viernes, 4 de julio de 2008

Un deporte nacional



No, ¡que fútbol, ni polo ni bochas! Estoy hablando de eso que hacen todos los hombres de estas tierras, sin importar la edad ni condición. Se trata del verdadero deporte nacional: mirar mujeres por la calle. Veamos por si no te parece.Como siempre, primero las aclaraciones. No se trata de piropear, buscar conversación, seducir, tirarse un lance ni nada que se le parezca. Ni siquiera probablemente haremos contacto visual con ella, porque viene distraída mirando vidrieras, de prisa o simplemente no te registra. Esas formas de acercamiento serán materia de otra charla. La de aquí está reservada para quienes no quieren, no pueden o no deben establecer contacto pero, a la vez, les resulta inevitable acompañar con la mirada el paso de una mujer hermosa por la calle. Que al fin y al cabo estamos en Argentina, y esto que digo es pasión popular.Pero con elegancia, que lo cortés no quita lo insistente.
Antes que nada prohibido murmurar. No se justifica ni en el caso de intentar un abordaje, ni aunque estemos en presencia de La Perfección. Ese murmullo que parece esconder palabras soeces, debe evitarse siempre. Porque además es cobarde, ya que si de milagro ella pregunta ¿qué dijiste?, el galán en cuestión suele emprender huida deshonrosa (¿hay alguna huida que no lo sea?) Encima puede ser confundido con un acosador.Tampoco es agradable gritar cosas desde el auto o camión, o tocar la bocina, ni suave ni fuerte.
Debés evitar también interrumpir la conversación si te encontraste con un amigo en la vereda, u olvidarte el hilo de la charla, mirándola pasar boquiabierto. Eso tampoco es elegante. En ese caso si te perdés de relojearla, mala suerte, que por algo sos un hombre que ha nacido para sufrir. Peor aún si el grupo está integrado por tres o cuatro tipos, que se envalentonan ante el solitario paso de la dama, o si vas acompañado por esposa o novia. ¡Silencio y como si nadie pasara! A lo sumo en este último caso –pero es peligroso y no lo recomiendo- queda la posibilidad de girar la cabeza en dirección a tu amada y fingir que la escuchás, y al mismo tiempo exigir tus ojos colocándolos en el rabillo para fugaz vistazo sobre la caminante; pero sé de dislocaciones y estrabismos repentinos, producto de cachetazos recibidos sin maniobra defensiva alguna por parte del caballero que por supuesto estaba mirando para otro lado. Para el lado de ella.
Por eso la ocasión ideal es ir caminando solo, y que ella venga de frente. Si va en la misma dirección que vos, te avisarán que está más adelante los tipos con los que te cruzás, que pasarán a tu lado suspirando: “¡No puede ser!” “¡Por Dios!” o “¡Mamita!” esto último en clave freudiana.Volvamos a la que viene de frente, sea caminando distraída, sea hablando por su celular. Tanto su timidez como su paso avasallante pueden encandilarte. Has tenido tiempo de verla bien, es hermosa, y te devora la ansiedad por darte vuelta y seguir observándola. ¡Cuidado! No gires violentamente, es poco sutil, además podés tropezarte con algo o alguien y terminar despatarrado en el medio de la vereda (juro que lo ví, en realidad lo oí caer, yo también la estaba mirando a ella)En ese caso lo mejor es, si pasa a tu izquierda, dejarla pasar unos metros, y luego darte vuelta pero por tu derecha, como si alguien te hubiera llamado o se te hubiese caído alguna cosa. Allí va ella, probablemente alejada unos cinco o seis metros, es verdad, pero la operación resulta más delicada y no habrá contratiempos. También podés detenerte en un quiosco de revistas y hojear un diario, si tenés suerte de que ella se detenga. Obviamente que si vas por una peatonal repleta, no habrá manera de hacer el truco. Por otra parte, está prohibido seguirla, pasarla y volver otra vez a cruzarte con ella. Además de indiscreto, puede prestarse a que pases un mal momento…
Es verdad que si la fémina aparece con alguna prenda ajustada y portando zapatos altos, rojos para más datos, el ruido de los tacos y las gestos de los demás, que van girando la cabeza como diciendo que no, pueden desconcentrarte, y probablemente caigas en alguno de los pecados señalados, es decir , dejar la boca abierta, murmurar cosas ininteligibles, darte vuelta violentamente, exclamar “mamitas” u otras yerbas o directamente caerte redondo al suelo…En ese caso no sufras, que de carne somos y un impulso irrefrenado lo tiene cualquiera…
Por último, una pregunta recurrente ¿sonreír o no sonreír al escrutarla ? Es una cuestión de estilo, lo único que te recomiendo en el caso de que optes por no sonreír, es tratar de no hacer un rictus cual si hubieras visto a Medusa, bastante común por aquí, que parece querer dejar asentado: “no me conmoviste, eh?”¿Y qué si ella te sonríe? Tranquilo, eso no ocurrirá en el 99 % de los casos, salvo que seas Richard Gere o algo así. Del 1 % restante, hay un 30% de posibilidades de que haya recordado algo gracioso que nada tiene que ver con vos, otro 30% de que esté chiflada, un 30% de que quiera quitarte algo y, finalmente, tenés un considerable 10% de que te haya devuelto la sonrisa porque le gustaste o le caíste simpático. En este último caso, amigo mío, no me preguntes qué hacer, vos sabrás, que ya estás grandecito para tantas instrucciones y no es mi intención desasnarte de eso aquí.Y a quien le parezca todo esto exagerado, es porque no conoce el condimento napolitano de nuestro carácter, ni la belleza de las argentinas, ni la mirada interminablemente criolla, que suele empeorar en primavera. Me pregunto cómo será en otros países...

