miércoles, 1 de julio de 2009

Ultimas noticias de Rayuela


El Hurgador de Libros andaba en otra cosa cuando su teléfono sonó. La llamada era de la escuela adonde había devuelto "Rayuela" la semana anterior. Cumpliendo con su palabra de informarle si tenían registrado el libro, la bibliotecaria le dijo que lo habían "descartado" porque le faltaban hojas.
Eso llamó la atención del Hurgador ya que en su momento no lo había notado. Pero recordó que cuando compró el libro no había tenido tiempo de revisarlo, porque volvía hacia la caseta la primera interesada, aquella a quien se lo birló. Y luego, cuando vio el sello de la escuela y sintió que ya no sería suyo, no lo tocó más. Así que concluyó que era posible que le faltaran hojas sin que él lo hubiera notado.
La bibliotecaria también le dijo que no podía volver a aceptarlo por el mismo motivo. Al Hurgador eso no le gustó nada. Por empezar, la palabra "descartado" le pareció ofensiva para un libro, especialmente ese libro. Creía que valía la pena poner un esfuerzo mayor en él, especialmente si se trataba de una escuela. Tampoco le gustó imaginar el periplo del libro, desde el "descarte" hasta aparecer en exhibición, a un bajo precio pero precio al fin...
Pero entendió el Hurgador de Libros que el mundo es difícil de cambiar. Que en todo caso debería aspirar a modificar -si tenía ganas- a los vecinos de su cuadra, o bien cambiar él mismo...
Mientras seguía reflexionando y oyendo ausentemente a la bibliotecaria, volvieron sus instintos de cazador, aquellos que lo asaltaron al ver por primera vez el libro.

- Entonces, si no lo quieren, ¿podrían devolvérmelo?
- ¡Claro!
dijo la bibliotecaria de la escuela.

El Hurgador estaba treinta y cinco minutos después con el libro en su poder, y una hora más tarde con la última hoja (¡sólo le faltaba la última hoja!) recuperada....

Todo esto sucedió la semana pasada y el Hurgador de Libros demoró en contárnoslo a los dueños de este blog. Cuando le reprochamos esa omisión, alegó que no le gustaba el final de la historia. Que su sentido de justicia poética le decía que el libro debía terminar en el sitio al que pertenecía: la biblioteca de una escuela, donde quiso creer que aún jugaban a la rayuela. Y sintió cierta desazón, más allá de la alegría por haber recuperado el libro. Por nuestra parte, manifestamos nuestra opinión en contrario: a La Menor Idea le pareció que la justicia poética estaba presente en este final, puesto que el libro volvió a las manos de quien en todo momento demostró su interés, nos arriesgamos a decir su amor (nada liviano, por cierto) y que estaba bien que fuera de él. Luchó por arrebatárselo a la dubitativa interesada, y fue volando a buscarlo a la no encantadora escuela descartadora. De manera tal, querido Hurgador de Libros, que puede quedarse tranquilo con Rayuela. Porque el libro es suyo.




Nota de los editores:
Agradecemos al Profesor Hermann Burmeister por habernos facilitado el texto de la última hoja que le faltaba al libro del Hurgador, el que como ya tenía la famosa página del capítulo 7 que nos ilustró Susana, se ha transformado en un libro completo, perfecto.

Agradecemos también a Pamela porque con su entrada "Rayuela" animó al Hurgador de Libros a contar el último capítulo de su historia. Es que al ver en su blog la misma tapa, un poco más vieja que la suya, se emocionó y entre vinos y ginebras solventados por nuestra producción, soltó la lengua.
La tapa del libro de ella encabeza este post, y la del Hurgador, lo termina.





27 comentarios:

Cecy dijo...

Que simpatico me cae el Hurgador de libros.
Y el final de la historia es merecida.

Disfruta del libro, besos.

M dijo...

Dios mio, este hombre ya se está portando como serial killer :oP, me da miedo!!!!!!!!

marichuy dijo...

Marcelo

En mi otra vida, yo querido ser como Tú... Hurgador de Libros y encontrarme con una edición de Rayuela igualita a esa.

Un beso

Merche Pallarés dijo...

¡Buen final! El Hurgador hizo justicia devolviendo el libro pero como no lo quisieron, ha hecho muy requetebien quedándoselo además recuperando las desaparecidas hojas.
Se ve que su amor no era NADA liviano... Besotes, M.

Lena yau dijo...

Me has hecho volar.

(texto, foto)

Me has devuelto cosas que pensé perdidas.

(como el libro)

Me has hecho sonreir.

Me has hecho pensar lo imprescindibles que son los amores no livianos.

(La magia está en cada esquina)

Gracias, Ch.P.

Juan Duque Oliva dijo...

Este hombre si no obra en conciencia se lo comen los gusanos por dentro, ojalá aprendieramos un poco de él.

Un abrazo Marcelo

Juan Luis G. dijo...

Todavía quedan justicieros. Eso está muy bien.

Un abrazo

Campanita de BarZaires dijo...

Marcelo, gracias por venir, asi que he seguido tus pasos y he llegado de nuevo hasta aqui, esta semana pasada estaba en Barcelona, cuantas cositas me había perdido, entre ellas a Gardel, me encanta tu blog y como escribes, me gusta el Hurgador de libros, y me alegro del este final, un gusto leerte, nos haces vivir la historia e imaginarla, hasta ponerle cara al propio Hurgador, ver las calles, la Biblioteca, nos haces soñar.
Un beso.

