miércoles, 21 de mayo de 2008
El árbol de mi niñez
El asunto es así: por un milagro municipal que me pasó mi amigo tocayo, en internet hay registro fotográfico de todas y cada una de las casas de Buenos Aires. Entonces busqué la casa donde viví de niño, hasta el año 1.977. Con mis amigos Claudio, Armando, Mario, el Tano, Riqui, el Gallego, Omar, Horacio y tantos más que ya no recuerdo, nos gustaba jugar a la pelota en la vereda, pero los dueños de las casas vecinas no nos dejaban, porque querían dormir la siesta. Salvo mi mamá, que no tenía problemas con eso…
La dificultad se nos presentaba a nosotros, porque yo vivía justo en la esquina y el juego se hacía difícil, pero como queríamos jugar al fútbol de cualquier manera, inventamos el partido “con vueltita”, que iba del poste de luz de la calle Carhué -que se ve a la derecha- hasta el árbol de la calle Patrón, que se ve a la izquierda. Recuerdo los sustos que le dábamos a las viejitas cuando les aparecíamos en estampida por la bocacalle desierta cinco o seis chicos corriendo detrás de la pelota…
Ese árbol además de servirnos como arco de fútbol, daba a la ventana de la habitación que compartía con mi hermana, de modo que cada vez que abríamos la persiana, era lo primero que veíamos, y nos daba además el primer sonido de la mañana, con los pájaros que en él se posaban. Seguro que no les parecerá un árbol muy especial, en esta foto invernal se lo ve pelado y flaco, pero había pocos en el barrio…Allí nos juntábamos en rueda de amigos de noche y de día, y cuando quería algo de mi casa iba de él a la ventana de mi cuarto, sin pasar por la puerta. Y mi hermana lo aprovechaba cuando estaba frondoso, para espiar desde la ventana al vecino que le gustaba sin que él la viera. En el verano nos sentábamos bajo su sombra y también podía servir de escondite en los juegos.
Han pasado treinta años de esto, nunca más había pensado en este árbol, hasta que Mari Carmen nos propuso hablar de árboles. Para mí era el mejor árbol del mundo.
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21 comentarios:
Que linda historia....yo recuerdo que mi mejor escondite era un gomero enorme que estaba en el jardín de mi casa y desde ahí arrojaba unos "proyectiles" geniales que eran los pequeños frutos amarillos que me proporcionaba el paraíso de la vereda. Como Ud. advertirá en mi época no existía la playstation ni los video juegos y ni siquiera la TV en colores....pero lo pasábamos maravillosamente bien. Buenísimo lo suyo...me subyugó el fútbol con "vueltita". Sin dudas su imaginación lo acompaña desde pequeño.
Uno se adapta a lo que tiene AVR. Y el gomero es bienvenido a las historias con árboles! Habría que ver qué opinaban los vecinos de la disparadora de frutos de la casa del gomero...
Un beso!
Me ha gustado muchísimo tu relato. Ha sido una manera muy bonita de "transportarse" fácilmente a una parte de la niñez y de los buenos recuerdos.
Qué bueno que hayas aceptado el reto de Mari Carmen, ha sido un placer leerte.
Un abrazo
Gracias, Marcelo. Qué calidez y qué hermoso es poder recordar sirviéndonos de algo que queremos, que hemos visto (a veces sin prestar atención) tantas veces a nuestro lado.
Me gusta tu árbol :)
Un abrazo,
uff, como el nogal del patio; cuando lo podaron, porque comenzaba a destruir el tejado, e dió pena, pero ya está creciendo, y da nueces.
(contesto: cuando era niña, en la cocina de pueblo gallego,donde se hacian reuniones las largas noches de invierno, se cantaban esas canciones, y BBAA, bue, como si fuese el pueblo de al lado (la habana, montevideo, méxico etc , también ), al menos ese recuedo quedó en la mente que lo vivió de niña, en la edad fantasía.)
abrazos
p.s: mi canción preferida siempre fué: río manso.La cantaba mi abuela mientras cosía. Mi bisabuela habia estado ahí.
Un bonito recuerdo, Marcelo.
Cuando he vuelto a la calle de mi infancia, era mucho más estrecha (¿O yo más grande?) y me pareció más triste.
Es hermoso evocar los buenos recuerdos.
Un beso.
Soledad.
IMPRESIONANTE!Ese árbol además se transformaba en el arco del Bernabeu, del Cam Nou, del Maracana y hasta del Azteca y del José Amalfitani.Marcelo Buenisimo, además era refugio de tu perrita Chiqui cuando se quedaba afuera!
