martes, 28 de julio de 2009
El rubio de Galerías Pacífico
El truco del rubio era simple: regalaba almanaques por $2.-...
Se ponía en la puerta de las Galerías Pacífico con un pilón de almanaques de bolsillo en la mano, y cuando pasaba una turista, le entregaba uno. Ella lo agradecía y seguía con prisa a la galería, para sentirse “segura” (ay! ese miedo que nos da en el extranjero y que pide a gritos un shopping protector…) Producida la “confusión” el rubio aclaraba que no, que no era un regalo, que era una colaboración (sin decir para qué entidad de bien público) Digamos que con dos pesos (mejor orientar a la donante y no confiar en su generosidad) malentendido resuelto y una obra benéfica hecha… Y ellas se lo daban! Yo creo que era sólo para poder zafarse de él rápidamente. Tenía una socia pero al contrario de lo que uno pudiera sospechar, trabajaba menos. Es que los hombres no queremos nunca, nunca, darle dinero a una mujer….a la vista de todos!
Su secreto era la pinta: rubio, alto, ojos azules, dentadura perfecta…no era un sospechoso indio pedigueño como los demás.
El asunto es que el tipo me molestaba. No por la pequeña estafa (trabajando en la calle es casi imposible sustraerse a una u otra forma de engaño) sino por la sucesión de pequeñas estafas: primero al aprovecharse de su “germanidad” (eso no es tan grave, la culpa es de las chicas) luego la entrega obsequiosa (es culpa de las señoras, una no puede aceptar cualquier regalo por allí) y al pasar de largo, el grito y la explicación. De a una todas las movidas son inocentes, pero sumadas me parecían casi un delito. Por eso nunca me cayó bien el rubio. Y yo paso casi todos los días por ahí. Un día se me acercó la socia y le acepté el almanaque a toda velocidad como si fuera un regalo. Tuvo que correr cien metros para “explicarme”. Me parece que me insultó cuando no le di plata...
Un buen día el rubio desapareció. La verdad es que no me di cuenta hasta que lo vi la semana pasada, en pleno temporal, vendiendo paraguas en Santa Fe y Pueyrredón, una esquina muy movida pero no tan turística como la otra. Un clásico de la venta ambulante: paraguas en días de lluvia, barbijos en plena gripe “A”, gorras en verano.
La verdad? Me decepcionó. Lo prefería estafador de guante blanco. Ustedes me dirán que no tengo paz, lo cual es cierto. Pero para mí, la creatividad ante todo. Y él había inventado algo. Al fin y al cabo, los paraguas callejeros no son mucho más útiles que los almanaques de bolsillo. Rara vez resisten una lluvia más o menos fuerte. Antes tenía más glamour: el tipo, correteando brasileñas, españolas, chilenas o norteamericanas para pedirles dinero con su sonrisa inoxidable, era un artista…
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24 comentarios:
A pesar de todo, siempre hay gente que goza de impunidad, a quienes todo se le perdona.
Que son parte de un paisaje, y a los cuales se les toma cariño.
Lindo Marcelo.
MAGAH
Asi es, andas de estos caballeros por los lugares centricos y turisticos de nuestra linda Buenos Aires, me tope con un muchacho de unos ojos azules únicos que logro hinoptizarme, pero la verdad no me saco un mango, jajaja
Genial Marcel.
Besos.
¿¿¿aprovecharse de su germanidad?????
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!
El que tiene hechuras que las use...
Los guapos a timar...que es seducir...
Un beso desde Johannesburg!
¡Vaya con el rubiales! Seguro que se forró. Menudo truco del almendruco... Besotes, M.
Sí, yo lo veía siempre!!
No sabía que se había "mudado".
Era rapidísimo el pibe, y no perdonaba una, ganaba con pibas y veteranas por igual.
Una pena el descenso de categoría ... el gamour siempre tiene más onda!
Un saludo!
Seguro que alguien le copió la idea y hasta le quitó el sitio, las ideas vuelan y entierran a sus creadores.
Un beso Marcelo
"Era un artista..."
Me encanto!
Besos...
Es evidente que el rubio no te gusta, y haga lo que haga no va a gustarte, tanto si vende como si estafa hay algo en el que te echa para atrás. No, no me vale la excusa de que lo preferías "artista".
Por cierto ¿qué son barbijos?