24 comentarios:

Anónimo dijo...

Cómo será en otros países qué exactamente?
Yo cuando veo una chica guapa pasar pues digo, oh, qué guapa, y ya está. ajjajaja.
Vaya lío de historia que has montado total por una que va pasando causalmente por ahí.:)

Camille Stein dijo...

creo que el placer de mirar es internacional, no tiene fronteras

es un placer individual y privado: observar por la mera satisfacción de hacerlo y sin ninguna intención ulterior

un vicio agradable... y en principio sin ningún efecto secundario :)

un abrazo

Anikin dijo...

Pues en otros paises, al menos en el mio, los obreros le meten martillazos a los andamios cuando pasa una chica guapa y los chicos empiezan a seguirla con la habitual cantinela de "¿Le pido fuego?" "¡Pa' eso pidele el movil!".
No se, yo creo (sin haber visto "el condimento napolitano de nuestro carácter, ni la belleza de las argentinas, ni la mirada interminablemente criolla") que es que hace mucho calor y la gente se altera. Espera, que alli es invierno. Pues que la gente se altera a secas.
¡Saludos!

fritus dijo...

En otros países muy parecido...amigo, el deporte nacional ibicenco es el mismo, sobretodo de mayo a octubre 8 recuerda que aquí vamos al revés, es otro hemisferio) . Aquí en Ibiza a partir de Junio empiezan a aparecer unas megamujeres por todas partes que uno se pregunta de dónde han salido, ...¿de un almacén?..¿de sus respectivos países y/o autonomías españolas?....Soy agnóstico pero a ratos creo que Dios existe.

Un abrazo, Marce. eres un crack, te lo digo con toda la complicidad masculina que soy capaz, y disculpa que acabe de escribir, que me voy al balcón a fumarme un cigarrito que ahora empiezan a salir las british girls del hotel de enfrente de casa.

Marcelo dijo...

Es que soy muy estudioso Mita! Y tengo una segunda parte del mismo tema llamada "Un deporte internacional", así que quizás termine escribiendo un tratado sobre el asunto...te mantendré al tanto!
Un saludo

Totalmente de acuerdo Camille. Y además puede servirnos para escribir luego. O durante.
Un abrazo

Me encantó lo delos martillazos Anikin! Esa sí nunca la vi...
Un beso

Genio Fritus! Ya han pasado unas horas. Qué viste por ahí? Y la Sra. Frita lo sabe? Recuerda lo del cachetazo...
Un abrazo amigo!

Anónimo dijo...

