miércoles, 15 de octubre de 2008

Recuerdo de provincia

Música de esta entrada: Yupanqui

Cuarenta años después de la muerte de su padre, el primer recuerdo que guardaba de él seguía siendo el mismo. No de cuando le enseñó a andar a caballo, ni cuando le metió un rebencazo por haber echado a perder el fuego que le encargó que cuidara. Tampoco cuando le dio los primeros pesos para que fuera al baile del pueblo.


Lo primero que recordaba del viejo era el ruido que hacía al orinar en el baño de su casa. Ese chorro largo y sonoro, de vejiga hinchada y urgida, que salía primero como un bombazo, y que luego de un tiempo que a él le resultaba interminable al otro lado de la puerta, comenzaba a ceder hasta que las gotas anunciaban el final.

Quizás fuera porque hablaban muy poco, pero nunca entendió por qué él, que se pasaba el día entero trabajando en el campo, no meaba en la soledad de la llanura pampeana, en vez de aguantarse hasta llegar a la casa.

Sí sabía de lo orgulloso que estaba cuando cambió el agujero que no era más que una letrina por el baño de "ciudad", pero nunca pensó que un paisano pudiera tener urbanidad, y encima a medias. A medias, porque apenas terminaba la faena salía de inmediato, sin lavarse las manos siquiera.


Y ahora que volvió a la vieja casa paterna para entregársela al nuevo dueño, lo asaltó una vez más el recuerdo de esa manera de orinar que, hiciera calor o frío, golpeaba escandalosa en el fondo de la taza del inodoro y que sería, para siempre y por sobre cualquier otra cosa, la sonora presencia de su padre.


22 comentarios:

xxxxxxxx xxxxxx dijo...

Y que triste cuando ya no ocure, cuando llega la tarde y no suena la taza, ya el viejo no está. A veces no apreciamos esos momentos, sucede que cuando no estan, entonces nos damos cuenta del ran vacío.

Linda historia, muy intima y muy universal. Esas son las grandes historias, las que merecen ser contadas porque tocan el alma de todos.

Un gran beso a mi querido amigo invisible.

Merche Pallarés dijo...

Qué curioso recordarle por eso... pero las cosas más anodinas son las que quedan grabadas para siempre. Muy tierno tu post, querido Marcelo. Besotes, M.

Lore dijo...

me encanta cuando narras!
y es que, ya te lo he dicho alguna otra vez, me transporto y me meto en la historia con una facilidad ... hoy pude oir el sonido del pis y, lo creas o no, me recordó a mi padre! que meaba así, a lo grande y ruidoso, sin importarle nada más que el placer de la descarga ...

m.eugènia creus-piqué dijo...

Que triste recordar a un padre por su manera de orinar pero así son los recuerdos, no los podemos escoger, ahí estan.

Martine dijo...

Es muy curioso pero las cosas importantes y que quisieras recordar... no hay manera ... en cambio cosas triviales... A veces un olor te trae a la memoria una imagen... pero imagenes de seres queridos, si no fuera por las fotos o cintas de vídeo.. se te borran completamente...

Emotivo y precioso texto Marcelo, pero ya sabes lo que opino... todos tus "Alter Ego" escribís de maravilla...

Un beso.

olhodopombo dijo...

Fuerte, non?

olhodopombo dijo...

sobre Narciso,
podes me indicar em que mes
esta o texto??????

Arcángel Mirón dijo...

Me suena a autobiografía. Apócrifa, tal vez, pero autobiografía al fin.

Laura dijo...

HAy que ver cómo son los recuerdos. Normalmente, cuando la gente escribe, describe recuerdos de olores, colores, de manos, de ojos de miradas. Pero tú nos llevas a la realidad. ¿Por qué no recordar la forma de orinar de alguien con el que conviviste tantos años? ¿Por qué no?
Un saludo

CarmenS dijo...

Yo lo creo posible, aunque sería más bonito recordarlo por la voz, por la mirada... Pero la memoria va a su aire

fritus dijo...

lo de la meada es lo de menos...pero está jodidamente bien escrito, man...de verdad...uno se imagina al pobre gaucho corriendo hacia el water y a su hijo escuchandolo cotidianamente.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Me ha encantado, Marcelo. Estoy de acuerdo con Fritus... es peculiar el recuerdo, pero lo mejor de este mini-relato es cómo lo has contado. Enhorabuena :)

Marcelo dijo...

Muchas gracias a todos! Es que fue un relato muy escurridizo...
Gracias de verdad. Autobiográfico? Todo lo que escribimos lo es, aunque sea colateralmente (ver Claudio Magris, arriba a la derecha) pero debo reivindicar a mi padre y apartarlo del asunto, entre otras cosas porque vive y no hablo de él....Perdón, los dejo porque tengo que ir al baño.

Anónimo dijo...

Te he votado, jiji.

marichuy dijo...

Marcelo

Entre las muchas cosas que distinguen a tu blog, está la variedad de temas que tocas. Jamás habría creído que hablar de ese ruido pudiera hacerse de manera agradable... traumas de una.

Uno recuerda a la gente ida por cosas como esas; detalles que quizá en vida de ellos te molestaban y que cuando ya no están, añoras.

Un beso

olhodopombo dijo...

lhe respondia a sua pergunta la no blog....

Mariela Torres dijo...

¡Qué linda historia! Y qué bien contada, me parece ver el campo y a sus personajes.

Rebecca dijo...

Ay, me dieron ganas a mí también... corro con impaciencia ;)

¡Escribes muy bien!

(Me agradó que me visites, Marcelo)

Edmundo dijo...

Parece que el hombre era ruidoso. Eso es respetable, cada quien tiene sus mañas.
A mí me pasa algo parecido, pero mejor ni lo cuento.
Está bueno el Recuerdo, Marcelo, telúrico, con el Atahualpa al fondo, es un poeta hombre!
Le dejo saludos.

Anónimo dijo...

me gusta mucho la fotografia

manu dijo...

estas inspirado marcelo!!!!!

lo escrito parece absurdo pero termina siendo nostálgico y sentido.

ana. dijo...

En una de mis películas favoritas: "Todas las mañanas del mundo", uno de los personajes le dice a otro, que la música puede ser cualquier sonido, aún ese sonido que retumba en la taza de tu relato, si proviene de alguien que amamos.

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