billetes de diez, de cinco y de dos, además de algunas monedas.
Le dio doce pesos al mayor, que tendría siete u ocho años. Fueron doce exactamente, ni diez ni quince, y el pibe apenas movió los labios, lo que alguien interpretó como una sonrisa. Se fueron del banco sin mirar atrás.
Alguien imaginó que allí no habría esposo ni padre. A lo mejor era un prejuicio, pero la calle enseña que hay gestos y miradas que hablan. Entonces alguien la imaginó como una Julieta sin un Romeo que fuera a buscarla, ni promesas malentendidas. Pero que era una heroína, a alguien no le quedó ninguna duda.
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19 comentarios:
Y decidió inmortalizar su certeza con hermosas palabras... de miradas que hablan.
Un beso.
(por supuesto, Juliet)
Una Julieta con sueños suicidados, devenida en economista juiciosa, imparcial. No hay palabras para el dolor, se explica solo. Tampoco hay sonrisas. Sólo vocación por la vida –o la supervivencia, y testigos que la olvidarán rápidamente salvo uno, el autor de este artículo, quien la vistió de gala para nosotros.
Buen trabajo Escritor.
Un beso.
Supervivencia en un mundo despiadado, cada dia más.
Que bronca me dá.
Pero tu lo escribes tan bonito.
Besos. Marcel.
Y ahí uno se da cuenta de lo ridículo que puede ser hablar de "realidad". La realidad es que esto, o es que aquello... y de pronto una realidad que no tiene nada que ver con nada, te pega como un botellazo en el medio de la frente. Te quedás medio atontado pensando cómo puede ser... pensás un poco en como quizás es... te levantás, te sanás, y seguís con tu vida... ahora quizás en una realidad distinta... pero probablemente no mucho.
Saludos!
Es otra realidad la de tu "Julieta", el mundo se ve con otros ojos. Lo que molesta, son los prejuicios de los demás.
Besos
Por ahí el pibe había pagado el taxi con los doce pesos que su papá Romeo le regalo, o el pibe era Romeo? El amor de madre e hijo es tan grande como el de capuleto y montesco.
heroínas con superpoderes de supervivencia
es en la vida real (y despiadada) donde se descubre y demuestra el verdadero coraje
un abrazo, Marcelo
Qué triste, Marcelo.
Encuentras la belleza en cualquier esquina.
Besos.
Gracias por darle una oportunidad a ese montón de heroínas anónimas, en un mundo donde pasan desapercibidas, salvo para unos pocos, en un mundo donde los privilegios son para otros.
Ojalá algún día tenga suerte.
Precioso Marcelo. Un besazo!!!
En pocas palabras, pero contundente retrato de una mujer marcada por la pelea diaria.
¡Excelente! Pobre pero brava mujer... Si fuera hombre ya estaría cayéndose borracho por las esquinas... Muchos besotes, M.
Heroína total..dos hijos, casi tres...
Un bello relato, Marcelo!
besos, besos, vino, vino...
Este no es un cuento de Princesas, sino un retrato muy real de una de tantas heroínas anónimas..
Enternecedor relato Marcelo, y como acostumbras, muy bien escrito...
Un beso.
Que triste historia Marcelo pero que bien escribes parece que estés ahí mismo con una Julieta esperando con sus dos hijos, las migajitas de alguien..
Muy tierno el relato
Besos amigo
Por suerte siempre alguien observa.
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Tampoco vi Lost, no he visto ni un solo capítulo de nada. Ja!
Que risa :)
Muy buena historia. Es perfecta, es sencilla, sensible pero no pide que nos conmovamos porque sí.
Otra cosa: ¿no viste Matrix?, ¿y por qué yo sí? Ahhh, cierto, porque yo vivía con mi papá y mi hermano, que tienen esos gustos.
Lei mi nombre ahi y me quede a ver. No me arrepiento. Ojalá se pudiera decir eso que usted cuenta, de mi y todas las demas algun dia.
saludito
Una mujer luchadora...que canción más bonita has puesto ufff me encanta
Besitos y feliz finde
Marcelo, me emocionaste hasta las lágrimas. Es algo que me toca de cerca aunque no te voy a contar de qué manera. (Embarazada no estoy.) Aprecio enormemente tu sensibilidad para describir el mundo, para elegir las palabras que nos muestren que, efectivamente, se trata de una heroína. Un abrazo enooorme.
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