Besitos
Bueno, hay algo muy profundo en toda esta historia me parece. Los rasgos arios (y caramba, ario en sánscrito es “arya” y significa “noble”) connotan una suerte de confianza, ¿simpatía? en nuestro país.Y algunos etc. en positivo. Digamos que en el semblanteo fugaz el rubio tiene las de ganar y lo sabe.
Me recordó la anécdota de una buena vecina mía. La dama, señora de setenta largos vive en una casa grandota, elegante y rodeada de poderosas rejas y sistemas de seguridad. No obstante, hace un par de años, fue asaltada, maniatada y golpeada por una pareja de ladrones. Cuando los policías preguntaron ¿Por qué dejó entrar a su casa esas personas desconocidas? Ella les respondió “Pero m´jito… ¿Cómo iba a desconfiar de ellos? eran altos, rubios y estaban… tan bien vestidos! En fin.
Jajajajajajá! “Sonrisa inoxidable”, muy bueno! Ah, sus capturas del cotidiano son antológicas!
¡Muchas Gracias! Tenga muy buenos días Escritor!
Se nacerá con un don para estafar o se aprenderá con los años?
Besos
Una pena que el rubio no empleara su "creatividad" para algo más provechoso que estafar a la gente.
Muy bueno tu blog, Marcelo
Un post con mucha enjundia mi querido Marcelo: el aspecto del rubio estafador, su impunidad, su socia, la ingenuidad de las turistas, la protección del shopping. ufff, mucha tela para cortar. Concuerdo contigo en que el sujeto bajó de categoría y también perdió ante mis ojos, prefiero la creatividad, vender paraguas en día de lluvia, eso lo hace cualquiera.
En uno de mis dos antiguos barrios, en la sagrada familia de barcelona, los que vendían paraguas eran chinos...los pakistaníes vendían rosas o repartían bombonas de gas butano solo por la propina ( el importe iba directo a la compañía) y los gitanos-rumanos mendigaban mientras tocaban el acordeón...sólo algun junkie, mediomuerto en los bancos del parque , era rubio.
un abrazo
En tiempos de crisis... a lo mejor el hombre su verdadera vocacion es la de paragüero recalcitrante...
Ja!
"la culpa es de las chicas..."
"la creatividad ante todo..."
genial leerte.
un verdadero articulo.
El rubio , lo recuerdo perfectamente , creo que fui una de las primeras que no convenció y a partir de ahí se dedicó a la venta de paraguas...
Un besote .
Hola, Marce! Sheguéeeeeeeee! Jaja.
Ufff, ando a mil de visita por todos lados, recién llegada de vuelta al hogar en Mendoza. Un placer haberte conocido.
Justo estuve el lunes almorzando con mis hijos en Galerías Pacífico, jaja. Nunca lo vi. Hay de todo en la viña del Señor, che.
Ya te linkeé a mi blog!
BACI, STEKI.
Marcelo
Realmente El rubio es un todo rubro,para la cartera de la dama y el bolsillo del señor,pero,NUNCA NUNCA !!!se debe perder el invicto de la creatividad.
Un abrazo
Cuentos que se encuentran buceando en lo cotidiano. ¡Como me gustan!
Una nota algo tardía: el barbijo es eso que se ponen sobre la cara los médicos antes de operar y que por causa de la gripe "A" por aquí se transformó en objeto de deseo.
Con la sequía que hay, acá va muerto el rubio...qué pena!!! Y yo que ando necesitando un calendario y una sonrisa. Lo que menos un paraguas. Que me dé la lluviecita...y me arrastre todooooo.
Ay...qué amarrete!!! Te agarraste del rubio para hacer una entrada, no largaste ni dos pesos y encima.....te sentís decepcionado!!!
Menos mal que el relato es genial!!! si no, se me caía un ídolo.
Besitos.
Hasta hace poco tiempo había dos "rubios" en la puerta del supermercado que está en Av. Santa Fe entre Riobamba y Ayacucho que actuaban con la misma metodología: ellos "regalaban" tarjetitas con los signos del Zodíaco...
Un abrazo.
Antón.
Fe de erratas: no eran almanaques. Eran signos del Zodíaco.Y es verdad. También lo vi en el viejo "Norte" al rubio alto.
Gracias Antón!
conmigo el rubio pifiaba , era un muerto... soy una de esas señoras que no les da guita a los tipos....en público!
hi, rico!
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