Hombre, Marce...precioso y emotivo post, sí señor. ( voy a buscar en ggogle maps o google fachadas...-no creo que exista-, mi casa de soltero) Sólo por curiosidad botánica...¿de qué especie era el arbol?.
Un abrazo
Hola Marcelo, llegué hasta aquí por recomendación de Mari Carmen, y ¡qué linda sorpresa! Precioso tu relato, sobre todo porque al ser rioplatense, los recuerdos de la infancia, se parecen bastante.
Las historias simples siempre están llenas de encanto.
Cariños desde Uruguay
Patricia
Siempre se recuerda con afecto los escenarios de la niñez. Suerte tienes que lo posees en una fotografia.
Soy de la opinión de que si no hay árboles no hay referencias urbanas. Yo no sabría asociar una calle, una ventana, un juego, una mirada sin la silueta del árbol que acompañaba la escena. te entiendo, Marcelo. El arbol es la vida. La ciudad no es vida sin árbol, aunque esté llena de gente. Un saludo
Only: Qué bueno que te haya gustado el relato; y el agradecido de aceptar el reto de Mari Carmen soy yo, porque apareció una época que tenía muy guardada, hace mucho tiempo!
Mari Carmen: gracias por la consigna! La disfruté mucho...
Siloam: tus descripciones me llevan a tu tierra, y no dejan de sorprenderme las costumbres que me cuentas!
Es cierto Soledad, en nuestros recuerdos todo se nos presenta más grande. Yo mismo viendo la foto no entiendo cómo podíamos jugar a la pelota en un espacio tan pequeño!
Claudito: vos fuiste protagonista de esos partidos, y en efecto la esquina era el mejor estadio del mundo. Vos te acordaste de la Quichi. Te acordás de Marito?
es cierto, tengo incluso un pequeño relato: recuerdos de una niña", habla de eso.
Hay una señora en el pueblo que volvió cuando el corralito y sólo habla de BBAA.
(hay una polémica tonta sobre un libro de chistes de gallegos por aquí, bah, en méxico hacen chistes de argentinos, en londres de irlandeses, los hay de polacos de catalanes, etc.
lo politicamente correcto destruye mucho, la inocencia, lo 1º)
Gracias Fritus! Seguro que ustedes también tienen algo así para ubicar casas. Yo creo que se trata de un árbol americano llamado "tipa"
Un abrazo
Hola Patricia! Muchas gracias por tus comentarios. Quería decirte que amo tu país, conozco Colonia y Montevideo, y esta última ciudad me parece maravillosa, porque me recuerda a Buenos Aires pero sin su locura. Espero que sigamos en contacto!
Un saludo
Es cierto Cecilia! y fue casi de casualidad, porque hace un montón de años que no voy por allí. Son esas sorpresas que te da internet...
Fernando: Buenos Aires tiene una mala relación espacios verdes/construcciones, con lo cual cada árbol tiene mayor valor aún...
Un abrazo
Siloam: sé de esa polémica. Voy a buscar el relato que dices en tu blog!
Un saludo y gracias a todos por sus comentarios!
Marcelo antes que nada decirte que me llamo Angela , Mari Carmen es nuestra amiga en común.Preciosa entrada la tuya ¡Cuántos recuerdos nos traen las cosas sencillas de nuestra niñez.Te felicito por ser afortunado en aventuras en una calle de ciudad, ahora ya no es posible...y dile a tu hermana que su balcón era buenísimo para ver su amor platónico.Un abrazo.Angela
De acuerdo Angela! Y muchas gracias
Hola Marcelo!:
Tienes mucha razón, todo lo que tiene que ver con recuerdos de nuestro niñez, adquieren una importancia especial...
Entiendo perfectamente que ese árbol, fuera y siga siendo para tí, el árbol
más bello del mundo!
Recibe un fuerte abrazo:)
Hola Marcelo!:
Tienes mucha razón, todo lo que tiene que ver con recuerdos de nuestro niñez, adquieren una importancia especial...
Entiendo perfectamente que ese árbol, fuera y siga siendo para tí, el árbol
más bello del mundo!
Recibe un fuerte abrazo:)
Gracias Sibyla! Y sí, hay veces que encontramos belleza donde parece no haberla...
Un abrazo!
Marcelo
De acuerdo contigo en que uno encuentra belleza donde parece no haberla...
Y también creo que eso tiene que ver con lo emotivo, todo lo que uno ama tiene una belleza especial y única... Y si además está teñida por el tiempo de la niñez es casi perfecta...
Maravilloso recuerdo plasmado en palabras simples que hacen "sentir" "oler""escuchar los pajaros" de ese partido de futbol con vueltita, que tiene como testigo perenne ese arbol especial.
Lindo, muy lindo Marce
Miriam
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