Es verdad que el placer de mirar es internacional como dice Camille ,pero es que aqui en Argentina es todo un arte,a mi me encanta cuando veo pasar una mujer bellissima ,observar a mi esposo es que el tiene su arte,a mi no me molesta para nada que mire si la belleza se hizo para eso,pero no le digo eso solo por el placer de verlo darse maña para mirar.Ahora te diré que en Tucumán abundan los que te desnudan con la mirada o te gritan algo más fuerte que mamita!la verdad es un poco feo,por lo demás es una pasión muy grande que tienen por las chicas y encima cada vez vienen más bonitas porque las jovencitas son verdaderas esculturas.Que buen post me haz hecho sonreir mucho con el,gracias!!!!!!!!

m.eugènia creus-piqué dijo...

Ja jajajaaajaja,jaa. Como me he reido Marcelo con tus lucubraciones mentales, he pasado un buen rato leyéndote, yo te diré que en Catalunya no es ni la mitad de lo que tu explicas, abundan mucho los pasotas que no te hacen ni caso,gracias a dios, respecto a los piropos, solo los dicen los obreros de la construcción y todo y así ha bajado mucho el tono de ellos y la cantidad, recuerdo cuandon era muy joven que pasabas junto a una obra y te piropeaban todos, ahora es mucho menos, tambien puede ser porque hay más obreros extranjeros que antes, y ellos no deben tener la misma manía persecutoria de meterse con las mujeres.

begoyrafa dijo...

Hola Marcelo, hoy el comentario lo va a hacer por mí la escritora Carmen Posadas; lo leí hace unos meses en un suplemento dominical. La magia del copiar y pegar me sirve para ayudarte a completar ese interesante estudio que planteas:
Escribo estas líneas sentada en un destartalado banco público de la ciudad de La Habana, adonde he venido a pasar unos días. Ya saben ustedes cómo son los finales de año, a uno le da por pensar con nostalgia sobre los temas más nimios, y es precisamente uno de estos temas el que me ha hecho detenerme aquí, cerca del Malecón. Escribo apoyada en dos ejemplares del Granma y quiero aprovechar este dulce bienestar que da el Caribe para hablarles de algo que me ronda desde hace tiempo: me refiero a la decadencia y muerte del piropo en España. Es una pena, pero es verdad; en nuestro país, el requiebro está muerto y enterrado: ya puede pasar por delante de un grupo de hombres la propia Kate Moss en cuerpo glorioso, que a ninguno de esos machos se les moverá un pelo. (Huelga decir que a nosotras, simples mortales, no nos escupen de puritito milagro. Pero en fin.)

En cambio, aquí y ahora, sentada en mi banco de La Habana, alimento mi desinflado ego con un montón de lisonjas de esas que la dejan a una como nueva. Comprendo que alguien alegue, y con razón, que los latinoamericanos, como los italianos, son mucho más dados a decir cosas lindas. Pero les aseguro que, al visitar Francia, Inglaterra e incluso Rusia, he comprobado que todos practican esa vieja costumbre del halago callejero, cada uno a su manera. Los franceses, por ejemplo, lo hacen como (casi) una declaración de amor en toda regla que a menudo comienza con un «Oh! Madame». Los ingleses, más tímidos, aprovechan el sempiterno tema del clima para introducir algún comentario de tipo romántico-botánico que invariablemente rematan con un «My luv» (‘Mi amor’, dicho en cockney). Y, por fin, los rusos mascullan ternuras que lamentablemente no puedo contarles de qué tratan… sólo sé que tienen tono de balalaica. En España, en cambio, país antaño ingenioso en galanteos, ya no se oye una linda palabra, ni siquiera una palabrota como la que antes solían lanzarnos los obreros desde los andamios. Se acabó, las mujeres parecemos no inspirar comentario alguno, ni bueno ni malo. ¿Pero quién mató al piropo? ¿En qué momento comenzó la indiferencia callejera? Yo tengo mi teoría al respecto. Pienso que el cambio tiene mucho que ver con la evolución social ocurrida en España en las últimas décadas. El miedo a parecer tercermundistas, las quejas de algunas feministas que confunden el halago con el menosprecio, y el cambio de roles entre hombres y mujeres ha hecho retraerse a los varones, como si gritar «¡Guapa!», al paso de una de estas nuevas mujeres profesionales e independientes fuera una guachafada. Cierto es que algunas feministas se ofenden con los gestos que antes llamábamos ‘caballerosos’: retirar la silla para que se siente una señora, dejarla pasar primero por una puerta… pero les aseguro, caballeros, que no todas las mujeres somos así de fundamentalistas. A mi modo de ver, el machismo implica otras actitudes más profundas y desagradables que el permitir que nos ayuden a ponernos el abrigo o que nos piropeen el vestido que estuvimos horas eligiendo para una cita. Tampoco es ningún síntoma de modernez el pasar delante de una chica guapa y mirarla con el mismo desinterés que a un señor de bigote. Es una pena que, en la adaptación a las nuevas actitudes entre hombres y mujeres, hayamos perdido la galantería. Nada tienen que ver churras con merinas. Nada tiene que ver el piropo con el respeto, y no hace falta llegar a Cuba para darse cuenta de lo agradable que resulta un halago masculino. Ya les digo: ahora que es tanto más fácil viajar hagan la prueba en otros países. Verán que la desaparición del piropo es un fenómeno sólo español. (A Dios gracias, pues yo, con mi proverbial minúscula autoestima, ya pensaba que me había vuelto demasiado vieja para cosechar un «¡guapa!» callejero.)
Carmen Posadas