Campanita de BarZaires dijo...

Marcelo, te linkeo en mi blog espero que no te importe.
Un beso.

Anabel Rodríguez dijo...

El Hurgador de Libros se ha convertido en mi héroe, espero que no te importe Marcelo. ¡Quiero una foto suya!
Besitos

gloria dijo...

Que el Hurgador de Libros piense que este final no es lo suficientemente romántico, lo hace más romántico aún... Me alegro muchísimo por él, porque merece ese tesoro, merece que su amor (nada liviano) tenga un final de cuento...
Un abrazo, Marcelo.
(mil gracias)

Miriam dijo...

Las acciones justas no siempren tienen la recompensa esperada.
Bien por el hurgador que se animó a recuperar su tan preciada rayuela.
Al final, los finales felices no siempre son como debieran ser. Este final feliz, es mas feliz de lo que nos hubiéramos imaginado.

Luna dijo...

Estoy de acuerdo que este es el final perfecto. El Hurgador merecía el libro y el libro lo merecía a él.

Besos

alba dijo...

Pues me parece muy justo que, finalmente, el libro vaya a formar parte de la biblioteca personal del HUrgador. Se lo merece, mucho, después de tanto esfuerzo. Qué maravilla de historia, Marcelo, la esperaba con ilusión y ha terminado con una sonrisa en mis labios.

Un beso.

Isabel Estercita Lew dijo...

Hola Marce, yo a ese hurgador simplemente lo amo. Al leerte sentí un tipo de ternura casi olvidada.
Gracias Marce

Beijos

PD: Sí, voy

Estercita

Mariela Torres dijo...

¡Pero claro que se lo merece! Pobre Rayuela despreciada, si le faltaban hojas se las hubieran puesto, no es tan difícil con la tecnología de la fotocopiadora y el pegamento.

Besos.

esteban lob dijo...

Toda esta historia me hace creer que con la desaparición de hojas, al menos en algún momento, la Rayuela de Pamela y la Rayuela tuya...son distintas.

Saludos.

miralunas dijo...

si el hurgador me invitara a la rayuela..., que bello, no?
(le dejo una "rayuela" que no es un libro, pero tampoco un "amor liviano!)
Y fuimos amándonos solo hasta mañana, como jugando.
Como inventando una colorida rayuela, con tus lápices y mi libreta de notas.
Mirándonos en el uno, riéndonos en el dos y el tres, redimiéndonos en el cuatro, alimentándonos de deseo en el cinco y el seis, re conociéndonos en el siete, enlazándonos en el ocho, abrazándonos en el nueve, encielándonos en el diez, como en una mágica rayuela que se repite y se repite. Y se repite.

hasta mañana, chico!

Cecy dijo...

:)

Ya lo hice, querido amigo!!!

Susana Peiró dijo...

Curioso el comportamiento del colegio...y de la bibliotecaria, la primera persona que debió notar la ausencia de sólo una hoja!
De todas formas, pocas veces un libro tuvo un destino tan auténtico...como su dueño.
Enhorabuena por ese encuentro!

Un beso!
PD: Delantera de los ´30 femenina: Victoria Ocampo (le pone el 10 en la espalda o arreglamos afuera!) Niní Marshall, Carola Lorenzini (volante), Lola Membrives, Sofía Bozán, Silvina Bullrich, Delfina Bunge de Gálvez, Margarita Caprile, Gloria Alcorta, Norah Lange, Pilar de Lusarreta, Maria Rosa Oliver y Herminia Brumana.

Susana Peiró dijo...

Tooooodas, lo que se dice toooodas las chicas no estuvieron en el París de los 30, se lo concedo.
Peroooo, en Argentina teníamos nuestro propia "Monparnasse", femenina para más datos!

No sólo por París pasó el arte!

Helena dijo...

El hurgador de libros es un tipo cabal. Me gusta su estilo y el tuyo ;-).
Un beso Marcelo.

Viviana dijo...

Yo creo que se hizo justicia. El libro está en las manos de quien debe estar, el Hurgador que sabe apreciar un tesoro como ese. No puedo creer lo de la escuela! Si hubiese sido la zaga de Harry Potter, le hubiesen dado mayor importancia... Creo que ese libro viajó todo este tiempo para encontrar a quien le diera su justo valor, el de una joya invaluable. Un beso grande

silvia zappia dijo...

Y llegué tarde! Para el fin del Hurgador!
Bueno, estoy aquí siguiendo una baba de caracoles...y me encuentro con...RAYUELA!
Yo soy poseedora de esa edición! Con todas las hojas!
Y leí todo lo anterior a este final de juego, y ví reflejos del Parque Centenario, donde una persona querida tiene un puesto donde Rayuela está a la vista pero no se vende....

Bueno, me parece bien que el libro sea suyo,Hurgador.Usted lo merece.


Te dejo un beso,Marcelo.Volveré a leerte y ponerme al día con este sitio, que me gustó mucho.

Pame Recetas dijo...

Más Hurgadores y menos escuelas como esa es lo que precisamos.

De paso: de acuerdo con Susana.

Saludos desde el Poniente

Anabel Rodríguez dijo...

No te mofes de mi heroe. ¿hay algo malo en querer una foto suya? ¿tan feo es?
Besitos

karina Androvich dijo...

Me encantó esta historia del "Hurgedor de libros".

La venía leyendo sin decir nada y acá me rebalso en felicitaciones.

Muy bueno todo el blog

Saludos!

karina

Bitacoras.com