Un abrazo
Rafa

Laura dijo...

¡Qué decirte de España! Algo muy similar, seguramente, aunque no tengamos el condimento napolitano, que sin duda imprime carácter, el condimento ibérico también tiene lo suyo. Te felicito, has conseguido hacer un arte de lo que muchas consideran una zafiedad. Aquellas que más lo desprecian, te diré, son las que más disfrutan y necesitan de ello. Otro dato, el 90% de las ocasiones nos percatamos de las miradas, otra cosa es que nos hagamos las despistadas o las interesantes.
Creo, que voy a hacerme con unos zapatos rojos de tacón...
¿Qué opinará Miriam de todo esto?

Camino del sur Pilar Obreque B dijo...

Aca es muy parecido a lo que relatas salvo algunos que no son nada indirectos y te largan cada piropo sobre todo cuando se envalentonan un grupo de obreros de la construcción.
Las sutiles miradas son las más agradecidas creo, las evidentes pachotadas son muy desagradables.

sl2

Marcelo dijo...

Hola Isol! qué bueno que te haya gustado. Vos me salís de testigo de lo que se ve por aquí...Aunque hay pasiones que matan!
Un saludo

M. Eugénia: parece que el gremio que monopilza los piropos por allí es el de la construcción. Aquí también los camioneros y repartidores de mercaderías en general le disputan el liderazgo. Por otro lado aquí la edad de la fémina no es impedimento tampoco para el tema que estamos tratando.
Buen fin de semana!

Hola Rafa: gracias por la nota que trajiste aquí! Y coincido con la autora, a veces a los hombres nos intimida aparecer como cavernícolas. Pero tiene alguna que otra ventaja el tercer mundo, ya que podemos expresar más libremente nuestras sensaciones.
Un abrazo

Marcelo dijo...

Gracias Laura! Por los comentarios elogiosos, y también por el dato revelador acerca de la recepción de la mirada masculina, que al fin y al cabo es de lo que trató el informe. Miriam lo sabe y según el día, me avisa si no alcancé a ver a alguna mujer que a ella le pareció bonita, y otras me reclama por la mirada. Pero en general no hay problemas con ello, porque se compensa con las veces que la mirada es ella.
Besos

Marcelo dijo...

Camino, parece que los obreros de la construcción han ganado la partida sobre los piropos. Pero respecto de la miradas, tu comentario y el de Laura me hacen reflexionar acerca de la "contramirada" femenina, que parece ausente, pero veo que no lo es...
Un saludo!

Verbo... dijo...

Creo que la naturaleza es bondadosa en crear seres bellos, dignos de admirar.

Un beso ♥

En cuanto a lo blanco y negro, fusionado en gris...creo que guardarse puro es bello, y tornarse en gris es arriesgado y digno de admirar, pués se requiere valentia para soportar las críticas de lo in-puro.

Viviria y vivo ambas instancias, y todo tiene su belleza, depende de los ojos con que se mire y la intención del corazón que mira.

Un beso ♥

M.

Arcángel Mirón dijo...

Yo, como mujer hermosa y mirada por la calle (ejem) declaro que sí, que el murmullo es un asco. Eso de "mmmbsbbtetas.... msncsssbsscola" es asqueroso.

Lo demás, todo bien.

Anónimo dijo...

Uf, Marcelo,aja
se nota que "sos" argentino, que la sangre napolitana no ha desaparecido, que el regateo lo dominas a la perfección, que jamás te quedarás sin tener nada que decir, y que además, "sabés" decirlo bien..jeje

Me he reído un rato leyendo tu entrada, es genial. Aquí ha bajado mucho el nivel d elos piropos, pero lo cierto es que a todas nos gustan...auqnue pongamos cara de no haber oído nada!.

A mí me parece precioso; y además, nunca te sientes "desnuda" como con algunas miradas tremendas ...que son peores, y en silencio.
Que viva el piropo salao!

Un abrazo

Casandra dijo...

Qué simpático eres, JAJA. Pues yo creo que en España los hombres suelen ser menos elegantes y más descarados, la verdad. Pienso que los argentinos tenéis una gracia especial para mirar. Aquí lo que abunda es el macho ibérico que te clava los ojos de arriba abajo y te hace sentir super incómoda. Aunque tampoco es que todos sean así, por supuesto.
¡Un abrazo y gracias por visitar mi blog! :o)

CarmenS dijo...

Siempre que no la incomodes a ella, que no la abrumes si es joven, que no la hagas sentir un objeto sin personalidad... que no pierdas el respeto, la consideración...

Marcelo dijo...

Gracias por tus comentarios Verbo!
Un beso

Gilda: me hiciste reir con tus murmuraciones, exactamente a esas me refería! Como dije en el texto, no las recomiendo ni las digo, imaginate si un día nos cruzamos por Bs. As. y justo empiezo nbvbfgdta.... y shdhhla....
Te mando muchos bvcxxxmmmggrsaioosos

Marcelo dijo...

Only! Gracias por tus comentarios y por transmitirme tus sensaciones al respecto. Es que las estoy apuntando todas como banco de datos, por si las necesito para futuras entradas...
Un beso!

Casandra: muchas gracias. A mí también me hizo mucha gracia lo de macho ibérico...Qué atuendo usará este caballero?
Un beso

Apunté todo Cecilia, pero mientras repasaba tus consejos para no meter la pata, ella ya dobló la esquina y no la pude ver...
Un beso!

Raquel dijo...

ja ja ja, muy buena entrada, sí señor.
Nada más divertido, popular y barato que la práctica de dicho deporte. De hombre a mujer, de mujer a mujer, de mujera a hombre, de hombre a hombre. ¡Cómo no!
Un abrazo

Soledad Sánchez Mulas dijo...

¡Estupenda descripción, Marcelo!

En España también se ejercita con frecuencia... pero aquí se usa y abusa del "piropo" murmurado. Y sí: cuantas veces se han encontrado con un: "¿sí, que me decías?" que ha hecho sonrojarse a más de uno.

Es estupendo este artículo, me he reído mucho.

Un beso.

Soledad.

Marcelo dijo...

Raquel, me has abierto el espectro a límites impensados. Tomaremos la propuesta para observar qué ocurre...
Un saludo

Soledad: en el piropo murmurado, habrá intención de ser oídos? nunca alcanzo a saberlo...
Gracias!
Un beso

A.Ch.González dijo...

Es curioso, nunca habría imaginado que podría desmentir a Dña. Carmen Posadas en un comentario.
No puedo estar más en desacuerdo con ella.
Tengo la misma suerte que ella de haber sido piropeada en muchos lugares del globo, y puedo asegurar y aseguro que España sigue siendo el número uno en lo que se refiere al "arte" del piropo y la mirada (no el deporte). Cuando el hombre español de la edad que sea, lanza un piropo, sonríes, porque no te queda más remedio que hacerlo. Porque lo hace con arte, porte y chulería. Se para en medio de la calle para mirarte sin complejos y cuando pasas por su lado te suelta un: "Como me gustaría ser zapato, guapa (y ese "guapa" rotundo y bien dicho no hay hombre en el mundo que lo supere), para poder estar siempre a tus pies", mientras lo acompaña con un pase torero.
Ante eso, si no sonríes, es que necesitas un sonotone y gafas bien graduadas.

Saludos Marcelo.

Bitacoras.com